Miércoles, 12 de septiembre de 2018
Un estudio bíblico por Jack Kelley
Esta es la ocasión durante el año en la que los judíos de todas partes celebran la Fiesta de Rosh Hashanah, literalmente “el comienzo del año”. A pesar de que antes del Éxodo el Señor cambió el calendario para que el año empezara en la primavera (Éxodo 12:1), los israelitas continuaron celebrando el Año Nuevo en el otoño, puesto que el Rosh Hashanah es una fecha importante por otras razones también.
Por ejemplo, esta fecha señala el inicio de los Días del Temor, que es el principio entre el Rosh Hashanah y el Yom Kippur, cuando, según su religión, los judíos tienen 10 días para pedir disculpas, confesar, y en todo lo posible, hacer restitución por todas las cosas malas que les hicieron a otras personas durante el año que acaba de terminar. La tradición sostiene que en el cielo los libros que registran todas las obras del hombre son revisados al final de cada año. Si una persona ha sido totalmente injusta que ninguna rehabilitación es posible, él o ella están programados para morir durante el año venidero. Si una persona ha sido tan perfecta que el libro no contiene ningún desmérito, a él o ella de inmediato se les otorga un año más de vida saludable y próspera. Puesto que son muy pocas las personas que se ajustan a cualquiera de las dos categorías, para la mayoría de los judíos los libros permanecen abiertos durante todos esos 10 días con el objeto de darles la oportunidad de limpiar sus actos. En el Yom Kippur se cierran los libros, y su comportamiento queda así registrado, siendo responsables por el mismo.
Feliz cumpleaños, Señor
Pero aun hay un sentido más profundo del Rosh Hashanah que ha sido opacado en nuestra historia debido a la influencia de la religión pagana en nuestras vidas, combinado con el esfuerzo concertado hecho en el Siglo IV de negar las raíces judías del cristianismo. Tiene que ver con en nacimiento de nuestro Señor.
El celebrar el nacimiento del Señor el 25 de diciembre es una tradición que data probablemente de unos 1.300 a 1.400 años de antigüedad. La pregunta surge entonces, “¿Si existe un espacio de 600 años desde Su nacimiento, qué hacía la gente antes?” Pues bien, averigüémoslo.
Primero, nosotros creemos que la fecha del mes de diciembre fue el resultado de la integración del cristianismo al imperio romano, primeramente como una creencia permitida y después como la religión oficial del imperio. Previamente esa celebración era ilegal y su práctica se castigaba con la muerte. Pero el Emperador Constantino cambió todo eso, la adoración a Jesús fue legalizada y, en el Siglo IV d.C., nació lo que llegaría a ser el Sacro Imperio Romano.
Ustedes saben cómo las tradiciones se arraigan profundamente. Durante generaciones la fiesta pagana de Saturnalia había sido parte de la vida romana, y se celebraba durante el solsticio de invierno, a finales de diciembre. En lugar de abandonar esta tradición cuando el cristianismo fue legalizado, la celebración pagana fue declarada el día del nacimiento del Señor. Sabiendo sus orígenes, los primeros cristianos no aceptaron ni la fecha ni las tradiciones paganas, y rehusaron celebrar el nacimiento del Señor en el mes de diciembre. No fue sino hasta varios cientos de años después que esa costumbre fue aceptada en el mundo cristiano. De allí ese espacio de tiempo.
Para poder descubrir la fecha real del nacimiento del Señor es necesario hacer un poco de trabajo detectivesco, y las mayores pistas que tenemos sobre Su nacimiento las obtenemos de Juan el Bautista. Juan tenía seis meses de edad cuando nació el Señor, así que el averiguar cuándo nació Juan es más fácil.
