Domingo, 1 de junio de 2014
Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Tratando de escribir una carta a la Iglesia sobre el tema de la salvación, Judas fue inducido en cambio a escribir sobre los falsos maestros que ya estaban infectando la iglesia con sus mentiras. Él estaba apenas alistándose para ello cuando terminamos el artículo anterior. Entonces, unámonos de nuevo a él cuando desata su carga con todas la fuerza en contra de ellos. Como vimos la última vez, él no estaba solamente escribiendo sobre sus días, él estaba escribiéndonos a nosotros también.
“Estos individuos son un peligro oculto: sin ningún respeto convierten en parrandas las fiestas de amor fraternal que ustedes celebran. Buscan sólo su propio provecho. Son nubes sin agua, llevadas por el viento. Son árboles que no dan fruto cuando debieran darlo; están doblemente muertos, arrancados de raíz. Son violentas olas del mar, que arrojan la espuma de sus actos vergonzosos. Son estrellas fugaces, para quienes está reservada eternamente la más densa oscuridad” (Judas 12-13).
La frase “fiestas de amor fraternal” se refiere a la práctica de la primera iglesia de cenar juntos y compartir la comunión en sus reuniones semanales. Era una adaptación de la Pascua que Jesús celebró con Sus discípulos. Judas dijo que los falsos maestros no pertenecían ahí porque, a diferencia de los pastores que entendían sus responsabilidades para alimentar a sus rebaños (proveerles de la sana doctrina), estas otras personas estaban solamente interesadas en alimentarse a sí mismas (llenar sus propios estómagos).
Las nubes sin agua fracasan en cumplir su promesa de traer alivio de la sequía. Aumentan nuestras esperanzas pero no nos dan consuelo. Los árboles que no dan fruto son arrancados. Judas les llama dos veces muertos porque al no producir fruto no producen descendientes y al ser arrancados su propia vida termina. Las fieras ondas del mar vienen de extrañas direcciones. Pueden sacar una embarcación de su curso y aún pueden hundirla. Las estrellas fugaces no son confiables y no pueden ser utilizadas para la navegación. Cualquiera que las sigue está en peligro de perderse.
Estas cuatro analogías son descripciones precisas de los falsos maestros y muestran que no solamente están equivocados, sino que son peligrosos. Y son más peligrosos para aquellas personas que son las menos capaces de poder defenderse a sí mismas. Como lobos, se alimentan de las débiles y de las rezagadas. Judas dijo que la más densa oscuridad está reservada para ellos para siempre, indicando que estas personas no son salvas. Juan confirmó esto cuando escribió lo siguiente sobre ellos:
“Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19)
Los falsos maestros que niegan la deidad de Jesús o la suficiencia de Su sacrificio, que enseñan a sabiendas lo que es falso porque les produce una ganancia, y que se rebelan en contra de la autoridad de las Escrituras, no están solamente equivocados. Estas personas saben en sus corazones que están equivocadas, y Juan dijo que por sus palabras y sus obras están demostrando que nunca pertenecieron a nosotros.
Pablo dijo, “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es de sorprenderse, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15).
Cuando uno se disfraza está pretendiendo ser alguien que uno sabe que no es. Y como Satanás sabe que no es ningún ángel de luz, sus siervos también saben que no son ministros de justicia tampoco. Estas personas no están solamente engañadas, sino que engañan de manera consciente.
“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: Vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” (Judas 14-16).
Algunos comentaristas utilizan este pasaje para apoyar el punto de vista de que el libro de Enoc pertenece en la Biblia. Pero Judas estaba escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo y habría sabido que el libro de Enoc (a) no fue escrito por Enoc, y (b) contiene un número de errores históricos y teológicos. Judas fue muy específico al identificar a Enoc como que perteneció a la séptima generación desde Adán. El libro de Enoc no fue escrito sino hasta varios miles de años después.
