El argumento de Dios en contra de la evolución

Domingo, 16 de febrero de 2014

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

(Nota: Dándole seguimiento a un reciente debate sobre la evolución/creación, a continuación hay algo que ustedes quizás no han considerado.)

Mi esposa tiene una perrita poodle que cabe en una taza de té. La compramos cuando era una cachorrita hace 13 años. No es una perrita cualquiera sino que es de pura raza, con papeles y todo. Los criadores le dan mucha importancia a cómo controlan el proceso para enfatizar los rasgos más deseables de una raza.

Una clienta de negocios que yo tenía también estaba comprando un perro en ese momento. Regresando a casa después de un viaje de negocios, la vi en el aeropuerto. Ella viajaba en el mismo avión en el que yo viajaba. El cachorro que acababa de comprar estaba llegando del estado de Maine. Le pregunté, “Qué sucede, ¿no hay pastores alemanes en Montana?” Me dijo que la población de pastores alemanes en Montana había desarrollado la tendencia hacia la artritis, mientras que los de Maine no tenían ese problema.

Crianza selectiva

Toda la teoría detrás de la crianza selectiva es para mejorar la raza. En su esfuerzo para hacerlo los criadores de Montana también han producido un problema, y eso me puso a pensar. Si la evolución funciona, ¿por qué necesitamos la crianza selectiva? ¿No es eso manipular el proceso? Si se le deja solo, ¿no es que la selección natural produce los rasgos deseables que todos queremos? La respuesta simple es no. Si se deja sola, la población canina pronto consistiría solamente de perros mestizos, y se sumiría a su nivel más profundo en vez de subir a lo más alto.

El criador tiene que ser un tipo de ‘creador’, controlando el proceso de crianza para producir un animal que cumpla con las especificaciones. Es lo mismo en todo el reino animal doméstico, ya sea que se trate de perros, caballos, o animales de granja que producen huevos, leche, carne, o lana, el hombre interviene para mejorar la raza.

Estos criadores no pueden crear razas que no existan ya en el banco genético. Solamente pueden seleccionar de las razas disponibles y enfatizar ciertas características. Y eso también me pone a pensar. ¿Supone usted que los criadores realmente están trabajando para invertir los mismos efectos de la evolución que muchos de ellos defienden tan firmemente?

¿Es eso también cierto para el hombre?

Suponga que le aplicamos esa misma idea a la humanidad. ¿Fue el hombre una vez un espécimen perfecto? La Biblia dice que los primeros seres humanos fueron creados a imagen de Dios (Génesis 1:27). Después dice que los hijos de Adán fueron creados a su imagen, no la de Dios (Génesis 5:3). Entre la creación de Adán y la procreación de sus hijos, el pecado entró en el mundo, y todos los hijos de Adán heredaron la naturaleza pecaminosa.

Criando a Caín

Cuando Caín asesinó a Abel, Dios lo separó de su pueblo (Génesis 4:10-12). Por consiguiente, cuando llegó Set él permanecería separado, y la Biblia distingue entre la descendencia de Set y la descendencia de Caín. Luego Satanás introdujo otra raza en la ecuación y pronto los ángeles caídos estuvieron mezclándose con las mujeres humanas para producir una raza híbrida llamada nefilin. Como resultado de ello, la raza humana se hundió a su nivel más bajo desde la perspectiva de Dios y tenía que ser destruida (Génesis 6:5-7). Dios escogió a Noé y a su familia para empezar un Nuevo Mundo y hacer que la raza fuera pura otra vez. La Biblia dice que Noé era perfecto en sus generaciones (Génesis 6:9). Eso quiere decir que su linaje no estaba contaminado con genes híbridos. Él era un ser humano genéticamente puro.

Más tarde los descendientes de Set (hijos de Abraham) fueron ordenados a permanecer separados de los gentiles. Abraham le dijo a Eleazar, su mayordomo, que encontrara una esposa para Isaac de entre sus propios parientes e hizo que le jurara de no buscar de entre las mujeres de Canaán (Génesis 24:1-4). Más tarde Isaac le dio a Jacob instrucciones similares (Génesis 28:1-2). Leyes elaboradas fueron dadas a los hijos de Israel para mantener esta separación de las otras razas y para demostrar la necesidad de mantener aparte las clases dispares. Ejemplos incluyen la prohibición de sembrar plantas de diferentes tipos de semillas, o poner yugo a dos tipos diferentes de animales, o a hacer ropa de diferentes tipos de tela (Deuteronomio 22:9-11). Estos fueron modelos cuyo propósito era el de recalcar la necesidad de que el pueblo de Dios permaneciera separado del mundo.

