¿Quién es reponsable por esto?

Q

Jueves, 8 de agosto de 2019

P: ¿Me podría por favor ayudar a responderle a mi hijo de 12 años una pregunta? Él no entiende por qué Dios creó personas como Hitler, sabiendo bien lo que harían aquí en la tierra. Y en su opinión él siente que Dios realmente no quiere que todos vayan al cielo puesto que Dios conoce cuáles serán sus decisiones y aun así Él permite que sigan naciendo personas que están “destinadas al infierno”. He leído Algunas explicaciones en línea, pero yo necesito algo que un niño de 12 años pueda entender.

A

R: Quizás le ayudaría si su hijo entiende que en toda la humanidad, solamente Adán y Eva fueron una creación directa de Dios. Después de eso Él delegó el proceso de nacimiento a la humanidad (Génesis 1:27-28). A eso algunas personas le llaman procreación y significa que son los seres humanos quienes determinan quién nacerá. Dios conoce a cada uno de nosotros desde el momento de la concepción, pero son nuestros padres quienes toman todas las decisiones acerca de nuestro nacimiento. Si Dios decidiera esas cosas no habría niños nacidos de madres solteras, no habría abortos, ni muertes infantiles por enfermedades debido a la pobreza o el descuido, etc.

Los padres crían a sus hijos según sus propias creencias y preferencias y algunas son mucho mejores que otras. Pero eventualmente un niño o una niña llegan a ser lo suficientemente maduros como para tomar sus propias decisiones, y tienen la libertad de actuar de acuerdo a ellas según como les convenga.

Una de esas decisiones es permitir que la muerte del Señor pague por sus pecados, porque nadie “está destinado al infierno”. Las personas que se van allí son las que no eligieron dejar que Jesús pagara por sus pecados para poder irse al cielo. La Biblia dice que Dios no quiere que nadie perezca sino que todos lleguen al arrepentimiento (1 Timoteo 2:3-4; 2 Pedro 3:9), y si dependiera de Él todos seríamos salvos, porque Él envió a Su Hijo a morir por nosotros para que todos pudiéramos serlo. Pero la decisión no es de Él, sino nuestra.

Por consiguiente, cada ser humano adulto es responsable de su propia salvación, ya sea aquí en la Tierra o en la eternidad.