Feliz cumpleaños, Juan
Zacarías y Elisabet, los papás de Juan, no habían podido tener hijos. Entonces fue cuando el Ángel Gabriel visitó a Zacarías durante uno de sus turnos de servicio en el Templo, para informarle que él y Elisabet tendrían un hijo (Lucas 1:8-11). Zacarías era un sacerdote y había sido escogido en suertes, para ofrecer las oraciones ante el Altar de Oro que estaba localizado justo fuera del Lugar Santísimo. Esto ya era un honor que solamente se asignaba una vez en la vida, pero la aparición de Gabriel lo hizo ser dramáticamente único. Solamente dos veces con anterioridad un evento como ese había sucedido, y siempre incluía a mujeres estériles y una promesa Mesiánica. A Ana le fue concedido tener un hijo, Samuel, quien fue el que ungió al Rey David de Israel. A la madre de Sansón se le dijo que su hijo sería quien iniciaría la liberación de Israel de los filisteos. Y ahora a Zacarías se le estaba diciendo que su hijo sería el que proclamaría la llegada del Mesías venidero.
Ahora es el momento de hacer la primera suposición. Al estar deseando tener un hijo más que cualquier otra cosa (eso era el logro que coronaba el deseo de una mujer en esos días, mientras que el ser estéril se consideraba como un castigo de Dios) es que debemos creer que Zacarías y Elisabet iniciaron el proceso de la concepción inmediatamente después que regresaron a su casa (después que Zacarías cumplió con su deber en el Templo). Entonces, ¿cuándo fue eso?
Escogiendo lados
El Rey David había dividido el oficio de los sacerdotes en 24 turnos (divisiones) para servir en períodos de una semana por turno en el Templo. Todos los 24 turnos servían durante las fiestas y así cada uno servía dos veces al año siguiendo esta rotación. El año religioso comenzaba cerca de la mitad del mes de marzo en nuestro calendario e inmediatamente se contaban tres semanas para la preparación de las fiestas: La Pascua, los Panes Sin Levadura y las Primicias. Entonces es que empezaban su rotación.
Al comparar Lucas 1:5 con 1 Crónicas 24:10, se nos muestra que Zacarías pertenecía a la división de Abías, que era la número ocho en la rotación semanal. Al calcular el momento en que todas las divisiones estaban en servicio y una rotación de ocho semanas, la visita de Gabriel se efectuó cerca del tercer mes del año religioso. Un período normal de gestación de nueve meses coloca el nacimiento de Juan el Bautista al comienzo del siguiente año religioso (recuerden, eso es a mediados de marzo) y ciertamente hay muchas personas que creen que Juan nació durante la Pascua.
Convirtamos eso a nuestro calendario para evitar más confusiones y poder descubrir una fascinante posibilidad sobre la fecha del 25 de diciembre. Con toda probabilidad Juan el Bautista fue concebido a mediados de junio para nacer en el siguiente mes de marzo. Según Lucas 1:36, María concibió en el sexto mes del embarazo de Elisabet. Esto quiere decir que Jesús fue concebido a finales del mes de diciembre y nació en el siguiente mes de septiembre. Entonces, ¿será que en la realidad lo que estamos celebrando en la Navidad es Su concepción y no Su nacimiento?
La canción de septiembre
Entre los judíos mesiánicos existen dos escuelas principales de pensamiento referentes al nacimiento del Señor en el mes de septiembre. Ambas tienen puntos de vista que son válidos y ambas se basan en la noción de que las fiestas judías tienen tanto un significado histórico como uno profético. Una coloca el nacimiento del Señor durante la Fiesta de los Tabernáculos ya que esta fiesta conmemora el tiempo en que el Señor moró con Su pueblo. La otra lo coloca en el Rosh Hashanah porque, según la tradición judía, tanto la Tierra como Adán nacieron en ese día y el Señor es el “postrer Adán” (1 Corintios 15:45). Por este motivo así como también por el predominio de las trompetas en su celebración (también se le llama la Fiesta de las Trompetas), así como otros factores, es que en lo personal yo prefiero el Rosh Hashanah y creo que la Segunda Venida de Jesús también se llevará a cabo en ese día. Pero sin importar el día que prefiramos, toda la Biblia, la tradición judía y la historia de la Iglesia, nos dicen que ahora es el momento de cantar “Feliz Cumpleaños, Jesús”.