¿De quién era la casa? Seguimiento

Q

Lunes 30 de agosto de 2021

P: Ref.: ¿De quién era la casa? Luego de varias horas de investigar y hacer referencias cruzadas, simplemente no veo cómo es que usted llegó a la conclusión acerca de María, Marta y Lázaro y su relación con Simón el Leproso. ¿Me podría explicar cómo lo hizo, ya que eso me interesa mucho.

Además, por muchas razones, yo tampoco creo que las personas en Lucas 7:37 sean las mismas. El pasaje no menciona la mujer por su nombre y yo no creo que Jesús le habría dicho a María, en ese momento, que sus pecados le eran perdonados. Otras razones es que este fariseo no le mostró a Jesús ninguna cortesía o respeto como creo que las personas del pasaje anterior lo habrían hecho.

A

R: Como lo dije, tanto Mateo 26:6 y Marcos 14:3 sitúan la cena en cuestión en casa de Simón el Leproso. Juan 12:1 dice que es dónde Lázaro vivía. Juan 11:17-18 identifica a Lázaro como hermano de María y Marta, y Juan 12:2 nos dice que Marta servía la cena y Lázaro estaba reclinado a la mesa cuando María ungió los pies del Señor. Mientras que la Biblia no lo dice específicamente, yo creo que es razonable concluir que todos ellos estaban en casa de su padre.

Además, en Lucas 10:38 se nos dice que Jesús había sido previamente invitado a casa de María y Marta, la cual Juan 11:1 identificó que estaba en Betania. Estas dos hermanas no estarían viviendo juntas a menos que estuvieran solteras, y si ese era el caso, lo harían en la casa de su padre.

Puesto que los eventos que rodean Lucas 7:37 sucedieron en la región de Galilea, es lógico asumir que la cena en casa del fariseo se celebró allí también. Betania queda justo fuera de Jerusalén, casi a 160 kilómetros al sur. También, debido a que los fariseos creían que la lepra era un castigo por el pecado, Simón el Fariseo (Lucas 7:40) y Simón el Leproso (Mateo 26:6) no pueden ser la misma persona.

En cuanto a Jesús diciéndole a la gente que sus pecados les eran perdonados, Él empezó a hacerlo desde el mero principio de Su ministerio como Marcos 2:1-12 lo ilustra.