El sembrador y la semilla

Q

Viernes, 8 de septiembre de 2017

P: Oí a una persona hablar sobre la parábola del sembrador en Marcos 4:14 y me quedé pensando que puesto que mi relación con Dios no siempre ha sido fiel, ¿cómo puedo tener una seguridad de mi salvación y en dónde estoy parado con Dios? Gracias, y gracias por su trabajo en el Señor.

A

R: Marcos 4:14-20 es la explicación del Señor de la Parábola del sembrador y la semilla. El Sembrador es el Señor y la semilla es Su Palabra. Los cuatro tipos de tierra describen los cuatro tipos de personas en el mundo. El camino representa a la gente que tiene el corazón endurecido, en donde Su Palabra no puede penetrar. El terreno pedregoso representa las personas en las que Su Palabra penetra en sus mentes pero no echa raíz en sus corazones. Estas dos clases de personas no son salvas.

La semilla que cae entre los espinos describe a la mayoría de las personas creyentes, en las que Su palabra hace raíz en sus corazones pero puesto que su atención todavía está en las cosas de este mundo, nunca producen fruto para el Reino. Y la semilla que cae en buena tierra es ese pequeño grupo de personas en donde Su palabra penetra en sus corazones y cambia sus vidas. Estas personas creyentes son las que producen fruto.

Si usted es una persona nacida de nuevo, usted pertenece a uno de estos dos últimos grupos en los que la Palabra de Dios ha penetrado su corazón. Usted oyó el Evangelio y creyó en él, y el Señor lo marcó con Su sello y ha garantizado que Su promesa de vida eterna se hará realidad para usted (Efesios 1:13-14). A cuál de los dos grupos pertenece usted depende de si su vida ha cambiado al punto de que usted ya no está preocupado por las cosas de este mundo y está viviendo su vida para el Señor.

Esta parábola nos ayuda a entender que la salvación no es un evento de producir fruto. No beneficia a nadie sino a la persona que es salva. Producir fruto es algo que sucede después que somos salvos. Requiere una vida sometida a la voluntad del Señor y de seguir Su dirección.

Entonces la pregunta no es si usted todavía es salvo, porque en cuanto a la salvación concierne, no es nuestra fidelidad lo que cuenta, sino la de Él. Si usted ha nacido de nuevo siempre será salvo (Juan 6:39-40). La pregunta es cuánto puede el Señor hacer a través suyo en el avance de Su Reino?