Lunes 14 de noviembre de 2022
Un estudio bíblico por Jack Kelley
Busquen Su Reino
A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo: Así ha dicho el SEÑOR todopoderoso: Pregunten ahora a los sacerdotes acerca de la ley, y digan: Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o guiso, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No.
Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.
Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice el SEÑOR; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.
Nota: Jack escribió este artículo en el año 2008 durante la gran recesión. Mientras que los mercados y los precios de las casas se han recuperado, las pérdidas de trabajos y el aumento de precios permanece con nosotros. Y los principios, que él menciona aquí no tienen vencimiento. También me consuela el recordatorio de Jack de que como personas creyentes, no somos cautivos de la suerte de nuestra nación como lo eran los israelitas. ~Samantha.
“Ahora, pues, reflexionen en su corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo del SEÑOR. Antes que sucediesen estas cosas, se acercaban al montón de veinte efas, y había diez; se acercaban al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte. Los herí con fuerte viento abrazador, con plaga y con granizo en toda obra de las manos de ustedes; pero no se convirtieron a mí, dice el SEÑOR.
“Reflexionen, pues, en su corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo del SEÑOR; mediten, pues, en su corazón. ¿No está aún la semilla en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo han florecido todavía; pero desde este día los bendeciré (Hageo 2:10-19).
Después de haber retornado del cautiverio en Babilonia, los judíos se enfrentaron con mucha resistencia al intentar reconstruir su Templo. Finalmente se dieron por vencidos, considerando erróneamente que quizás eso no estaba dentro del tiempo de Dios. Cuando lo hicieron, se enfrentaron a otro tipo de problema también. Perdieron el favor del Señor y desde ese momento, no importa lo duro que se esforzaban, no tenían ningún éxito. Cada vez que creían que estaban saliendo adelante, en realidad se daban cuenta de que estaban retrocediendo. Aun sus ofrendas no le eran agradables al Señor.
El día que volvieron a construir la casa del Señor, todos esos problemas se detuvieron y Él les restableció Sus bendiciones. ¿Cuál fue la lección? Él quería que ellos levantaran Su casa de primero, especialmente en tiempos de persecución.
Desastres financieros
La reducción que hizo el Señor de los bienes acumulados que ellos tenían, es un modelo de las pérdidas financieras de hoy día, principalmente en la pérdida de valor del US dólar y luego en la disminución del valor de las propiedades. El dólar ha perdido mucho de su valor anterior en los mercados mundiales, haciendo que los productos que compramos en el exterior, o aquellos hechos con materiales importados, sean más costosos. (Intente encontrar algún artículo en su lista de compras que no se encuentre en una de estas dos categorías.)
Una casa promedio en los EE.UU. todavía vale menos que lo que valía hace unos pocos años. Y ya que la mayoría de las personas no poseían mucho valor líquido sobre sus casas, para empezar, el propietario promedio ahora debe más en su propiedad que el valor en que pueda venderla. Las pérdidas estimadas para el mercado de los bienes raíces se cuentan en miles de millones de dólares. El anterior jefe de la Fed, Alan Greenspan le ha llamado a esta situación un desastre de “uno-en-un siglo”, el cual ha impactado los mercados financieros en todo el mundo.
Desastres naturales
El fuerte viento, la plaga y el granizo de Hageo 2 son modelos de los desastres naturales que también nos afligen hoy día. Y como lo fue con los Israelitas, la obra de nuestras manos está desapareciendo, y nuestras ofrendas yo no le son agradables al Señor.
Las cosas que eran externas y físicas en el Antiguo Testamento generalmente se convierten en internas y espirituales en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento el Templo era un edificio en Jerusalén, pero en el Nuevo Testamento nosotros somos el Templo de Dios (1 Corintios 3:16), y las cosas ya no son nacionales, sino que son personales. Las buenas noticias es que como creyentes no estamos cautivos de la suerte que corra nuestra nación como lo fueron los israelitas. En 2 Crónicas 7:14 el Señor les prometió a los israelitas:
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Esta fue una promesa para el pueblo judío de que si como nación ellos se volvían a su relación de pacto con Dios, Él restablecería Sus bendiciones a la Tierra Prometida. La aplicación de esta promesa para nosotros no es apropiada. Para nosotros, los versículos que se aplican se encuentran en Mateo 6:31-33:
Por lo tanto, no se preocupen ni se pregunten ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque la gente anda tras todo eso, pero su Padre celestial sabe que ustedes tienen necesidad de todas estas cosas. Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Esta es una promesa hecha a cada uno de nosotros de manera personal. No debemos preocuparnos sobre cómo la vamos a pasar. Debemos buscar primero Su Reino y Su justicia y todas estas cosas se nos darán también. La alimentación de las multitudes por el Señor (Mateo 14:13-21; 15:29-39) tuvo la intención de enseñarnos que Él es capaz de proveer cuando nosotros se lo permitimos. La alimentación de los 5.000 La alimentación de los 5000 fue solamente uno de Sus muchos milagros, antes de Su resurrección, que se describe en los cuatro evangelios, lo cual significa que, excepto por la Resurrección, este fue el más importante que Él hizo.
Pero esto no quiere decir que nosotros podemos recostarnos como pajarillos recién salidos del cascarón, con nuestras bocas abiertas clamando, “Aliméntame”. Pablo dijo que aquel que no trabaja que no coma (2 Tesalonicenses 3:10). Pero sí quiere decir que tenemos que poner nuestra confianza en Él para que nos cuide a pesar de las circunstancias, para que hagamos la obra que Él nos da sin importar cuál sea, y nos concentremos en estar cada vez más cerca de Él.