Judas 14 es similar a 1 Enoc 1:9. Pero aun si Judas lo estaba citando, eso no indicaría que es un abierto endoso del libro. Judas pudo tener confirmación del Espíritu Santo de que el Enoc original realmente dijo lo que Judas escribió. Eso explica por qué Judas atribuyó esa declaración a Enoc en vez de al libro que lleva ese nombre. Lo importante que debemos recordar aquí es que el Señor vendrá a juzgar a los falsos maestros por la manera como han torcido y distorsionado la verdad de Su palabra.
Pero no tenemos que depender de la cita de Enoc que hace Judas para verificar los juicios que esperan a los falsos e impíos maestros. Pedro dijo la misma cosa.
“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre ustedes falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de ustedes con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2:1-3).
En tiempos del Antiguo Testamento había falsos profetas que pretendían hablar en nombre del Señor. Ahora tenemos falsos maestros que tuercen Su palabra en algo que nunca fue Su intención de expresar. Lo que enseñan niega el hecho de que el Señor murió por todos nuestros pecados y que solamente al recibir Su regalo gratuito es que podemos vivir en la eternidad con Él. En vez de eso, utilizan su influencia para introducir herejías destructoras que hacen que sus seguidores se pierdan. Pedro se unió a Judas y Juan al decir,
“Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre” (2 Pedro 2:17).
Y Jesús sellará la suerte de estos pretenciosos diciendo, “Nunca los conocí; apártense de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:23).
Un llamado a perseverar
“Pero ustedes, amados, tengan memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; quienes les decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu” (Judas 17-19).
Muchos eruditos creen que Pedro usó la carta de Judas como un recurso para sus propios escritos, así que no debe de sorprendernos encontrar ideas similares. Pedro también advirtió que habrá burladores entre nosotros. “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4). Estos seguidores de la evolución alegan que estas cosas siempre han sido así y permanecerán así. Se ríen cuando hablamos de la Segunda Venida como si fuéramos unos ingenuos por creer en ello.
“Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua” (2 Pedro 3:5-6).
No es que estas personas nunca escucharon cómo es que las cosas empezaron, o no tuvieron una manera de descubrir la verdad acerca de la creación. Pablo escribió que Dios le mostró a la gente Su creación con tal claridad que no tienen excusa (Romanos 1:18-20). Al contrario, ellos tomaron una decisión consciente de ignorar lo que Dios dijo acerca de crear los cielos y la tierra, y cómo Él la destruyó cuando la humanidad se envileció. En contra de toda esa evidencia, estas personas decidieron creer que Dios no se involucra en las obras de la humanidad y por consiguiente Él no volverá, nunca.
“Pero ustedes, amados, edifíquense sobre su santísima fe, orando en el Espíritu Santo, consérvense en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” (Judas 20-21).
Edificar la fe es como edificar los músculos. Se requiere práctica. El hermano de Judas, Santiago, lo dijo de esta manera:
“Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se encuentren en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia [perseverancia]” (Santiago 1:2-3).
Un atleta busca oportunidades para probarse a sí mismo y las enfrenta gozoso porque es una oportunidad para engrandecerse, ser más rápido y más fuerte. Nosotros deberíamos ser iguales, pensando sobre las pruebas que enfrentamos como oportunidades para edificar nuestra fe. Sabemos por adelantado que el final estará a nuestro favor, por eso debemos considerar estas pruebas como gozo puro. Nos llevan más cerca del Señor y nos ayudan a esperar ese día que Él prometió que llegaría.
“A algunos que dudan, convénzanlos. A otros sálvenlos, arrebatándolos del fuego; y de otros tengan misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne” (Judas 22-23).
Como un veterano maduro anima a sus novatos, nosotros podemos alcanzar a aquellas personas que dudan mientras esperamos el retorno del Señor. Yo creo que Judas tenía en mente a Zacarías 3:1-10 aquí. Esa fue una de las diez visiones que tuvo Zacarías durante la misma noche. El Ángel del Señor estaba allí, junto con Josué el Sumo Sacerdote y Satanás. Cuando Satanás empezó a acusar al Sumo Sacerdote, Dios dijo, “El SEÑOR te reprenda, Satanás; El SEÑOR que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?”.
