Corónelo con muchas coronas

Miércoles 25 de mayo de 2022

Un Estudio bíblico por Jack Kelley

El título de este comentario, tomado de un viejo himno obviamente se refiere al mismo Señor en Su posición de Rey de reyes. ¿Pero sabía que usted también puede recibir múltiples coronas? En el Nuevo Testamento se mencionan cinco tipos de coronas que se les dan a las personas creyentes que califican, inmediatamente después del Rapto. Estas coronas se identifican como la Corona Eterna (de la Victoria) en 1 Corintios 9:25, la Corona del Ganador de Almas en Filipenses 4:1 y 1 Tesalonicenses 2:19, la Corona de Justicia en 2 Timoteo 4:8, la Corona de Vida en Santiago 1:12 y Apocalipsis 2:10, y la Corona de Gloria en 1 Pedro 5:4.

Y usted que creía que los Emmys eran algo

La ceremonia de premiación descrita en 1 Corintios 3:10-15 claramente distingue estas coronas del regalo gratuito de la salvación, tanto por su secuencia como por su propósito. Nuestra salvación es otorgada al momento de creer (Efesios 1:13-14), antes de cualquier comportamiento, bueno o malo, que haya ocurrido, y marca el comienzo de nuestra nueva vida. Los eventos en 1 Corintios 3:10-15 se llevan a cabo en el día del juicio del creyente, después del Rapto, y reflejan los frutos de nuestra vida cristiana. (Es importante que recordemos que todas las personas que se encuentran en esta ceremonia son creyentes.) Dicho de manera simple, la salvación es un regalo desde el inicio en que creímos, lo cual hace posible que podamos ganar las coronas al final.

Los requisitos son simples. Si los motivos de nuestro corazón son puros cuando hacemos ciertos “actos de justicia”, podemos ganar uno o más de estos premios especiales. Pero en el caso de que exista algún pensamiento de reconocimiento personal, o el de ganar algún crédito especial por nosotros mismos, quedamos descalificados. El Señor nos dijo, y en términos no inciertos, que si nuestro comportamiento es para ser alabados por las personas, entonces ya hemos obtenido todo el crédito por ello. Pero si mantenemos en secreto las buenas obras que hacemos, Aquel que ve en lo secreto nos recompensará (Mateo 6:1-4).

Son asuntos del corazón

El único motivo aceptable para ganar esas coronas se llama una “actitud de gratitud”. Son los actos de amor hechos desinteresadamente y por ninguna otra razón que la de expresar la gratitud que sentimos por el regalo gratuito de la salvación que hemos recibido. Tanto la reacción de las demás personas como del resultado final de nuestros esfuerzos, son irrelevantes. Es una de las pocas áreas de nuestra vida en la que no seremos hechos responsables por los resultados. El motivo de nuestro corazón es lo único que importa.

Estoy persuadido de que los caminos del Señor son muy distintos a los nuestros, y ya que nuestros motivos son tan difíciles de discernir, es imposible que podamos decir qué coronas estaremos recibiendo. Y eso es doble cuando se trata de los motivos de los demás. De allí la advertencia de Pablo en 1 Corintios 4:5.

Así que, no juzguen nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

Solamente el Señor es capaz de juzgar la calidad de nuestras obras. Las cosas con las que estamos orgullosos pueden ser quemadas en el fuego, mientras que pequeñas cosas como la amabilidad que no recodamos haber hecho, brillan como gemas preciosas ante Sus ojos.

El regalo y el premio

El entender la diferencia entre el regalo que se nos da (la salvación) y el premio que podemos ganar (las coronas), nos da una gran ventaja para poder interpretar las Escrituras que mencionan estas dos cosas. Las mismas palabras tienen la pista. Uno no gana ningún regalo. Este se da gratuitamente, por amor, sin ninguna condición agregada al mismo. Y nunca se reclama para que se devuelva. Así es nuestra salvación. Pues es don de Dios (Efesios 2:8).

Pero un premio es algo al que uno califica y trabaja para poder obtenerlo. Es una recompensa por el comportamiento, y usted tiene que jugar según las reglas del juego. En 2 Timoteo 2:5 Pablo escribió “Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.” Así es con nuestras coronas. Y algunas de ellas son otorgadas en base a la perseverancia, al requerirnos que nos mantengamos enfocados hasta el final. Jesús dijo, “Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Apocalipsis 3:11).

Cuando entendemos que la Biblia es la Palabra de Dios y que, por lo tanto, no puede contradecirse a sí misma, entonces sabemos que si Él dice, aunque sea una sola vez, que nuestra salvación está garantizada, entonces está garantizada. Dios no puede decir que lo es en un lugar, y luego decir que no lo es en otro. Si eso pareciera que es así, entonces Él está hablando de dos cosas diferentes. Y así es. Cuando Él habla sobre el regalo de la salvación, este es incondicional, basado en lo que se cree, y está garantizado (Efesios 1:13-14). Cuando Él habla sobre los premios que ganamos, Él está hablando de nuestras coronas, lo cual requiere que mantengamos cierto comportamiento (Filipenses 3:13-14). Como un ejemplo, en 1 Corintios 9:24-27 Pablo habló acerca de someter su propio cuerpo para que después de predicarle a otras personas sobre la importancia de vivir una vida victoriosa en Cristo, él mismo no fuera descalificado para recibir el premio.

¿Dónde está mi corona?

A propósito, ¿qué es lo que usted está supuesto a hacer con esas coronas una vez que las gana? Según Apocalipsis 5:10, de inmediato nos volvemos, postrándonos ante Su trono, colocándolas a Sus pies. Al hacerlo así, estamos reconociendo que aún nuestros “actos de justicia” fueron hechos posibles debido al regalo que recibimos de Él.

Si usted se encuentra trabajando para ganar un regalo que Él le ha ofrecido gratuitamente, usted está perdiendo su tiempo y su vida, y se está perdiendo del gozo del servicio. Si usted está esperando realzar o preservar el regalo que Él le dio, usted se está exponiendo a ofenderlo a Él, mostrando que usted cree que Su esfuerzo no fue suficiente. Pero si usted está abrumado por el hecho de que Él lo ha aceptado a usted tal y como es, y usted simplemente no puede contenerse de dejar de proclamar Su amor en todos lados a que usted va, sin ningún pensamiento de recompensa, entonces, un día pronto, Él le coronará con muchas coronas. 22/07/15