Volvámonos personales
Pronto llegará la hora en la que toda familia cristiana en los Estados Unidos tendrá una experiencia personal de una sobrevivencia milagrosa frente a un desastre financiero, o conocerá a alguien que lo ha tenido. En todo caso, la historia será la misma como lo fue para los judíos en los días de Hageo. Tan pronto como ellos dejaron de preocuparse sobre sus propias vidas y se volvieron a la tarea de construir el Templo del Señor, Sus bendiciones fueron restauradas. Tan pronto nosotros dejemos de preocuparnos sobre cómo vamos a sobrevivir en los días potencialmente difíciles que se avecinan y enfoquemos nuestras vidas hacia Él, entonces experimentaremos el mismo resultado.
Por favor no me malinterpreten. Yo no estoy hablando sobre alguna aplicación legalista externa. Ni tampoco estoy hablando sobre la obediencia inconsciente a reglas y mandamientos mientras nuestros corazones se encuentran en rebeldía. Estoy hablando sobre la dependencia interior en el Señor, sobre restablecer nuestra fe tanto en Su habilidad y en Su deseo de proveernos.
No existe ninguna profecía que podamos señalar de que el Señor va a salvar a los Estados Unidos de Norteamérica. Si aplicamos las promesas del Antiguo Testamento que están dirigidas a Israel para los EE.UU., es otra manera de aplicar la teología del reemplazo. Esta promesa es una de tipo personal, y cada uno de nosotros determinará el resultado de su propia vida.
El mismo día en que Israel decidió reanudar la construcción de la Casa del Señor, Él restableció las bendiciones para ellos. Y esta es la parte de la profecía que usted puede reclamar para su vida. El mismo día que usted determine en su corazón en poner su vida en las manos del Señor, Él empezará a bendecirle.
Eso no necesariamente quiere decir que podremos mantener todo lo que ahora poseemos. Algunas de nuestras posesiones en realidad son la causa de nuestros problemas, porque hemos gastado más de lo necesario en adquirirlas, o porque nos han apartado de enfocarnos en el Señor. Algunas de ellas aun nos han esclavizado, y fue más divertido adquirirlas que tenerlas ahora. Muchas de estas posesiones traían adjunto costos de posesión, como las tasas de interés y otras cuotas que prácticamente erosionaron nuestros recursos.
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10). Para que sean ustedes enriquecidos en todo, para toda generosidad, que por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios (2 Corintios 9:11).
El Señor le va a mostrarle a usted si es que alguna de sus posesiones tiene que irse. Y no se preocupe si va a incurrir en algunas pérdidas. Si el Señor le dice que se deshaga de algo y usted obedece, con el tiempo él le restaurará sus pérdidas. ¿Cómo sé yo esto? Hay tres razones para ello: 1) Él quiere que usted acumule tesoros en el cielo (Mateo 6:19-21). 2) Él ha prometido que usted tendrá riquezas cada vez que usted sea generoso en cada ocasión (2 Corintios 9:11). Y usted no puede hacer ninguna de estas dos cosas si tiene grandes pérdidas financieras. Y 3) Él ha prometido devolverle los años que la langosta se ha comido (Joel 2:25). Esto quiere decir que cuando usted se vuelva al Señor Él le dará el gozo a cambio de la miseria que usted se ha causado a usted mismo.
Den, y se les dará una medida buena, incluso apretada, remecida y desbordante. Porque con la misma medida con que ustedes midan, serán medidos (Lucas 6:38).
Pero ni piense que Él le va a restaurar su fortuna para que usted pueda conservar sus juguetes, o para que los pueda recuperar. Ese es el fracaso del llamado evangelio de la prosperidad. El Señor prometió que seremos ricos para que podamos ser generosos, no para que seamos irresponsables o egoístas. Es siendo generosos como podemos almacenar tesoros en el Cielo, en donde ninguna clase de devaluación monetaria, o de nuestra propiedad, nos puede dañar. La gente generosa es también la más feliz. ¿Se dan cuenta cómo es que eso funciona?
Algunas personas podrán decir, “Estoy tan endeudado que aun si empiezo hoy me tomaría 10 años poder salir”. Pero yo les digo, “¿Cuánta deuda de más tendrá usted dentro de 10 años si no empieza hoy mismo?” De la manera como yo veo que las cosas se están perfilando, usted puede empezar a reducirse voluntariamente que es la forma más fácil, o usted puede ser obligado a hacerlo que es la forma más difícil.
Y yo se mejor que nadie que el Rapto puede ocurrir en cualquier momento y que nos librará de todas estas cosas. Pero si usted forma parte de ese 90% de personas creyentes que tienen una cosmovisión general secular, mientras Él más espera en venir, más tiempo tendrá usted de acumular tesoros en el cielo, en donde usted se beneficiará para siempre. Cuando usted sabe que se estará mudando a otra ciudad pronto, es mejor que empiece a pensar sobre ello ahora. Recuerde, nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo (Filipenses 3:20).
Yo solía orar por más dinero para poder pagar las cuentas de mi atroz forma de vida. Y no lo obtuve. Pero ahora puedo vivir con un tercio de lo que usualmente gastaba, y en todo sentido soy más rico de lo que era. Ahora yo oro por más dinero para poder darle más a Su obra, y Él siempre lo envía. ¿Cree usted que tengamos allí alguna lección? Selah 20/09/2008