La vida en la Tierra en el Milenio

Lunes 26 de julio de 2021

Un estudio bíblico por Jack Kelley

Hal Lindsey especuló una vez que en su juicio Satanás le lanzará dos acusaciones a Dios. “Tú no eres justo y Tú no tienes amor”. En estudios anteriores hemos visto cómo Dios demostró Su justicia perfecta con Israel y Su amor perfecto con la Iglesia. En este estudio hablaremos sobre un tiempo en el futuro cuando tanto la justicia perfecta y el amor perfecto gobernarán la vida de las personas en la Tierra.

Israel vivió bajo un sistema de leyes absolutamente justas. Era claro y conciso, no tenía excepciones, ni mostraba ningún favoritismo. Había bendiciones para la obediencia y castigo para la desobediencia en una obvia relación de causa y efecto. Lo que ellos determinaban hacer eso obtenían. Dios les dijo, “Si ahora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi pacto, serán mi tesoro especial por encima de todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y un pueblo santo” (Éxodo 19:5-6).

A la Iglesia se le mostró las incomparables riquezas de la gracia de Dios. Nosotros somos los más bendecidos entre cualquier otro grupo de la humanidad y lo único que se nos pide es que aceptemos por fe el regalo gratuito de la salvación el cual fue adquirido por adelantado para nosotros con la vida del mismo Dios. Así es, Dios se complace si vivimos nuestras vidas de una manera que le exprese nuestra gratitud a Él, pero lo único que Él requiere es que creamos en aquel que Él envió. “Entonces le dijeron: «¿Y qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?» Jesús les respondió: «Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel que él ha enviado.»” (Juan 6:28-29).

En la Era del Reino los creyentes serán salvos por fe, como la Iglesia, pero estarán obligados a guardar la Ley como evidencia de su creencia, como Israel. Lo digo así porque es muy claro que la salvación por gracia por medio de la fe solamente, terminará con el Rapto de la Iglesia. De otra manera no habría necesidad de un Templo en Israel durante el Milenio, obligando a todas las naciones a hacer peregrinajes anuales a Israel para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos (Zacarías 14:16-19). También, Isaías 2:2-3 dice que todas las naciones vendrán al Templo de Señor. El Señor les enseñará Sus caminos y ellos caminarán en Sus sendas, y la Ley (Torá) saldrá de Sión y la Palabra de Dios de Jerusalén.

Por consiguiente, la justicia perfecta y amor perfecto estarán combinados. Esta será la respuesta final de Dios a Satanás y Su intento final de habitar entre Su pueblo en paz. ¿Funcionará, o como Israel y la Iglesia antes de esto, la Era del Reino terminará en un fracaso?

Solamente hemos hablado sobre la Ley y la Gracia, pero realmente hubo otros cuatro intentos de lograr una coexistencia pacífica entre Dios y el ser humano, lo cual nos llevan a estos últimos dos. Para poder comprender totalmente la historia del ser humano con su Creador, es necesario que repasemos estos otros intentos también. Se les llama Dispensaciones, o administraciones, y son siete de ellas en total.

Las Siete Dispensaciones

A través de la historia Dios ha tratado con Su pueblo en diferentes formas como parte del proceso de revelar Su carácter. Cada una de estas dispensaciones dio inicio con un acuerdo entre Dios y el ser humano el cual subsecuentemente este último violó terminando esa relación en un fracaso y requiriendo así el juicio de Dios.

1) Inocencia… Entre la Creación y la caída del hombre Dios interactuó libre y personalmente con el ser humano. El ser humano fue creado como un ser inmortal y mientras tenía agencia (el poder de decisión) no tenía una naturaleza pecaminosa. Dios colocó a Adán y Eva en Su paraíso y solamente les dio una restricción. Pero ellos violaron esa restricción y fueron expulsados del paraíso. Adán, Eva, y la serpiente fueron juzgados, la Creación fue maldecida y el pecado entró en el mundo.

2) Conciencia… Entre la caída del ser humano y el diluvio universal Dios le permitió a la conciencia del ser humano gobernar sin la intervención divina. Debido a la recién adquirida naturaleza pecaminosa del mismo, el resultado fue “que la maldad de la humanidad era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de la misma era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5). Después de repetidas advertencias, Dios destruyó a todos los miembros de la raza humana, menos a ocho de ellos, en el diluvio universal.