Josué estaba vestido de vestiduras viles (literalmente sucias como salpicadas de excremento). El Ángel del Señor dijo, “Quítenle esas vestiduras viles”, y le dijo a Josué que se le había quitado su pecado. Luego hizo que a Josué le vistieran de ropas de gala, y agregó que eso era simbólico de las cosas que vendrían. Él se estaba refiriendo al día cuando el Señor vendría a quitar las vestiduras viles de nuestra propia justicia y a vestirnos con las vestiduras de gala de Su justicia.
“Quitaré el pecado de la tierra en un día”, dijo el Ángel, con lo cual se identifica a Sí mismo como Jesús. Este es un modelo increíble al que yo llamo el Evangelio de Zacarías, y creo que Judas lo estaba trayendo a nuestra atención. Necesitamos recordar lo que éramos antes y lo que somos ahora.
Conforme edificamos nuestra fe y esperamos al Señor, nuestros pensamientos serán tan celestiales que nuestras vestiduras terrenales nos recordarán las ropas viles del Sumo Sacerdote y así estaremos ansiosos de ser vestidos con las vestiduras celestiales de nuestra vida eterna.
Doxología
“Y a aquel que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída, y presentarlos sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén” (Judas 24-25).
La carta de Judas termina como empezó, con la certeza de que Jesús obedecerá la voluntad de Su Padre y no dejará que ninguno de nosotros se pierda (Juan 6:38-40), sino que nos puede guardar de caer y presentarnos a Sí mismo sin faltas, como si nunca hubiésemos pecado del todo.
Al inicio dije que la Carta de Judas podría llamarse los Hechos de los Apóstatas. Esto es porque el punto central del autor es sobre los falsos maestros. Y recuerden que todos ellos declaran ser parte de la Iglesia, a pesar de que sus falsas enseñanzas están muy alejadas del Evangelio.
Algunas de estas personas dicen que Jesús no es del todo el único camino. Niegan Su deidad, dudan del hecho que Él murió por nuestros pecados y resucitó, y descartan Su afirmación de que uno debe nacer de nuevo. Sostienen que uno debe de buscar el camino por uno mismo, viviendo una vida buena, o aprendiendo el conocimiento oculto, o uniéndose a su grupo.
Otros dicen que Él no es el único camino, que hay muchos caminos para llegar a Dios y mientras uno se mantenga sincero en lo que cree, encontrará el suyo.
Aun otros dicen que Él no es todo el camino, que Él hizo posible que uno empezara su camino a Dios, pero uno debe completarlo por sus propios esfuerzos, viviendo la vida justa según las normas de ellos.
Para estas personas estas son todas las vías en el camino ancho con su puerta ancha. Estos caminos llevan a la destrucción porque en el análisis final, esta enseñanza le hace a uno ser el autor de su propia salvación. Estos son los hechos de los apóstatas.
La Biblia dice que Jesús es el camino, el único camino y Él es el todo el camino. Solamente confiando en Su obra completamente terminada en la cruz es que podemos esperar ver el Reino. La fe en Su muerte sustitutiva es lo único que podemos hacer y que no se toma en cuenta como una obra, ya que solamente se nos acredita como justicia (Romanos 4:5). Este es el camino angosto con la puerta angosta, porque hace que Jesús sea el único autor de nuestra salvación.
Es emocionante ser parte de una gran muchedumbre que adora a Dios y que se encuentra ante el estímulo de una gran producción musical. Hay un sentimiento de auto satisfacción que viene cuando nos miran con detenimiento como un ejemplo que refleja lo que es vivir una vida victoriosa. Y hay un sentido de cumplimiento sin paralelo que se encuentra al expresar el amor del Señor a las personas menos afortunadas por medio de los programas misioneros y de justicia social.
Pero si usted no es un creyente que ha nacido de nuevo, nada de eso le pondrá siquiera a un paso más cerca del Reino. Usted será una víctima más de los hechos de los apóstatas. Jesús dijo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Ser nacido de nuevo es admitir que usted es un pecador, y que Jesús murió por sus pecados y resucitó de nuevo. ¿Es usted nacido y nacida de nuevo? 01/06/14