Lunes 3 de junio de 2024
P: Quedé embarazada de mi novio del colegio y nos casamos. Cuatro años después conocí a otro hombre y me enamoré de él. Dejé a mi primer esposo y me casé con ese hombre, cometiendo adulterio. Puedo dar excusas del por qué dejé a mi primer esposo pero realmente no hay ninguna por lo que hice. Yo sé que eso era incorrecto.
Después que mi segundo esposo y yo teníamos dos años de casados también tuvimos un hijo y yo empecé a sentirme muy culpable por lo que le había hecho a mi primer esposo. Regresé y le pedí que me perdonara y le dije que yo volvería a él si él lo quería, pero que tenía que traer a mi nuevo bebé.
Él dijo que me perdonaba pero que no quería que yo volviera. Yo siento que hice lo que pude para arreglar las cosas. Yo no quiero irme al infierno ni tampoco quiero que nadie se vaya al infierno por algo que yo hice.
Después de eso fui bautizada y le prometí a Dios que no importa lo que suceda, nunca volvería a divorciarme. Ahora, mi segundo esposo y yo estamos alistándonos para celebrar nuestro aniversario de bosas número 24. La pregunta es: ¿Estoy viviendo en pecado ya que mi primer esposo todavía vive, o Dios ha perdonado mi pecado?
R: Si usted es una persona creyente nacida de nuevo, no se va al infierno no importa qué. Si usted le ha pedido perdón al Señor por divorciarse de su primer esposo, entonces Él la ha perdonado. Si también le pidió a su primer esposo que se reconciliara con usted y él declinó hacerlo, perdonándola en el proceso, entonces todo parece que él y usted están en paz también.
Yo creo que usted debe considerar su divorcio como parte de su pasado y dejarlo atrás, y pedirle al Señor la fortaleza para mantener su promesa de nunca volver a divorciarse.
No importa lo mucho que hayamos arruinado las cosas en el pasado, “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
“Por la misericordia del SEÑOR no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22-23).