Jueves 20 de diciembre de 2018
P: He escuchado a ministros de Dios afirmar que cuando rechazaron el llamado de Dios, él envió una tragedia a sus vidas, incluso hasta matar a sus seres queridos. Citan a Jonás como un ejemplo de hasta dónde puede llegar Dios para que alguien obedezca su llamado. ¿Es esta una descripción precisa de Dios? También Efesios 4:11-13 dice que los dones del Espíritu se otorgan hasta que todos podamos alcanzar una unidad en la fe, etc. ¿Tiene la iglesia que llegar a este punto antes de que Cristo pueda venir por nosotros en el rapto o es como resultado del Rapto que la iglesia alcanza esta unidad conduciendo así a un final de los dones?
R: No me corresponde emitir un juicio sobre los detalles del llamado de otra persona. En mi caso, fue mi obsesión con la riqueza material lo que tuve que quitarme de encima. Me cuesta mucho creer que Dios, que no puede castigar a una persona por los pecados de otra, mataría al ser querido de un hombre por su negativa a prestar atención al llamado al ministerio.
De hecho, Jonás hizo que los marineros lo tiraran por la borda específicamente para que no murieran a causa de su desobediencia (Jonás 1:12). Supongo que las historias de estos ministros deben tener más de lo que le cuentan a usted.
Efesios 4:11-13 no se trata de dones espirituales en el sentido de que Romanos 12:4-8 y 1 Corintios 12:4-11 lo son. Creo que Efesios 4:11-13 explica los cinco ministerios que son necesarios en la Iglesia para que pueda alcanzar la unidad y la madurez en la fe.
Según 1 Corintios 13:8-12 los dones del Espíritu cesarán cuando seamos perfectos y veamos al Señor cara a cara, lo que significa que eso sucede en el rapto. Y la única condición que debemos cumplir antes de que eso ocurra es alcanzar el número completo de creyentes (Romanos 11:25).