Domingo, 26 de junio de 2016
Un estudio bíblico por Jack Kelley
¿Es Dios tan inseguro que nos tiene que hacer pasar por pruebas agonizantes para que le demostremos que lo amamos?
Después de haberlo llamado, Dios probó a Abraham. Dios le dijo, “Abraham”. “Heme aquí” respondió. Luego Dios le dijo, “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (Génesis 22:1-2).
Este es quizás el versículo más malentendido de todas las historias para niños, pero las pistas que nos pueden guiar a un entendimiento correcto están escondidas a la vista en el mismo pasaje. Algunas interpretaciones de esta historia nos hacen creer que Dios es tan inseguro que nos obliga a tomar ese tipo de decisiones agonizantes, como la que tuvo que tomar Abraham, solamente para que le demostremos si verdaderamente lo amamos. ¿Es ese el caso, o quizás hay algo más que se escapa a la vista? Veamos.
La primera pista se encuentra en el uso que Dios hace del nombre de pacto de Abraham. Esto nos dice que Él ya había estado de acuerdo en bendecir y proteger a Abraham, y hacerlo padre de muchas naciones. Este pacto era unilateral (Dios había inducido a Abraham al sueño) y no había ningún requisito que se debía cumplir ni ninguna norma de comportamiento era necesaria para validarlo. También, al llamar a Isaac el único hijo de Abraham, queda claro que Dios no hizo que Isaac fuera indispensable en el asunto, y que la intención era que Isaac fuera el hijo de la promesa. Seguramente Ismael, el primogénito de Abraham, también sería bendecido, pero fue a través de Isaac que el pacto fue establecido (Génesis 17:19-22). Aquí podemos darnos cuenta de que ya se ve un paralelo interesante entre lo que Dios estaba pidiéndole a Abraham que hiciera y lo que Él mosmo haría más tarde.
Tu único hijo amado
En Juan 3:16 Jesús es llamado el Hijo único de Dios, pero ¿lo es? Lucas 3:37-38 se refiere a Adán como hijo de Dios. En cuanto a nacimiento físico, Adán fue primero que Jesús, pero Jesús ocupa la posición ceremonial del primogénito, heredando todos los derechos y privilegios. A Jesús siempre se le refiere como el único Hijo de Dios. Ismael le nació a Abraham y Agar 19 años antes de que Sara diera a luz a Isaac, y, según las leyes humanas, este era el primogénito legítimo, pero Dios no lo reconoció como tal. A Isaac se le llama el único hijo de Abraham.
Y luego tenemos el lugar, la región de Moriah. El Monte Moriah es el lugar en donde Salomón construyó el Templo (2 Crónicas 3:1). Justamente al norte del área del Templo Jesús sería sacrificado como una ofrenda por los pecados del mundo, en el mismo lugar en el que a Abraham se le pidió que sacrificara a Isaac. Debemos estar conscientes de que a Abraham Dios no le dijo que le mostraría el lugar, sino que se le diría cuál era, probablemente durante los tres días que les tomó a Abraham y a Isaac llegar allí.
Tres días y tres noches
Al tercer día Abraham alzó sus ojos y vio el lugar a la distancia. Les dijo a sus siervos, “Esperen aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a ustedes”. Abraham tomó la leña para el sacrificio y la puso sobre la espalda de Isaac, y él mismo llevaba el fuego y el cuchillo (Génesis 22:4-6). ¿En verdad era la intención de Dios que Abraham atara a Isaac, lo degollara y luego lo colocara sobre el altar y lo quemara? En Deuteronomio 18:9-13 Dios expresamente prohíbe ese tipo de acción. ¿Le pediría Dios a Abraham que hiciera algo en contra de Su propia ley? Cuando los dos prosiguieron su camino, Isaac le preguntó a su padre Abraham, “Padre mío”, “Aquí estoy” le respondió Abraham, “Tenemos el fuego y la leña; pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?” Abraham le respondió, “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío” (Génesis 22:6-8).
La gracia a través de la fe
Hebreos 11:17-19 explica que Abraham hizo esto por fe, sabiendo todo el tiempo que Dios, quien no puede mentir, le había prometido una larga lista de descendientes a través de Isaac, a pesar de que en ese momento, Isaac no tenía ningún hijo todavía. Abraham razonó que Dios puede levantar a los muertos, y de manera figurada, Abraham recibió de vuelta a Isaac de los muertos. Esto no fue sólo un acto de fe ciega. Al estar en una relación de pacto con Dios y sabiendo Su naturaleza y carácter, Abraham confió en Dios, y puso el resultado en Sus manos. Podemos creer que durante todo el trayecto, Dios le reveló a Abraham los detalles y por eso es que les pudo decir a sus siervos, “Esperen aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a ustedes”. El Señor posteriormente hizo eso (Génesis 22:13) y el cordero inocente de Dios murió en lugar de Isaac.
A mí me fascina ver que todo este drama se desarrolló durante tres días y tres noches. A propósito, la palabra traducida muchacho en el versículo 5 significa un joven en edad militar (18-30 años), y en el versículo 8 la palabra para juntos significa unidos, y se deriva de la raíz de ser uno solo. Aparentemente Isaac ya era una persona adulta y estuvo de acuerdo en este plan todo el tiempo.
Las sombras del Pacto Eterno
Basándonos en estas pistas pareciera claro que Abraham e Isaac estaban actuando dentro de una profecía en la cual el Padre daría más tarde a Su único Hijo como una ofrenda por los pecados y en el mismo lugar en el que estuvo Abraham. Y de la misma manera que Abraham e Isaac, este Padre e Hijo harían lo mismo de mutuo acuerdo, pero en este caso, el acuerdo fue hecho antes de la fundación del mundo, por el cual el Cordero inocente de Dios moriría en nuestro lugar. Entonces tiene sentido cuando Abraham llamó el lugar, “Jehová-Jireh”, que quiere decir Sobre el monte de Dios será provisto.
Y ahora ya conocen la versión adulta.