Miércoles 13 de enero de 2021
Un estudio bíblico por Jack Kelley
Ninguna porción de las Escrituras nos provee un cuadro más sucinto de nuestra necesidad de un salvador como Marcos 9—10. Cuando orábamos pidiendo la mejor forma de presentar este pasaje en un estudio bíblico, el Señor dijo claramente, “mira todo el panorama”. De repente pude ver esos dos capítulos bajo una nueva luz… la presentación definitiva de la “Misión del Mesías”. Eso es así.
El reino de los Cielos (Marcos 9:1-8)
El Capítulo 9 comienza con una promesa de que algunos pronto verán “el reino de Dios venido con poder”. Una semana más tarde, Pedro, Jacobo y Juan subieron al monte con el Señor y lo pudieron ver transfigurado ante sus ojos, y con Él a Moisés y a Elías. La Gloria Majestuosa (el Espíritu Santo) estaba allí como también lo estaba la Voz de Dios. (Pedro más tarde describe esta evento como que involucraba la Segunda Venida; 2 Pedro 1:16-18.)
Elías explicado (Marcos 9:9-13)
Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús sobre la profecía de que Elías debía retornar antes que el Mesías, Jesús sencillamente les dijo que Elías HABÍA venido en la persona de Juan el Bautista. Pareciera que los requisitos del Reino se habían cumplido. ¿O no?
Satanás es atado (Marcos 9:14-29)
Inmediatamente después que descendieron, se vieron confrontados con una situación que involucraba a un muchacho poseído por un demonio y una discusión entre los líderes religiosos y los discípulos sobre cómo curarlo. Jesús eliminó al demonio con una palabra. ¿Será un modelo de Satanás atado?
Lo primero es primero (Marcos 9:30-32)
Luego en una enseñanza privada, Jesús resumió los eventos venideros que resultarían en Su muerte y resurrección. Ellos no entendieron y estaban temerosos de pedir una aclaración. ¿Por qué el Señor escogió hacerlo aquí?
Palabras duras (Marcos 9:33—10:31)
Luego encontramos una serie de enseñanzas que son notorias por su severidad. De todas las palabras del Señor para nosotros, estas contienen la descripción más clara de los requisitos de Dios y ofrecen lo menos en términos de margen de maniobra.
En Marcos 9:33-37 Él nos ordena la clase de humildad normalmente expresada solamente por alguien que no tenía ningún derecho, como era la condición de un niño en ese entonces.
En el Marcos 9:38-41 se requiere una tolerancia hacia aquellas personas cuyos métodos son diferentes a los nuestros, pero cuyos motivos son los mismos.
En Marcos 9:42-50 se habla de la santidad que justificaría la amputación de alguna parte del cuerpo que fuera la causa de que una persona peque. Claro, aquí el Señor está hablando metafóricamente porque solamente un órgano del cuerpo es el que causa el pecado, y ese es el corazón.
En Marcos 10:1-12 los estándares son el amor de sacrificio y la fidelidad, y la única excusa para desobedecer que encontramos en estos dos capítulos se da aquí. El adulterio es una causa aceptable para el divorcio.
Marcos 10:10-16 explica que debemos ser como niños pequeños para poder heredar el Reino. Solamente existe una cualidad que poseen los niños que no se encuentra automáticamente en los adultos. Los niños no son responsables ante los ojos de Dios por sus pecados. Él los ve como si no tuvieran pecado. Los adultos deben volver a ganar esa misma posición ante Dios para poder entrar en el Reino.
Para poder mostrar el secreto de Marcos 10:17-21 debemos recordar los Diez Mandamientos. Jesús enumera aquí solamente seis, los cuales tienen que ver sobre la manera como debemos tratarnos los unos a los otros. El joven rico afirma ser obediente a estos. Los otros cuatro describen la actitud requerida hacia Dios y aquí es en donde el joven rico era deficiente. Su riqueza era más su objeto de adoración que el adorar a Dios. Al renunciar a ella y seguir a Jesús, él podría intentar guardar los otros cuatro mandamientos.
La Asombrosa Gracia
Los discípulos se sorprendieron con estas enseñanzas y exclamaron, “¿Entonces, quién podrá salvarse?” Marcos 10:27: Jesús los miró fijamente y les dijo: Esto es imposible para los hombres, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible.”
Nadie es tan ciego como el que no quiere ver (Marcos 10:32-34)
Y, de nuevo, Jesús lo toma aparte para explicarles Su muerte y resurrección venideras, y casi podemos escucharlo a Él diciendo, “¿Lo entienden ahora?” El hecho de que no lo hicieron queda claro en el siguiente pasaje. Jacobo y Juan quieren asientos de honor en el Reino. Todavía están tan ciegos con las cosas de este mundo, que no pueden ver las cosas de Dios.
La bella lección de este pasaje la encontramos en la curación del ciego Bartimeo. Se presenta un contraste perfecto con la petición de los discípulos. Al estar incapacitado, Bartimeo no tiene ninguna posición en el mundo. A diferencia de los discípulos, él no es ni un amigo ni un colega trabajador, como tampoco se ha sacrificado como lo señala Pedro que ellos lo han hecho. Habiendo negado la petición de los discípulos, basada en el mérito propio, el Señor le otorga la petición a Bartimeo, basada solamente en su fe.
Y aquí tenemos todo el panorama
Entonces vemos que Marcos 9—10 nos ofrece un cuadro del Reino. Los requisitos proféticos se cumplen, Satanás es atado, los muertos son levantados (Moisés y Elías), y algunos han entrado al Reino mientras todavía están vivos (Pedro, Jacobo y Juan). Pero primero existe un problema que debe de ser resuelto. Son los estándares del Señor, los cuales son demasiado altos para que el ser humano los pueda cumplir. El resumen de estos estándares está entre paréntesis por una descripción de la solución… Su Muerte y Resurrección. Y eso que es imposible para el ser humano, es posible para Dios. Porque es por gracia que usted ha sido salvo y salva, por medio de la fe… y no por obras.