Cómo interpretar la Biblia

Miércoles 5 de febrero de 2020

Un estudio bíblico por Jack Kelley

La Biblia no es un documentos complejo que necesita años de estudios académicos para poder empezar a entenderla. Yo siempre he creído que la Biblia está supuesta a ser entendida por cualquier creyente que puede leerla y que tiene un serio interés en saber lo que dice. Y lo digo porque creo que la Biblia es mejor verla dependiendo del poder del Espíritu Santo en vez de nuestro propio intelecto. Santiago 1:5 dice que cualquiera de nosotros que no tiene sabiduría solamente necesita pedírsela a Dios y Él se la dará abundantemente y sin reproche.

A la inversa, la persona que no tiene el Espíritu no puede aceptar las cosas que vienen del Espíritu de Dios sin importar su destreza mental (1 Corintios 2:14). Por eso es que escuchamos de tantas personas que han intentado leer la Biblia como incrédulos y se han dado cuenta que no la pueden entender, pero tan pronto cuando nacieron de nuevo, empezó a tener sentido para ellas. No es que se hicieran más inteligentes de un momento a otro, simplemente obtuvieron la visión sobrenatural del Espíritu Santo quien es el que nos enseña todas las cosas (Juan 14:26).

Durante los aproximadamente 25 años que he estado estudiando la Biblia he podido obtener un puñado de principios los cuales también me han facilitado entender mejor lo que dice. Estos principios me han mantenido honesto para saber que es el Espíritu Santo el que me enseña, y no solamente mi infectado intelecto que llega a sus propias conclusiones. De vez en cuando se me pregunta sobre estos principios, los cuales he contestado en varias respuestas, pero ahora los presento aquí.

La regla de oro de la interpretación

“Cuando el sentido llano de las escrituras tiene sentido común, no le busque otro sentido; solamente tome cada palabra en su sentido primario, ordinario, usual y literal a menos que los hechos del contexto inmediato, estudiados a la luz de otros pasajes relacionados y las verdades axiomáticas y fundamentales, claramente indiquen lo contario”. Dr. D. L. Cooper.

Esta declaración ha llegado a conocerse como la Regla de Oro de la Interpretación. Si ustedes ignoran todas las demás y solamente siguen esta regla, podrán evitar casi todos los errores que las personas cometen al leer la Biblia. Y la próxima es similar, es como una versión expandida de la primera.

Literal, histórica, gramatical, contextual

Estas palabras pueden ser consideradas como las más importantes en la hermenéutica bíblica, que es la ciencia de la interpretación apropiada de la Biblia.

Literal significa que cada palabra tiene el mismo significado básico y exacto que tendría en un uso normal, ordinario y acostumbrado, ya sea que se emplee por escrito, hablada o pensada. A menos que se indique claramente lo contrario, debemos asumir que la Biblia expresa exactamente lo que dice. Los ejemplos de pasajes que no están supuestos a tomarse de manera literal son las parábolas, los sueños y las visiones. Estos se identifican como tales, alertándonos al hecho de que deben de ser entendidos de manera simbólica.

Histórica significa que cada pasaje se coloca en su propio ambiente histórico rodeado de los pensamientos, actitudes y sentimientos prevalecientes al momento en que se escribió. En los tiempos bíblicos el punto de vista judío del Mesías era de un líder carismático como el Rey David. En otras palabras, era un hombre, no Dios en forma humana. El saber esto nos ayuda a entender cómo es que fracasaron en reconocerlo, y porqué lo acusaron de blasfemia cuando Él afirmó ser Dios.

Gramatical significa que a las palabras se les ha dado un significado consistente con el conocimiento común en el lenguaje original al momento de escribirlas. La interpretación gramatical también incluye que se sigan ciertas reglas gramaticales reconocidas y en su forma más avanzada, aplicar los rasgos de los idiomas hebreo y griego en el entendimiento del pasaje.

