Miércoles 26 de junio de 2024
P: De la Parábola del Sembrador, ¿ser fructífero se refiere a los nueve frutos del Espíritu nacidos en nuestro carácter? ¿Las “acciones” o “buenas obras” entonces le siguen al “fruto”? ¿En el juicio de los creyentes para sus recompensas, el Señor nos juzgará sobre obras o sobre frutos, o ambos son lo mismo? Gracias por su ayuda.
R: El fruto que permanece en el árbol no tiene ningún valor. Solamente tiene valor cuando se distribuye para nutrir a otras personas. El fruto del Espíritu mencionado en Gálatas 5:22-23 nace en cada persona creyente. Pero a menos que se manifieste en la forma de buenas acciones no provee ninguna nutrición espiritual a los demás.
El Espíritu Santo periódicamente motivará a las personas creyentes a hacer algún acto bondadoso o de misericordia a alguna persona necesitada. Cuando respondemos a esa motivación entonces empezamos a dar fruto. Santiago 2:15-16 nos da un buen ejemplo de eso;
“Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse», pero no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?”
¿Ve lo que digo?