3) El Gobierno Humano… desde el diluvio universal a la Torre de Babel. Después del diluvio Dios le permitió al ser humano establecer su primer sistema de gobierno. Pero la gente desobedeció el mandato de Dios de ir a poblar la tierra, y en vez de eso se dedicó a edificar una gran ciudad y una torre para protegerse de otro diluvio. También la gente utilizó esa torre para estudiar astrología, que es una corrupción del Evangelio que Dios había escrito en las estrellas utilizando el nombre de las 12 constelaciones. Por eso Dios le dio a cada una de las 70 familias de los hombres un lenguaje único para que las otras familias no se entendieran entre sí. Esto causó confusión y desconfianza entre la gente así que se separaron para dispersarse en todo el mundo, y Dios destruyó la torre.

4) La Promesa… Dios apartó a los descendientes de Abraham como Su pueblo escogido y les prometió a Abraham y a Sara un hijo por medio del cual, les dijo, Él bendeciría al mundo. Pero se cansaron de aguardar Su promesa, así que por su propia cuenta produjeron un hijo, llamándolo Ismael. Más tarde, cuando Dios les dio a Isaac, el hijo que Él les había prometido, Ismael fue despedido produciendo la mala sangre entre Ismael (los árabes) e Isaac (los judíos), la cual continúa hasta el día de hoy.

5) La Ley… desde el Monte Sinaí hasta Pentecostés. Después que Dios sacó a los israelitas de Egipto, le dio a Moisés los 10 Mandamientos y les ofreció a los judíos la tierra que le había prometido a Abraham junto con una vida de paz y de plenitud si obedecían Su Ley. Después de 2000 años de estar vacilando entre la obediencia y la rebelión que tuvo como resultado su rechazo del Mesías, Dios finalmente tuvo suficiente, los expulsó de su tierra y los dispersó por todo el mundo. (Pero no para siempre. La Dispensación de la Ley fue interrumpida siete años antes de su tiempo asignado. Después del Rapto, durante los siete años finales, también conocidos como la Semana 70 de Daniel, Israel tendrá una oportunidad final para vivir en obediencia a Dios y aceptar a su Mesías.)

6) La Gracia… la Era de la Iglesia. Al no ser ya requerido que la justicia se obtuviera por medio de la obediencia a la Ley, Dios impuso Su propia justicia al hombre por la gracia mediante la fe en la obra completa del Señor Jesús, prometiendo la bendición eterna y un lugar en Su propia casa para todas las personas que la aceptaran. Fue el regalo escandalosamente más lujoso jamás dado, el cual es gratuito con solamente pedirlo. Pero hacia el final de la Era de la Gracia la mayor parte de la humanidad habrá rechazado Su regalo, escogiendo la gente en lugar de eso vivir en sus propios términos, apostando ya sea que Dios no existe, y si existe, que Él les permitirá entrar en Su reino de todas maneras. Después de remover a los relativamente pocos que han aceptado Su regalo para que estén seguros con Él, Él castigará al resto de ellos a través del tiempo más severo de juicio que jamás haya tenido la Tierra.

7) El Reino… el Reino de mil años del Señor, también conocido como el Milenio. En el comienzo Satanás será atado, todos los incrédulos serán expulsados del planeta, la maldición será removida, y Dios una vez más va a habitar en medio de Su pueblo. Ustedes pensarán que finalmente el ser humano podrá vivir de una manera agradable a Él. Ya sea que lo haga o no, eso el objeto de nuestro estudio.

¿A quién le llama usted un fracasado?

