Domingo, 20 de septiembre de 2015
Un estudio bíblico por Jack Kelley
“¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su pueblo? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos” (Miqueas 7:18-20).
Rosh Hashanah significa “cabeza del año” por eso con frecuencia se le llama el Año Nuevo Judío. Pero del todo no es como la celebración de año nuevo que practicamos en el mundo occidental. En primer lugar, sucede el primer día del séptimo mes del año. Cuando los judíos estaban en Egipto, el Señor cambió el comienzo de su año del otoño a la primavera (Éxodo 12:1-2). Pero puesto que la tradición judía sostiene que el nacimiento del mundo sucedió en el otoño, ellos han mantenido esa costumbre. Entonces, en efecto, ellos están celebrando el cumpleaños del mundo en Rosh Hashanah.
El nombre hebreo para ese día es Yom Kippur, generalmente traducido como la Fiesta de las Trompetas. Eso se debe a que durante sus días de celebración, el shofar, un instrumento similar a una trompeta hecho del cuerno de un carnero, se toca hasta 100 veces.
Para el pueblo judío, Rosh Hashanah combina un tiempo de alegría con uno de gran humildad. De alegría porque están celebrando el nacimiento del mundo. De gran humildad porque los diez días que comienzan con el Rosh Hashanah y terminan en Yom Kippur es un tiempo cuando a cada persona individual se le pide que haga un balance de su comportamiento durante el año que precede. Esos diez días constituyen los Días Más Sagrados, y generalmente se les refiere como los Días de Temor Reverente, porque la tradición sostiene que durante esos días, el Señor decide quién vivirá y quién morirá el siguiente año. Entonces, para el pueblo judío Rosh Hashanah es un tiempo de un gran significado religioso, en segundo lugar después de Yom Kippur.
Según la tradición, el calendario judío lleva la cuenta del número de años desde la creación. Pero algunas personas creen que en tiempos antiguos Dios no anotaba el paso del tiempo cuando Su pueblo estaba fuera de su tierra o bajo el régimen de un opresor extranjero debido a un juicio que Él había traído sobre ellos. Quienes proponen este punto de vista creen que pudo haber sido tanto como 200 años entre el tiempo que los israelitas sometieron la tierra bajo Josué y los romanos terminaron con la antigua nación.
Si esas personas están en lo correcto, eso se ajusta muy bien con el punto de vista paralelo de que la Era del Hombre tendrá una duración de 6000 años (siendo seis el número del hombre). Por supuesto, eso puede ser otro intento desacertado del ser humano para predecir el retorno del Señor, pero en cualquier caso, el lapso de 6000 años es solamente una aproximación. El tiempo lo dirá.
Sin tomar en consideración estas especulaciones, Rosh Hashanah, el festival judío del año nuevo que se celebró esta semana, presenta una magnífica oportunidad para ver una vez más la consistencia de las Escrituras al revelar el plan de Dios para el ser humano.
En el primer día de Rosh Hashanah, luego de pasar toda la mañana en la sinagoga, las personas judías cumplidoras llevan a cabo una ceremonia llamada Tashlich, de la raíz gramatical que significa “desechar, tirar.” Se basa en Miqueas 7:19, “…El… echará (ve-tashlich) en lo profundo del mar todos nuestros pecados.”
Todos los años en esta fecha, ellos van a una fuente de agua corriendo, preferiblemente una en la cual haya peces, y vacían sus bolsillos de las migajas que han traído para ese propósito. Al lanzar las migajas en el agua, simbólicamente están “echando” sus pecados. Un pez nunca cierra sus ojos, por eso representa al Dios que ve todos nuestros pecados.
Después de eso, regresan a sus casas para disfrutar de una cena festiva con la familia en la cual la comida enfatiza los alimentos agradables al paladar. Eso es para simbolizar su deseo de que el próximo año sea un año bueno y agradable.
Como lo mencioné anteriormente, con el Rosh Hashanah empiezan los diez días de temor reverente que culminan en Yom Kippur, que es el día anual de la expiación. Durante esos 10 días ellos tratan de buscar el perdón por todo lo malo que pudieron haber hecho durante el año recién pasado para ponerse a derecho ante Dios. (En el judaísmo, usted tiene que obtener el perdón de la persona que usted maltrató antes de pedirle a Dios que lo perdone a usted.) Es un esfuerzo para asegurarse de que cuando los libros se cierren en Yom Kippur, sus nombres quedarán inscritos por otro año de sus vidas.
Como personas cristianas nosotros podemos obtener mucho de la ceremonia del Tashlich. Las migajas de pan que contienen levadura que es simbólica del pecado, y los peces que se comen esas migajas que representan a Nuestro Señor que quitó nuestros pecados.
Pero para mí la mejor iluminación de eso viene al leer el pasaje sobre el cual se basa esa tradición.
“¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su pueblo? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Cumplirás la verdad a Jacob, y a Abraham la misericordia, que juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos” (Miqueas 7:18-20).
Esa es la definición más elocuente de la Gracia que puede encontrarse en algún lugar del Antiguo Testamento, y junto con muchos otros versículos allí, muestran a nuestro Creador como un Dios compasivo, perdonador y misericordioso.
¿Cuál es este Dios del Antiguo Testamento versus el Dios del Nuevo Testamento? Él es el mismo ayer hoy y siempre (Hebreos 13:8). La diferencia es que el Antiguo Testamento miraba hacia adelante a la cruz mientras que el Nuevo Testamento mira hacia atrás a la cruz. Como Miqueas lo dice con toda claridad, tan pronto como tratamos con el problema del pecado Él se deleita en mostrar misericordia.
El beneficio que gozamos como personas creyentes del Nuevo Testamento es que no tenemos que esperar un año para hacer eso. Lo hacemos en cualquier lugar y en cualquier momento. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Es nuestro Tashlich. ¡Feliz Año Nuevo!