La secuencia de los eventos en Apocalipsis 20-22

Domingo, 8 de febrero de 2015

Un estudio bíblico por Jack Kelley

En este estudio me gustaría darle otro vistazo a Apocalipsis 20-22 específicamente con el propósito de aclarar la secuencia de los eventos contenidos en estos capítulos. Este no será un estudio versículo por versículo, sino que se enfocará en lo que yo creo que es la forma cómo Juan quiere que nosotros entendamos lo que nos está diciendo.

Empecemos por afirmar una vez más mi creencia que el libro de Apocalipsis está presentado de manera cronológica en su mayor parte. Pero hay lugares en los que Juan siguió una en particular hasta su conclusión y luego se devolvió a proseguir con la narración desde el lugar en que había quedado. Un buen ejemplo de ello se relaciona con la narración de los dos testigos. El ministerio de ellos se condensó en 11 versículos, entre los juicios de la 6ª y 7ª trompetas (Apocalipsis 11:1-13) y sin embargo ese ministerio abarca la mayor parte de la Gran Tribulación.

A muchos de nosotros se nos enseñó que Apocalipsis 20 nos da un corto vistazo del Milenio antes de describir la eternidad en Apocalipsis 21 y la primera parte de Apocalipsis 22. De las preguntas que recibo, pareciera que hay muchas personas que todavía creen lo que estos tres capítulos dicen. Pero no pueden estar en lo correcto y seguidamente está el por qué.

Apocalipsis 20

En Apocalipsis 20:1-6 Juan claramente tenía el Milenio a la vista. Primero, él describió a Satanás siendo atado y encarcelado durante 1000 años. (De aquí se origina el nombre del latín “Milenio”, o 1000 años.) Luego brevemente él menciona las etapas que se están montando para los juicios que el Señor va a supervisar en la Segunda Venida. Estos juicios se explican en Mateo 24:45-25:46 y determinarán quiénes entre las personas sobrevivientes de la tribulación van a entrar en el reino Milenial en la Tierra, y quiénes no lo harán. En ese momento, se colocarán tronos en los que los discípulos se sentarán para juzgar a Israel (Mateo 19:28).

Los mártires de la Gran Tribulación serán resucitados y según Daniel 12:1-2 Las personas creyentes del Antiguo Testamento también volverán a la vida.

Luego, en Apocalipsis 20:7-10 Juan abruptamente se adelanta hacia el final del milenio para describir el destino final de Satanás. Él nos dice que Satanás será soltado después de 1000 años para engañar a las naciones para atacar Jerusalén una última vez. Reuniendo un enorme ejército de todas las personas nacidas durante el tiempo de su prisión, él las dirigirá a marchar en contra del pueblo de Dios y la ciudad que Él ama. Pero antes que puedan atacar, de Dios descenderá fuego del cielo y los consumirá a todos. Satanás será lanzado en el lago de fuego y allí será atormentado día y noche para siempre.

Para completar este capítulo, Juan permaneció al final del milenio para un evento más. En Apocalipsis 20:11-15 él explicó el juicio ante el Gran Trono Blanco de todas las personas no salvas de todas las épocas y nos brinda una mejor descripción de la segunda muerte la cual él brevemente describió en Apocalipsis 20:6. Él dijo que la segunda muerte consiste de ser lanzados en el lago de fuego.

Apocalipsis 21

Apocalipsis 21:1 dice, “Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya.”

Este versículo con frecuencia ha sido interpretado como que se refiere a la destrucción del cielo y tierra, para ser reemplazados por algo enteramente nuevo al comienzo de la eternidad. Pero como muchos otros versículos en el libro de Apocalipsis, este es una cita directa del Antiguo Testamento, específicamente Isaías 65:17 en el cual el contexto es la Era del Reino de Israel, conocido como el milenio.

Por lo tanto, yo creo que esta es el primero de varios indicios que no dicen que Juan realmente estaba hablando de la renovación o restauración de todas las cosas, a lo cual Jesús hizo referencia en Mateo 19:28, Pedro en Hechos 3:21, y Pablo en Romanos 8:19-21. Aquí es cuando la tierra volverá a la condición que tenía después que Dios la creó, pero antes de haber sido corrompida. Estos versículos colocan el momento de esa renovación en la 2da Venida.

Cuando se combinan, estos indicios nos llevan a la conclusión de que en Apocalipsis 21:1 Juan estaba llevándonos de vuelta al inicio del Milenio para retomar el tema dónde lo había dejado en Apocalipsis 20:6. De tal manera que la cita de Isaías 65:17 es nuestro primer indicio. Veamos ahora los demás indicios.

