Miércoles 12 de octubre de 2022
Una Opinión por Jack Kelley
Hace unas semanas atrás publiqué un estudio mostrando porqué la frase Nadie sabe el día y la hora se refería a la Segunda Venida y no al Rapto. A pesar de que está claro que la gran tribulación durará 1.260 días, seguida por la Segunda Venida, el Señor expresó que la gente en la tierra en ese momento no sabrá el día y la hora de Su venida. Para enfatizar esto, Él lo repitió cuatro veces en el lapso de 28 versículos (Mateo 24:36-37, 42-44, 50-51, 25:13).
Una lectora respondió con una fascinante sugerencia que esto podría ayudar a solucionar el misterio de los 1.290 días y los 1.335 días de Daniel 12:11-12. Esto fue lo que ella escribió.
“Yo estoy de acuerdo en que Mateo 24:36-51 se refiere al retorno del Señor al final de la tribulación, también conocida como el “tiempo de angustia para Jacob”. Sin embargo, yo entiendo porqué hay tantos cristianos que se confunden y creen que estos versículos pueden referirse al Rapto. A mí me había parecido extraño que el “siervo malo” mencionado en Mateo 24:48-51 pudiera erróneamente creer que “mi señor tarda en venir” cuando hay tantos lugares en los que se indican el lapso exacto de tiempo de 3-1/2 años en Daniel 12:7 y Apocalipsis 12:14 (tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo), en Apocalipsis 12:6 (1.260 días), y Apocalipsis 13:5 (cuarenta y dos meses). Debido a estos versículos, muchos cristianos tienden a creer que Jesús va a retornar en el mismísimo último día de la gran tribulación, entonces, ¿cómo podría atrasar Su venida? Pero luego tenemos esos versículos intrigantes en Daniel 12:11-12:
“Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”
Yo siempre he pensado que sí existe una pequeña pausa después que terminan los siete años de la tribulación y luego el Señor retorna, y Daniel 12:12 menciona esa pequeña pausa. Entonces Mateo 24:29-30 pareciera confirmar la pequeña pausa mencionada en Daniel. Mateo 24:29:30:
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
Si hay una pequeña pausa entre el final de la tribulación y el retorno de nuestro Señor a la tierra (con nosotros siguiéndolo en nuestros caballos blancos), eso explica porqué algunas personas sobre la tierra las cuales no han guardado su fidelidad durante el pequeño y último tiempo adicional después que termina la tribulación, pueden ser sorprendidas permaneciendo malas, según Mateo 24:48-51:
“Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Una pausa como esta también podría explicar porqué las diez vírgenes “se durmieron” esperando al Señor. Supongo que todo esto es un asunto irrelevante para la iglesia, pero es una de esas cosas sobre las que yo he reflexionado. ¿Qué piensa usted?”
Esto es lo que yo pienso. Yo creo que colocar Daniel 12 y Mateo 24 juntos tiene mucho sentido. Poder explicar el porqué requiere de mucha especulación de mi parte porque la Biblia no nos brinda esos detalles. Pero si ustedes me permiten un poco de libertad, intentaré no salirme de la intención de la Biblia al rellenar algunos espacios en blanco relacionados con la venida del Señor.
Inmediatamente después de la gran tribulación, en el día 1.260 después de la abominación desoladora, el sol y la luna se oscurecerán y las estrellas caerán del cielo. Luego habrá un período indeterminado de oscuridad total a nivel mundial, seguido de la aparición de una gran señal en el cielo oscuro. Esta señal no se nos ha descrito, pero los moradores de la tierra sabrán que es la señal del Señor. Después de esto, en un día que nadie sabrá de antemano, el Señor sorpresivamente aparecerá en las nubes del cielo con poder y gran gloria (Mateo 24:29-30). Imagínese, si puede, el contraste que habrá entre un cielo totalmente negro y el brillo de Su gloria, especialmente luego de un extenso período de oscuridad. ¡Qué visión!
Los ejércitos de los cielos vendrán con Él (Apocalipsis 19:14), junto con la Iglesia (Apocalipsis 17:14). Él vendrá del desierto de Jordania en donde habrá derrotado a las fuerzas enemigas que estaban intentando destruir al remanente judío escondido allí (Isaías 63:1-6). Cuando Su pie toca el Monte de los Olivos, un gran terremoto producirá un enorme barranco que correrá desde el Mediterráneo hasta el Mar Muerto. Las aguas salutíferas del Templo, al norte de Jerusalén, empezarán de inmediato a llenar ese barranco, uniendo estas dos masas de agua (Zacarías 14:1-9; Ezequiel 47:1-12).
