¿Qué podemos hacer?

Q

Martes 22 de junio de 2021

P: Usted ha dejado en claro que 2 Crónicas 7:14 no tiene la intención de ser para los Estados Unidos. ¿Estamos supuestos a quedarnos sentados y observas cómo es que nuestro país se derrumba? ¿Hay algo que podemos hacer?

A

R: Usted está en lo correcto al decir yo no creo que reclamar la promesa de 2 Crónicas 7:14 para los EE.UU., sea apropiado, como tampoco para ninguna otra nación fuera de Israel. Pero tampoco debemos quedarnos sentados como usted lo pone. En lo personal, yo no creo que la población de la verdadera Iglesia esté tan cercana a lo que las encuestas de opinión muestran. Y el Señor dijo que conforme se acerca el final de la era, tendremos poca fuerza (Apocalipsis 3:8). Pero Él también dijo que Su gracia es suficiente para nosotros y que Su poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9).

Entonces, en vez de estar reclamando una promesa condicional emitida a otro pueblo en una época diferente, yo sugeriría hacer algo que Pablo exhortó hacer a la Iglesia en nuestro tiempo, y eso es la voluntad de Dios para que la Iglesia lo haga.

Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los seres humanos; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todo el género humano sea salvo y llegue a conocer la verdad” (1 Timoteo 2:1-4).

Estas oraciones de personas justas son poderosas y efectivas (Santiago 5:16), y debido a nuestra fe nosotros somos justos (Romanos 3:21-22). Entonces, sí, necesitamos orar, pero no por nuestro país. Solamente a Israel se le ha prometido una salvación a nivel nacional (Jeremías 30:10-11).

No importa qué nacionalidad tengamos, necesitamos orar para que el Espíritu Santo convenza a las personas incrédulas que nos rodean, incluyendo a nuestros líderes, para que uno a uno puedan ser salvos y escapar del juicio que de forma segura viene sobre el mundo entero. Eso nos ayudará a vivir vidas en paz y en reposo en estos tiempos problemáticos, y el ejemplo que damos al hacerlo, combinado con la convicción del Espíritu Santo, podría dar como resultado la salvación de un sinnúmero de personas. Eso le agradaría a Dios nuestro Salvador, que quiere que todo el género humano sea salvo.