El segundo indicio es la llegada de la Nueva Jerusalén, la cual Juan vio descender del cielo, preparada como una novia (Apocalipsis 21:2). Esto no significa que la Nueva Jerusalén es la novia, como se nos enseñó a algunos de nosotros. Significa que así como lo es en el día de bodas de la novia, no se ha escatimado ningún esfuerzo para hacer que la ciudad aparezca lo más bella y radiante cuando desciende del cielo.

Después de la descripción que muestra que es demasiado grande como para asentarse en la tierra, Juan indica las personas que pueden entrar en la ciudad son aquellas cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero (Apocalipsis 21:27), en otras palabras, la Iglesia. La nueva Jerusalén contiene los aposentos (o mansiones) que mencionó Jesús y que están en la casa de Su Padre. Es lo que Él nos ha estado preparando durante estos 2000 años, y es el lugar al que iremos después del rapto (Juan 14:2-3) para permanecer durante el tiempo de la Ira de Dios (Isaías 26:20-21, 1 Tesalonicenses 1:10, Apocalipsis 3:10).

Mateo 24:29 nos dice que inmediatamente después del final de la Gran Tribulación, el sol se oscurecerá y la luna dejará de resplandecer. Yo no creo que eso sea temporal porque no se menciona que vuelvan a ser restablecidos a su estado original. De hecho Apocalipsis 21:23 nos dice que la Nueva Jerusalén no necesitará del sol ni de la luna porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera. Más aun, Apocalipsis 21:24 nos dice que la Nueva Jerusalén será la fuente de luz para las naciones de la tierra. Por consiguiente, la Nueva Jerusalén tiene que estar presente durante el Milenio para reemplazar al sol y a la luna.

El tercer indicio se encuentra en Apocalipsis 21:27. Aquí se explica que mientras que la gloria y honor de las naciones serán traídas a la Nueva Jerusalén, nada impuro jamás podrá entrar en ella. Tampoco puede entrar nada que sea detestable o falso. Este es el indicio más grande de todos de los que Juan menciona acerca del milenio y no de la eternidad. En la eternidad todo será puro, pero en el milenio todavía habrá personas pecadoras y cosas impuras en la tierra. A ninguna de ellas les será permitido el ingreso al hogar de la Iglesia.

Apocalipsis 22

Apocalipsis 22:1-2 introduce el capítulo final del libro de la misma manera como Apocalipsis 21:1 introdujo el capítulo anterior, con una cita del Antiguo Testamento acerca de la vida en el Milenio, solamente que esta vez el enfoque está en Israel.

Después [el ángel] me mostró un río límpido, de agua de vida. Era resplandeciente como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a cada lado del río, estaba el árbol de la vida, el cual produce doce frutos y da su fruto cada mes; las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

Estos dos versículos son un resumen de Ezequiel 47:1-12, el cual describe el área desde el templo hacia el (ahora no existente) Mar Muerto en la tierra durante el Milenio. No hay ningún templo en la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:22) así que el trono de Dios no puede estar allí, porque Su trono siempre se encuentra en el Lugar Santísimo. Ezequiel 43:6-7 confirma que el templo en Israel en la tierra será el lugar del trono de Dios durante el Milenio.

Además, la gente en la tierra en su estado natural durante el milenio, son las únicas personas que necesitarán ser sanadas. En la Nueva Jerusalén no habrá ninguna enfermedad porque allí no habrá ninguna persona en su estado natural, solamente estará la Iglesia redimida e inmortal. Tampoco habrá necesidad de sanidad en la eternidad, cuando todas las personas serán inmortales. Tanto Juan como Ezequiel estaban describiendo la nueva Ciudad Santa en la tierra durante el Milenio, con un templo y un río que fluye del mismo, bordeado por árboles frutales.

Y una vez más Juan hace mención de las personas pecadoras. “Pero afuera (de la ciudad) se quedarán los pervertidos, los hechiceros, los que han caído en la inmoralidad sexual, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y practica la mentira (Apocalipsis 22:15). En la eternidad no habrá esa clase de personas.

La ubicación de la Nueva Jerusalén

De estos indicios podemos ver que el enfoque de Apocalipsis 21 y la primera parte de Apocalipsis 22 es el milenio. También podemos ver que la Nueva Jerusalén tiene que estar presente durante el Milenio. Ahora repasemos por qué la Nueva Jerusalén no puede estar ubicada en la tierra, sino que estará en las inmediaciones de la misma.

