Temeroso del juicio

Q

Jueves, 24 de septiembre de 2020

P: En Romanos 14:10, Isaías 45:23 y 2 Corintios 5:10 se menciona un tribunal. Todos comparecerán ante el tribunal de Cristo y cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios. ¿Cómo y de qué se hará responsable a la persona creyente? ¿Qué significa para la persona creyente comparecer ante el tribunal de Cristo? Parece una ocasión muy terrible.

A

R: Solo suena como una ocasión terrible debido a las implicaciones negativas que atribuimos a la palabra juicio. La frase tribunal de juicio proviene de una idea que Pablo tomó prestada de los antiguos Juegos Olímpicos que todavía se usa en el mundo deportivo de hoy. Se llamó Tribunal de Juicio y fue donde los oficiales determinaban la calidad del desempeño de cada atleta y les otorgaban coronas de acuerdo a ello.

Hoy, los jueces evalúan las actuaciones desde el estrado de los jueces y otorgan medallas en lugar de coronas, pero es la misma idea.

1 Corintios 3:10-15 es la descripción más clara de la Biblia de lo que sucederá en el Tribunal de Juicio. El juicio se referirá a las buenas obras que hacemos como personas creyentes mientras estuvimos en la Tierra. Algunas de nuestras obras serán juzgadas como valiosas para el Reino (oro, plata, joyas preciosas) y merecedoras de recompensa. Otros no lo serán (madera, heno y hojarasca) y no recibirán recompensa. 1 Corintios 3:15 nos dice que incluso aquellas personas que no tendrán nada que merezca recompensa serán salvas.

En 1 Corintios 4:5 se nos advierte que no juzguemos las obras de ninguna otra persona creyente porque solo el Señor puede conocer los motivos ocultos detrás de ellas. Eso significa que seremos recompensados en función del motivo que inspiró nuestras obras. En Juan 15:5 Jesús dijo que sin Él no podemos hacer nada. Solo las cosas hechas por Su mandato y en Su poder tendrán valor en el juicio. Las cosas que hacemos por nuestra propia iniciativa y con nuestras propias fuerzas no tienen ningún valor para Él.

2 Corintios 5:10 dice: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo.”. Por lo anterior sabemos que lo bueno se refiere a las cosas que se hacen por mandato del Señor y en Su poder, mientras que lo malo se refiere a las cosas que hacemos por nuestra propia iniciativa con nuestras propias fuerzas. Isaías 45:23 y Romanos 14:10 transmiten la misma idea.

Recuerde, nuestra salvación se basa en lo que creemos, no en cómo nos comportamos. Dado que creemos que Jesús pagó la pena completa por todos nuestros pecados, no tenemos nada que temer cuando nos presentamos ante Él.