Un buen ejemplo para mostrar la importancia de seguir las reglas gramaticales lo encontramos en Daniel 9:27 en donde el sujeto de la primera frase en el versículo es un pronombre personal. “Y por otra semana [él] confirmará el pacto con [los] muchos”. La regla gramatical con respecto a los pronombres personales es que hacen referencia al nombre personal precedente más cercano. En este caso es “el príncipe que ha de venir” del versículo 26 lo que nos indica que la persona que va a confirmar el pacto con Israel va a ser el anticristo, no el Señor como algunos comentaristas lo han expresado.

La interpretación contextual abarca el tomar siempre en consideración el contexto que rodea un versículo o pasaje cuando se trata de determinar su significado. El Espíritu Santo generalmente ha hecho que los escritores de la Biblia coloquen indicadores en el texto que rodea un pasaje con el fin de guiarnos en su interpretación. En 1 Corintios 9:24-27 Pablo compara nuestra vida con la de un atleta, que se ha entrenado y compite para obtener una corona. La mención de coronas nos dice que el pasaje no es sobre nuestra salvación, la cual es un regalo gratuito, sino que son los galardones que los creyentes pueden ganar después de que son salvos. (En este caso se trata de la corona de la victoria, otorgada a aquellos creyentes que han podido sobreponerse a los deseos de la carne al haberse despojado de los deseos egoístas, los malos hábitos y actitudes, etc.)

Cuando usted se detiene y lo piensa, el leer la Biblia de esta manera realmente tiene un sentido perfecto. Si usted recibe una carta de una amistad usted no necesita ser recordado de estos principios. Usted asume de manera natural que su amistad está utilizando palabras que significan lo mismo para ustedes dos. Usted las entenderá dentro de los parámetros de su experiencia compartida, usted asumirá que las reglas gramaticales que ambos de ustedes fueron enseñados a aplicar, se utilizan, y así usted interpretará lo que esté escrito dentro del contexto de la amistad de ambos. Usted esperaría que su amistad le alerte si algunas de esas suposiciones no se fueran a aplicar, y le explicaría el motivo.

La única diferencia con la Biblia es que fue escrita durante un largo período de tiempo, durante el cual el significado de algunas palabras cambió y, en términos generales, la sociedad es diferente ahora de lo que era cuando la Biblia se escribió. Esto hace que los libros de historia bíblica y una buena concordancia sean un valioso agregado a su biblioteca.

La consistencia de la exposición

Este es un término sofisticado para recordarnos que el simbolismo en las Escrituras tiende a ser consistente. Por ejemplo, a través de la Biblia la levadura se utiliza simbólicamente para referirse al pecado. Por lo tanto, no existe ninguna justificación para afirmar que en la Parábola de la Levadura (Mateo 13:33), y solamente allí, la levadura es el Evangelio. La Consistencia de la Exposición únicamente se aplica a aquellas palabras que son simbólicas, por consiguiente debemos tener cuidado. La afirmación de Pedro en 2 Pedro 3:9 de que con el Señor un día es como 1.000 años y 1.000 años como un día no justifica sustituir 1.000 años por un día cada vez que ese término aparece. Pedro simplemente estaba explicando que el concepto que tiene el Señor del tiempo es muy distinto al nuestro.

La consistencia interna

Siendo la Biblia la Palabra de Dios, no se puede contradecir a sí misma. El Señor es justo y recto así que Él no puede decir algo en algún lugar y luego decir otra cosa en otro. Él conoce el fin desde el principio por lo que no puede cambiar Su manera de pensar o retractarse de algo que Él ha dado. Todo lo que Él dice tiene que estar de acuerdo con el resto de lo que Él dice. Por ejemplo, si la Biblia dice que Dios es el que nos ha confirmado en Cristo y nos ha ungido, y también nos ha sellado y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones como una garantía de lo que viene (2 Corintios 1:21-22), entonces no puede decir que podemos apartarnos de nuestra salvación o que perdemos la misma en algún otro lugar.

El principio de la primera mención

Generalmente cuando un concepto importante se menciona por primera vez, tiene un significado superior en el contexto del pasaje en que aparece. La primera mención de la Iglesia se encuentra en Mateo 16:18 cuando Pedro declara que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Jesús dijo que esta verdad sería el fundamento sobre el cual Él edificaría Su Iglesia. Debemos observar quien estará edificando y de quién será la Iglesia. Al estudiar este pasaje en donde aparece por primera vez un concepto puede sernos de mucha ayuda para la interpretación de otros pasajes posteriores sobre el mismo tópico.