Cuando los hijos de Israel recibieron la Tierra Prometida se les advirtió en contra de permitirles a sus hijos e hijas que se casaran con personas de la gente local (Deuteronomio 7:3). Pero después del cautiverio en Babilonia los israelitas retornaron a la Tierra Prometida y empezaron a casarse con personas de otras razas (Esdras 9:1-2). Luego ellos recordaron el mandamiento del Señor en contra de hacer eso y ofrecieron hacer un pacto ante Dios de enviar de vuelta a sus esposas extranjeras a sus países. Como su líder, Esdras estuvo de acuerdo y eso se hizo. La mezcla de la raza sagrada con las personas a su alrededor se detuvo (Esdras 10). Debido a esas lecciones de su historia, y a pesar de que fueron esparcidos a los cuatro puntos de la tierra, la tendencia del pueblo judío ha sido la de mantenerse separados.

Espejito, espejito, en la pared…

El hombre fue creado a imagen de Dios. Con la caída de Adán, esa imagen se hizo añicos, como se hace añicos un espejo cuando se rompe. Mirándose en un espejo roto uno aún puede ver trazos de su propia imagen, pero fragmentada, y no completa. De la misma manera cada hijo de Adán tenía la imagen fragmentada de Dios, pero nadie la tiene completa.

La mayor parte de la humanidad fue dejada para que se mezclara indiscriminadamente y cuando lo hicieron los fragmentos de la imagen de Dios se desvanecieron aún más. Pero desde el principio, la gente que luego serían los judíos, le fue ordenado a permanecer separados. ¿Estaba Dios practicando la crianza selectiva para preservar Su imagen en el hombre? La evidencia sugiere que él lo estaba haciendo. A través de la historia, frente a riesgos aplastantes, el pueblo judío se ha mantenido separado, nunca integrándose a las naciones gentiles entre las que fueron esparcidos. Siendo como 14 millones entre una población mundial de casi 7 mil millones, conforman únicamente el 0,2% del total de la humanidad. Pero en cada campo del arte, la ciencia, lo intelectual, o filantrópico, o en cualquier otro campo en el que se han esforzado, ellos están representados fuera de proporción a su número y usualmente en la cima o cerca de la misma. Esto desafía la coincidencia.

Su misión, si usted elige aceptarla…

El profeta Isaías identificó la misión cuádruple que Dios le dio a Israel; ser testigos para Él (Isaías 43:10), mostrar Sus bendiciones (Isaías 49:3), transmitir Su Palabra (Isaías 42:9), y ser canal para el Mesías (Isaías 49:6).

Él dijo que mientras que ellos le fueran fieles, Él haría que el mundo los envidiara, y así fue. Él también les advirtió que si lo rechazaban ellos serían una vergüenza al mundo hasta que retornaran a Él, y ellos lo han sido. Pero de cualquier forma, ellos aún serán Su pueblo (Jeremías 31:35-37).

Según la teoría de la evolución, la cual enfatiza la sobrevivencia del más apto, ellos habrían desaparecido hace mucho tiempo atrás, como la mayoría de sus contrapartes bíblicos. Por la Providencia Divina ellos han sobrevivido como el argumento más potente de Dios en contra de esa teoría atea. Ellos permanecen y son prominentes hoy día; un logro singular entre las naciones de la historia, como un testimonio a la intervención de Dios en los asuntos de los hombres. Y aun cuando todas las naciones del mundo se unan en contra de ellos, como parece que está sucediendo ahora, ellos emergerán victoriosos.

Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti” (Isaías 60:4-5).

Cuando el Káiser Guillermo II hizo la pregunta, “¿Cómo puede usted probar la existencia de Dios?” su canciller Otto von Bismarck, un luterano, le respondió, “Los judíos, su majestad, los judíos.” Selah 16/02/14