Algunas personas en la Iglesia pueden cuestionar el punto de vista de que la Era de la Gracia ha sido un fracaso, pero eso es porque nosotros estamos entre las pocas personas que hemos aceptado el regalo gratuito del perdón del Señor y, por consiguiente, vamos a disfrutar de sus beneficios. Recuerden, el deseo de Dios es reconciliarnos con Él (Colosenses 1:19-20). Él no quiere que nadie perezca sino que todos lleguen al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Y sin embargo, durante los últimos 2.000 años la mayoría de las personas han rechazado Su regalo y se han ido por su propio camino. Después de haber hecho todo lo que podía hacer, aun quedándose corto de no violar el libre albedrío del hombre al obligarlo a aceptar el perdón que Él ofreció, la mayor parte de la humanidad lo habrá rechazado. ¿Lo podrá usted culpar por ponerse tan bravo hasta llegar a derramar Su ira completa en contra de la humanidad?

Aun en la Iglesia, la respuesta al regalo de Dios de la vida eterna ha sido más la apatía que la adoración. Cuando menos del 10% de las personas que dicen ser nacidas de nuevo han adoptado una cosmovisión bíblica mundana, queda claro que ha habido una seria ruptura entre Su regalo y nuestra gratitud. Cuando se compara al deseo de Dios la Era de la Gracia ha sido un fracaso.

Esto no sorprende más a Dios que el resultado de Sus intentos previos. Él no hace las cosas para ver cómo respondemos. Ya Él conoce eso. Él hace las cosas para que podamos ver cómo es que nosotros vamos a responder. Pablo dijo que todo lo que se había escrito en el pasado se había escrito para nuestra enseñanza (Romanos 15:4). Hasta el momento, la lección ha sido que no importa lo que Dios ha hecho para acercarnos más a Él, el ser humano no es confiable y es rebelde, alejando a Dios de sí mismo y, dando como resultado el juicio encima de él.

Y ahora el Reino

Antes de continuar, recordemos que la Iglesia va a estar en la Nueva Jerusalén durante el Milenio, y no en la Tierra. La gente que permanecerá en la Tierra será Israel y los sobrevivientes gentiles de la Gran Tribulación, todos creyentes, que son los que van a poblar las naciones. Todavía estando en sus estados naturales, pronto se les unirán los hijos que tendrán.

Entonces, ¿qué hay sobre la Era del Reino, será también un fracaso? Un estudio sobre la Era del Reino muestra que al inicio la vida será en la tierra tan similar al cielo como uno se la pueda imaginar. Habrá paz en la tierra, y buena voluntad para con los seres humanos, tal y como el ángel se lo prometió a los pastores en la noche del nacimiento del Señor (Lucas 2:14). La creación recién liberada de la atadura de la maldición responderá ansiosamente al esfuerzo del ser humano, produciendo cosechas tan abundantes que estarán sembrando una nueva antes de haber terminado de cosechar la anterior (Amós 9:13). Un clima perfecto y una generosidad abundante harán que el trabajo de la gente sea un gozo en lugar de una carga pesada. Un lapso de vida extendido retornará ya que la enfermedad y los males físicos serán cosa del pasado (Isaías 65:20). “Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días. Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas” (Zacarías 8:4-5). Esto será cierto en todo el mundo porque el Señor solucionará las disputas entre las naciones. Ya no se levantarán en armas unos contra otros, como tampoco se entrenarán más para la guerra (Isaías 2:4). “Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los perturbe” (Miqueas 4:4).

La Biblia solamente menciona un Templo en el Milenio. El mismo estará situado en Israel y los sacrificios diarios volverán a ser la norma, administrados por el sacerdocio levítico. El Templo del Milenio será muy diferente a los Templos históricos. No tendrá un altar para el incienso, no habrá una Menora, ni un arca de la alianza, ni un lavacro. El velo entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo será reemplazado por una mampara de madera, y todo su interior estará cubierto de madera en lugar de oro, como lo era en los Templos anteriores. De las fiestas levíticas, solamente se celebrarán la Pascua (sin cordero), los Panes sin Levadura, y los Tabernáculos, con la representación mundial solamente requerida para los Tabernáculos (Ezequiel 40—46). A pesar de que la Biblia no lo dice, me imagino que el resto del mundo va a utilizar alguna forma de un sistema de adoración en sinagogas, el cual fue primeramente establecido por Ezequiel durante el cautiverio en Babilonia y que todavía está en uso hoy día.

