Lunes 27 de diciembre de 2021
P: El domingo anterior en la Iglesia el líder de la adoración nos estaba dirigiendo en oración y mencionó algo que en efecto dice, “Dios no está enojado con usted.” Y eso me puso a pensar… ¿Se enoja Dios con las personas creyentes que de manera consciente y deliberada quieren permanecer en su pecado?
R: Primero, todas las personas creyentes pecan de manera consciente y deliberada. Esa es nuestra naturaleza pecaminosa. Segundo, Dios no se enoja con nosotros por hacer eso. En Colosenses 1:19-20 Pablo escribió que Dios reconcilió todas las cosas consigo mismo al hacer la paz por medio de la sangre de Jesús, la cual fue derramada en la cruz por nuestros pecados.
Eso fue un acto de amor perfecto de Su parte, y como Juan dijo, “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo” (1 Juan 4:18).
Puesto que Jesús fue castigado por nuestros pecados, nosotros no podemos serlo. La lista de pecados que Dios tenía en contra nuestra ha sido borrada para siempre con la sangre de Jesús.
Aun así, las personas creyentes que fracasan en confesar sus pecados pueden caer en la trampa de Satanás al creer que Dios está enojado con ellas por haber pecado y que las va a castigar, y eso es a lo que su líder de adoración se estaba refiriendo. No se dan cuenta que Dios no está enojado con ellas, es su propia culpa lo que hace que estén temerosas de Él. Satanás está usando su culpa en un esfuerzo para colocar una cuña entre ellas y Dios.
1 Juan 1:9 es el remedio para eso: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.”
Aun para las personas creyentes que ya han sido perdonadas, la confesión es buena para el alma, porque restablece la paz en nuestro corazón al aliviarnos de nuestra culpa.
Y aquí está la mejor parte. Puesto que Jesús pagó el precio de todos nuestros pecados, el perdón está garantizado. No tenemos nada que perder sino ganar un corazón que esté en paz.