A principios de esta primavera el Señor nos trajo la oportunidad de construir una casa para él. Una pequeña congregación perdió su lugar de reunión sin previo aviso y no tenía a dónde ir. Dos vecinos, uno de los cuales antes habíamos construido una casa, cada uno donó parte de su tierra para poder adjuntar una sala de reuniones a la casa del otro vecino. Todas las cosas consideraron que funcionó muy bien. La congregación estaba encantada, y creemos que el Señor también está complacido. Haga clic en cualquier imagen para ampliar el detalle.