Jueves 19 de enero de 2023
P: Durante años viví una vida con un terrible pecado. Cuando me volví al Señor Jesús, confesé mis pecados en general, pero no pude recordar todos los pecados que cometí a lo largo de mi vida. Ahora confieso mis pecados en general de vez en cuando (me olvido de orar durante muchos días) pero no recuerdo pecados específicos (como tener pensamientos lujuriosos). ¿Todavía soy salvo?
R: Si alguna vez usted fue salvo, entonces será salvo para siempre. Cuando usted le pidió al Señor que fuera su salvador, Él estuvo de acuerdo (Mateo 7:7-8) y envió a Su Espíritu a vivir en usted como un depósito que garantiza su herencia. (Efesios 1:13-14) Desde ese momento usted se convirtió en una nueva creación ante los ojos del Señor, (2 Corintios 5:17) y su viejo yo está muerto para Él para siempre. Nada puede cambiar eso.
Ahora, cuando usted peca, eso puede alejarlo de Dios hasta que lo confiese, pero no cambia su posición eterna con Él porque usted no puede dejar de ser Su hijo. Tan pronto como usted lo confiesa, todo se vuelve a arreglar entre ustedes. Esto es posible porque cuando Jesús fue a la cruz, pagó la pena por cada pecado de su vida, incluso aquellos que aún no había cometido (Colosenses 2:13-14). El perdón es automático cada vez que usted lo pides (1 Juan 1:9)
No es necesario recordar y enumerar cada pecado. Un simple “Perdona todos mis pecados” es suficiente porque a veces ni siquiera usted es consciente de pecar. David aludió a esto en el Salmo 19 cuando dijo:
“¿Quién podrá reconocer sus propios errores? Perdóname de los que no puedo recordar. ¡No permitas que la soberbia domine a este siervo tuyo! ¡Líbrame de cometer grandes pecados, y nadie podrá entonces culparme de nada! Tú, SEÑOR, eres mi roca y mi redentor; ¡agrádate de mis palabras y de mis pensamientos!” (Salmo 19:12-14)
Este es un buen pasaje para memorizar e incluir en sus oraciones de confesión.