Martes 1 de marzo de 2022
P: Yo creo que usted escribió en algún lado que cuando suceda el rapto, nuestros cuerpos mortales serán transformados en cuerpos nuevos inmortales y serán perfeccionados, libres de toda imperfección. Yo también estaba bajo la impresión de que el Cristo resucitado, visible a los Apóstoles y a otras personas en Jerusalén, es un modelo de cómo lucirán nuestros cuerpos resucitados. Entonces, yo pienso que si tenemos cuerpos resucitados, ¿por qué las cicatrices de la crucifixión aún estaban evidentes en el cuerpo de Cristo, los agujeros de los clavos y la herida en su costado? ¿Fue esto específico a Cristo, o hay ciertas “cicatrices” que también mantendremos nosotros por toda la eternidad?
R: El pasaje que usted está buscando es 1 Corintios 15:51-53 y sí declara que en un abrir y cerrar de ojos nuestros cuerpos mortales serán cambiados a unos perfectos e inmortales. Y 1 Juan 3:2 dice que cuando aparezca el Señor seremos semejantes a Él.
También se nos dice en Juan 20:27 y en Apocalipsis 5:6 que las cicatrices permanecen en el cuerpo resucitado de Jesús. Por qué eso es así no se explica, pero los eruditos han tomado el punto de vista de que se han convertido en emblemas de honor, recordatorios visibles de Su gran obra y llevados con distinción, como una medalla o insignia de un rango exaltado. Estas son únicas a Él, identificándolo como el único Salvador de la humanidad. Se ha dicho con toda razón que las únicas cosas hechas por el hombre en el Cielo son las cicatrices en el cuerpo de nuestro Señor.