Viernes 30 de julio de 2021
P: Usted escribió: “Nuestros pecados no confesados no pueden hacer que Dios cambie de manera de parecer acerca de salvarnos, pero sí pueden, y lo hacen, obstaculizar nuestra relación presente con Él. Y debido a que Dios es fiel a la promesa que le hizo a Su Hijo de que el perdón es nuestro con sólo pedirlo. Una vez que lo pedimos, de inmediato somos purificados de toda injusticia; de nuevo somos tan santos como Dios es, y nuestra relación se restablece a su anterior intimidad y somos bendecidos.” Pero si ya hemos sido perdonados, ¿por qué tenemos que pedirlo de nuevo?
R: Si hacemos algo que decepciona, avergüenza u ofende a alguien a quien amamos, deseamos disculparnos porque no queremos que haya nada entre nosotros. Pedirle a Dios Su perdón cuando ya somos salvos es una aplicación del mismo principio.
1 Juan 1:8 dice que si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos. Pero 1 Juan 1:9 nos dice que si confesamos nuestros pecados seremos limpiados de toda injusticia. Estos versículos fueron escritos para la Iglesia, y no son acerca de la salvación, sino que son para poder mantener una relación íntima con el Señor.
Pensar que no es necesario confesarnos porque ya hemos sido perdonados es como pensar que no es necesario disculparnos con un ser amado porque esa persona ya sabe que lo sentimos. Nos disculpamos con nuestros seres amados porque es lo correcto hacer en el interés de mantener la calidad de nuestra relación. Confesamos nuestros pecados al Señor por la misma razón.
Santiago 4:10 nos dice, “Humíllense ante el Señor, y él los exaltará.”