Solamente se nos dan atisbos del inicio y del fin de la Era del Reino, pero debido a las impactantes diferencias entre las dos descripciones, solamente podemos suponer que después de un período de tiempo, las cosas empiezan a deteriorarse rápidamente. La administración del Señor será justa pero inflexible. Él regirá a las naciones con vara de hierro y Su castigo por la desobediencia será duro y rápido. Por ejemplo, las naciones que rehúsen participar en la fiesta anual de los tabernáculos no tendrán lluvia (Zacarías 14:16-19).

Pero el ser humano natural tiene una naturaleza pecaminosa y eventualmente se rebelará en contra del gobierno del Señor. El Salmo 2 nos cuenta la historia.

¿Por qué se rebelan los pueblos, y por qué conspiran las naciones? Los reyes de la tierra hacen alianzas, y los caudillos se declaran en contra del SEÑOR y de su Mesías, y dicen: Vamos a quitarnos sus cadenas; vamos a librarnos de sus ataduras.

El que reina en los cielos se ríe; el SEÑOR se burla de ellos. Pero ya enfurecido les habla, y con su enojo los deja turbados. Pero yo he establecido a mi rey sobre el monte Sion, mi santo lugar” (Salmo 2:1-6).

Una vez más los seres creados presumirán que pueden librarse del gobierno de su Creador. Pero el Rey que rige la Tierra fue puesto allí por el mismo Dios, y eso le hace el Rey de sus reyes. Luego Él les recordará cuál es la posición de ellos en la jerarquía.

Yo publicaré el decreto que el SEÑOR me ha comunicado: Tú eres mi hijo. En este día te he engendrado. Pídeme que te dé por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Someterás a las naciones con cetro de hierro; y las destrozarás como vasijas de barro.

Ustedes, los reyes, sean prudentes; y ustedes los jueces admitan corrección. Sirvan al SEÑOR con reverencia, y ríndanle culto con temor reverente. Ríndanse a los pies de su Hijo, no sea que él se enoje y ustedes perezcan, pues su enojo se enciende de repente. Bienaventurados todos los que en él confían” (Salmo 2:7-12).

En un evento que más tarde fue modelado en la ceremonia de adopción bíblica (Gálatas 4:4-7), el Padre formalmente nombra a Su Hijo el heredero de Su posesión legándole Su herencia. Todas las naciones son Suyas, y Él tiene la autoridad de regirlas como mejor le plazca. La elección del ser humano será obedecer o sufrir las consecuencias. La obediencia será recompensada con bendición, pero la rebelión acarreará una rápida destrucción.

Tampoco se nos dice cuántas personas serán salvas durante el Milenio, ni cuál será su destino. Lo que se nos dice es que al final de los mil años de la Era del Reino Satanás será soltado y no tendrá ningún problema para reclutar un enorme ejército para un último intento de recuperar su imperio perdido. Él encontrará una audiencia que está lista para escuchar su engaño y su ejército pronto será tan numeroso como la arena del mar. De todas partes del mundo se reunirán para rodear al pueblo de Dios y Su Ciudad Santa. Pero con una rápida y repentina ráfaga de fuego desde el Cielo, todos serán consumidos y Satanás será lanzado al lago de fuego por toda la eternidad (Apocalipsis 20:7-10). Una vez más, el hombre se rebela, Dios lo juzga y otra Era termina en fracaso.

Entonces vendrá el fin, cuando él (Jesús) entregue el reino al Dios y Padre, y haya puesto fin a todo dominio, autoridad y poder. Porque es necesario que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies, y el último enemigo que será destruido es la muerte. Porque Dios sujetó todas las cosas debajo de sus pies (Salmo 8:6). Y cuando dice que todas las cosas quedaron sujetas a él, es evidente que esto no incluye a aquel que puso todas las cosas debajo de sus pies. Pero una vez que todas las cosas queden sujetas a él, entonces el Hijo mismo quedará sujeto al que puso todas las cosas debajo de sus pies, para que Dios sea el todo en todos” (1 Corintios 15:24-28).

En ese momento, la respuesta de Dios a las acusaciones de Satanás quedará completa, y su juicio será final. El Cielo y la Tierra serán purificados. La Eternidad dará comienzo, y Dios reinará supremo. ¡Aleluya! 28/02/15.