El éxito no es nunca fracasar, sino siempre levantarse de nuevo

Miércoles 14 de julio de 2021

Algunos de los héroes más grandes de la Biblia tuvieron grandes fracasos

Un estudio bíblico por Jack Kelley

No recuerdo quién fue el que pronunció esas palabras… pero sí recuerdo ser usadas con frecuencia por un antiguo socio, Chuck Coonradt. (Él una vez mencionó mi nombre en un libro que había escrito, así que creo que ahora le he devuelto el favor.)

De todas maneras, he estado pensando últimamente acerca de los grandes hombres en la Biblia, y me he sorprendido cuántas veces esa cita se puede aplicar. Parece que la mayoría de los personajes de la Biblia experimentaron grandes y casi inimaginables fracasos en un momento u otro. (Lo mismo es cierto de hombres en otros campos, pero eso es tema para otro artículo.)

Claro que hay excepciones notables. Primero hubo aquellos que nunca volvieron a levantarse de nuevo, como Adán, Caín, y Noé, solo para mencionar a unos pocos. Y también hay dos de ellos de quienes nunca se dijo nada malo: José (recuerden el manto de colores) y Daniel (el del foso de los leones).

Sin embargo, la mayoría tuvo que soportar grandes fracasos, y por la gracia de Dios, fueron establecidos para volver a servirlo bien a Él.

Abraham

Abraham tomó una esposa sustituta (Agar) cuando creyó que Dios estaba tardando demasiado tiempo para cumplir con una promesa que le había hecho que iba a tener un hijo. Así, la primera persona en la Biblia en ser llamado hebreo, produjo el primer árabe (Ismael), y desde entonces ha habido problemas. Pero la fe de Abraham al haber aceptado sacrificar a Isaac, su segundo hijo y el hijo de la promesa, se convirtió en un modelo para lo que Dios haría por nosotros en el Calvario. La narración en Génesis 22 generalmente se la llama “el Evangelio en Génesis.” Siglos más tarde Pablo escribió que “a Abraham le fue contada la fe por justicia” (Romanos 4:9), que es la más alta cualidad que una persona puede obtener ante los ojos de Dios. A este día a Abraham se le conoce como “el padre de la fe”.

Moisés

Moisés enterándose por las visiones de su madre que iba a redimir al pueblo de Dios de Egipto, tomó las cosas en sus manos y asesinó a un guarda egipcio por estar maltratando a un esclavo hebreo. Dios “lo puso en el cubículo del castigo” durante 40 años antes de enviarlo de vuelta a Su pueblo. Más tarde Moisés se acreditó uno de los milagros de Dios y así quedó descalificado para guiar al pueblo hacia la Tierra Prometida. Pero él le hablaba a Dios “cara a cara”, y cuando Moisés murió, el mismo Dios lo enterró. Él es aún muy reverenciado entre los judíos como un gran líder y el dador de la Ley.

Elías

Elías, luego de haber ejecutado exitosamente una de las mayores demostraciones en el Monte Carmelo, tuvo tanto miedo por las amenazas de la reina Jezabel, que huyó desde Israel hasta Arabia Saudita para esconderse. Y aun así, Dios lo rescató y se lo llevó vivo al cielo. A él frecuentemente se le llama el profeta más grande de Israel.

David

David luego de haber matado a Goliat, derrotado a los filisteos y consolidado a Israel como un reino, vio a una mujer casada bañándose, la embarazó, e hizo que sus soldados mataran a su esposo para poder casarse con ella. Y sin embargo, Dios lo llamó “un varón conforme a mi corazón” (Hechos 13:22). Las cartas de amor de David a Dios (los Salmos) han sido una inspiración durante 3.000 años.

Y la lista continúa aun en el Nuevo Testamento. Los discípulos no impresionan mucho hasta que el Espíritu Santo entró en ellos y los convirtió en paragones de la fe bajo la persecución.

Pablo

Pablo, ese valiente fundador de iglesias y decano de la teología del Nuevo Testamento, empezó como un terrorista religioso con la intención de destruir a quienes seguían a Jesús. Luego de haber conocido al Señor personalmente, aun así Pablo ignoró el consejo de todos (incluyendo las visiones de Dios) y se fue a Jerusalén solamente para ser arrestado en el pico de su carrera, para nunca más volver a ser libre. Pero Dios lo utilizó también en su prisión. Pablo escribió la mayoría de sus cartas mientras se encontraba encarcelado, y son millones las personas que se han salvado a través de su desobediencia.

Pedro

Quizás el ejemplo más brillante es Pedro. Conocido por sus bravuconadas frente a situaciones abrumadoras, y por formar parte del “círculo íntimo” del Señor, Pedro fue intimidado por una joven sirvienta y negó jamás conocer al Señor, a pesar de que se le había advertido que eso iba a suceder. Imagínese la agonía de Pedro en ese momento y la vergüenza que sintió después cada vez que se lo recordaban. Pero el Señor lo restauró y Pedro fue un líder prominente durante el período apostólico. El Libro de los Hechos registra mucho del ministerio de Pedro, como lo hace con el de Pablo, y el Evangelio según Marcos en realidad es la narración de Pedro.

Podemos decir por todo lo anterior, que la Biblia promueve la segunda oportunidad.

Si usted recientemente ha pasado por un gran contratiempo, recuerde la cita con que se inició este artículo. En el juego de la vida, el marcador en realidad nunca se detiene hasta que usted deja de jugar. Levántese, sacúdase, y empiece de nuevo. Nunca es demasiado tarde. Y recuerde que a pesar de que sus amigos no le entiendan, hay UNO que ha prometido nunca dejarle ni abandonarle ni aun hasta el final de los tiempos. Cuente con Él.