Utilizar pasajes que son claros para interpretar otros que son más oscuros

Algunos pasajes en las escrituras son más difíciles de interpretar correctamente que otros. Cuando uno se encuentra ente un caso como este, lo mejor es localizar los versículos que se encuentran más cercanos al tópico y utilizarlos para ayudar a interpretar los más difíciles. Un clásico ejemplo es Hebreos 6:4-6 el cual, si se toma por sí solo, parece decir que podemos caer y perder nuestra salvación, y si eso sucede nunca más la podremos recuperar. Pero los versículos más claros sobre este tópico se encuentran en Efesios 1:13-14 y 2 Corintios 1:21-22, los cuales evidentemente expresan lo contrario. El pasaje en Efesios dice que somos incluidos en Cristo cuando escuchamos por primera vez el Evangelio y creímos en él. Al haber creído fuimos sellados con el Espíritu Santo como un depósito que garantiza nuestra herencia. En 2 Corintios Pablo fue más allá al decir que el mismo Dios acepta la responsabilidad por hacernos estar firmes en Cristo y por eso nos ha sellado con Su sello de posesión en nosotros, igual a como un ganadero sella, o marca, su ganado.

Al aplicar estos principios debemos concluir que el escritor de Hebreos debe de haber estado hablando de otra cosa. Cuando examinamos el contexto de los versículos posteriores, nos damos cuenta que fueron escritos a los creyentes judíos los cuales estaban siendo atraídos de vuelta hacia el sistema levítico, el cual sacrificaba un cordero para el perdón de los pecados. Para la Iglesia, la muerte del Señor cumplió plenamente lo que aquellos sacrificios solamente simbolizaban, por eso al volverse a los sacrificios anteriores era equivalente a sacrificar a Cristo una y otra vez y sujetarlo a la deshonra pública, porque por sus acciones ellos estaban diciendo que Su muerte no fue suficiente para el perdón de sus pecados.

Y si eso no fuera suficientemente malo, devolverse a los sacrificios anteriores ya no era aceptable a Dios porque la Ley era solamente una sombra de las cosas buenas que venían, y no una realidad en sí misma. Por esa razón nunca podía hacer perfectas a aquellas personas que se acercaban a adorar no importa las veces que lo hicieran (Hebreos 10:1). Pero cuando el Señor ofreció Su sacrificio lo hizo de una vez y para siempre, perfeccionando así a todas aquellas personas que Él santificó (Hebreos 10:12-14). Durante la Era de la Iglesia todo lo que tenemos que hacer cuando pecamos, es confesar nuestro pecado para recibir el perdón, y así ser traídos de vuelta al arrepentimiento y ser purificados de toda injusticia (1 Juan 1:9). Ahora, Hebreos 6:4-6 ya tiene sentido porque se conforma a la consistencia interna de la Palabra de Dios.

Existen muchas otras reglas y principios que el ser humano ha desarrollado para aplicar la Palabra de Dios, pero, en mi opinión, si simplemente aplicamos las anteriores que he enumerado, tendremos una buena oportunidad de evitar los errores y malas interpretaciones que parecen ser comunes en estos días.

La Biblia es sencillamente el libro más increíble jamás escrito. Algunas de sus partes fueron escritas por lo menos hace 4.000 años, y ya para el año 95 d.C. fueron terminados sus capítulos más recientes. Pero según Pablo fue escrita para enseñarnos a quienes han alcanzado los fines de los siglos (Romanos 15:4; 1 Corintios 10:11). Si la leemos, como lo hacemos con cualquier otro documento, y si quiere decir lo que dice, el Espíritu Santo nos revelará verdades maravillosas dentro de sus páginas. Verdades que nos darán un ancla en contra de las tormentas del engaño y de la controversia que son tan comunes en nuestros tiempos. Quizás por eso es que se escribió para nosotros. Selah. 14/11/09.