Con nada más que la palabra de Su boca Él destruirá los ejércitos alineados en Su contra. El anticristo y el falso profeta serán capturados y lanzados en el lago de fuego. Él llamará a un único ángel para que capture al diablo, lo ate con cadenas y lo lance al abismo por 1.000 años (Apocalipsis 19:11—20:3).
Al final del día la luz finalmente volverá a la Tierra (Zacarías 14:6-7) emanada de la Nueva Jerusalén que desciende del Cielo (Apocalipsis 21:22-24). Decir que este será un día único es quedarse uno muy corto.
Si Su primer acto oficial es uno de juicio, como Mateo 25:31-32 y Apocalipsis 20:4 parecen expresar, entonces quizás eso dará inicio inmediatamente después de Su retorno.
Este será un juicio para los sobrevivientes de la tribulación. Quienes lo superen serán considerados creyentes y serán recibidos en el Señor y bienvenidos a la Era del Reino para repoblar la tierra. Aquellas personas que fracasen serán desechadas y removidas del planeta. Esto lo resume Mateo 24:40 en donde la palabra griega traducida tomado significa recibir en uno mismo, y la que es dejada significa descartada.
El Señor describió este juicio con más detalle en la forma de cuatro parábolas. La primera describe cómo es que Él va a tratar a los falsos maestros, aquellos que han extraviado a la gente durante la gran tribulación. Esta es la parábola de los siervos (Mateo 24:45-51).
Luego están aquellas personas que se desanimaron y fracasaron en guardar su propia salvación, como les será requerido a los creyentes de la tribulación (Apocalipsis 14:12 y 16:15). Esta es la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13).
Después vemos a aquellas personas que no le dieron ningún valor a Su Palabra. No la estudiaron ni la compartieron, sino que la enterraron en la tierra y en el proceso perdieron aun la pequeña comprensión que originalmente tenían. Esta es la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30).
Y finalmente les toca el juicio a las personas que estuvieron de espectadores viendo cómo el pueblo de Dios era prácticamente destruido, sin levantar un solo dedo para ayudarlos. Esta es la historia de las ovejas y los cabritos (Mateo 25:31-46).
La siguiente tarea en la agenda del Señor será la purificación del Templo profanado, adecuándolo de nuevo para su uso. (Yo estoy convencido de que el mismo Templo usado durante la Semana Setenta de Daniel será utilizado durante el Milenio. Para mayores detalles lean mi artículo “El Templo Futuro”.) Cuando el Templo vuelva a ser dedicado, habrá pasado 1.290 días desde la abominación desoladora. Esto es consistente con el punto de vista que sostienen algunas personas de que el período de 1.290 días de Daniel 12:11 pertenece a la duración de la profanación del Templo, y no al retorno del Señor.
Pero aun habrá un período adicional de 45 días antes de llegar a los 1.335 días que Daniel expresa como la duración del tiempo desde la abominación desoladora hasta el comienzo de la bendición, lo cual considero como el inicio oficial del Milenio. Yo sugiero que este tiempo es necesario para establecer el Reino. Hay una gran cantidad de tareas que son necesarias hacer, como es la coronación del Príncipe de Israel y la instalación de su gobierno; la organización del sacerdocio de la familia de Sadoc (Ezequiel 44:15-16) y la enseñanza de sus nuevas obligaciones, especialmente las concernientes al nuevo ciclo de sacrificios y días santos (Ezequiel 44—46); la colocación de la Nueva Jerusalén en una órbita sobre la Tierra (Apocalipsis 21:2-3); la reasignación de la tierra a las tribus en Israel (Ezequiel 45 & 48) y la instalación de los gobiernos de las naciones. Si todas estas cosas se desarrollan como las he descrito, entonces a los 1.335 días de la abominación desoladora, el Milenio será oficialmente inaugurado.
Aquellas personas que han esperado y que realmente llegaron a ese día serán verdaderamente bendecidas, porque habrán sido testigos oculares de los eventos más increíbles de la historia humana, y cuando estos concluyan se encontrarán entre los vencedores, listos para experimentar el cumplimiento de todos sus sueños. Será una celebración como nunca antes se ha visto en la Tierra. Si ustedes cierran sus ojos y escuchan con cuidado, ya casi se oyen los pasos del Mesías. 07/11/09