Una vez más hay varios indicios que respaldan esta conclusión.

El primero es la declaración de Juan que vio la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, descender del cielo. Observe que él no dijo nada acerca de que llegaría a posarse en la tierra, sino solamente que descendía del cielo.

Luego sigue la descripción que hace Juan de su tamaño. 12.000 estadios, lo cual equivale a 2200 kilómetros, de tal manera que la ciudad mide 2200 kilómetros de largo, ancho y alto. Eso significa que si llega a asentarse sobre Europa, cubriría un área desde Escandinavia hasta Gibraltar y desde la costa de España hasta el talón de Italia. Cubriría todo el Medio Oriente, si se situara allí, o todo el oeste de los EE.UU. desde Maine a la Florida y desde el Océano Atlántico hasta el río Misisipi.

Pero el problema más grande no sería su base, a pesar de que solamente la misma ocuparía un área de más de 5 millones de kilómetros cuadrados. El mayor problema sería su altura. Con una altura de 2200 kilómetros sería 4000 veces más alta que la estructura más alta del mundo. Se extendería mucho más allá de los alcances de la atmósfera terrestre, la cual solamente tiene 480 kilómetros de altura.

Para tener un mayor sentido de su tamaño relativo, la Nueva Jerusalén será cerca de 1/6 del tamaño de la tierra, o 2/3 del tamaño de la luna. Y recuerde, la tierra es una esfera que gira sobre su eje a una velocidad de cerca de 1600 kilómetros por hora. Imagínese lo que ocurriría si esta esfera que gira en perfecto equilibrio de un momento a otro se le acopla algo del tamaño de la Nueva Jerusalén a un costado de la misma.

Algunas personas ven la ciudad como un cubo y otras como una pirámide, pero indistintamente, no cabría sobre la tierra.

Finalmente, está el hecho de que la Nueva Jerusalén será la fuente de luz para la tierra durante el Milenio, como lo expliqué anteriormente. Si estuviera situada en cualquier parte de la tierra, la mitad del planeta estaría iluminado permanentemente, mientras que la otra mitad estaría en oscuridad permanente. La única manera cómo toda la tierra puede disfrutar períodos alternos de día y de noche, sería que la fuente de luz estuviera situada alejada del planeta como lo está ahora. Eso le permitiría a la luz brillar en cada parte de la tierra cada día mientras la misma gira sobre su eje, dándole a la tierra períodos de luz y de oscuridad lo cuales forman cada día. La única excepción a esto sería la ciudad santa en la tierra. Apocalipsis 22:5 nos dice que el mismo Señor le dará luz a la ciudad, y allí no habrá noche.

En todo esto tenemos que recordar que, en su mayor parte, la gente que vive en la tierra durante el Milenio serán los hijos e hijas de las personas que viven en la tierra hoy día. Esas personas no habrán experimentado ninguna transformación, como la que nosotros experimentaremos en el rapto. Por lo tanto, la vida en la tierra en el milenio deberá ser similar en muchos aspectos a la vida en la tierra hoy día para que ellos puedan sobrevivir.

La Biblia respalda esta idea, al mencionar ciclos de crecimiento (Amós 9:13-15), lapsos de vida (Isaías 65:10) y generaciones múltiples de personas viviendo juntas (Zacarías 8:4-5) durante el milenio.

Así como ustedes pueden ver muchas similitudes entre la ciudad santa en Israel y la Nueva Jerusalén, una lectura cuidadosa muestra muchas diferencias importantes también. La más obvia para muchas personas será el Templo con el trono de Dios, ubicado en Israel. (Recuerden, no hay ningún templo en la Nueva Jerusalén.) Pero la diferencia en tamaños es también dramática, especialmente cuando se consideran en tres dimensiones. La base de la santa ciudad solamente requiere una pequeña porción de Israel, pero la Nueva Jerusalén cubriría todo el medio oriente. Además, la santa ciudad será el punto focal de la prometida Era del Reino de Israel, mientras que la Nueva Jerusalén será el hogar exclusivo de la Iglesia redimida.

Yo creo que ustedes pueden ver que esta interpretación de Apocalipsis 20-22 tiene más sentido que la que muchos de nosotros aprendimos cuando éramos más jóvenes. Y en este día y época, cuando estas profecías están más cerca de la realidad, es bueno tener un vistazo claro de lo que tenemos por delante. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 08/02/2015