Miércoles 8 de febrero de 2023
Un estudio bíblico por Jack Kelley
En Mateo 6:31-33 Jesús dijo que si buscamos Su reino y Su justicia, Dios suplirá todas nuestras necesidades. Hoy tenemos una bella historia del Antiguo Testamento que nos muestra que esa no era una idea nueva cuando Jesús la dijo, sino que estaba documentada en la historia judía.
La esposa de uno de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso del SEÑOR; y ha venido el acreedor para llevarse a dos de mis hijos por esclavos.
Eliseo le respondió: ¿En qué te puedo ayudar? Declárame qué tienes en tu casa.
Y ella le dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en la casa, sino una vasija de aceite.
Eliseo le dijo: Anda y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, muchas vasijas vacías. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa aceite en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
Y la mujer se fue, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a uno de sus hijos: Tráeme más vasijas.
Pero él le dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.
Fue ella y se lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Anda y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos podrán vivir de lo que quede. (2 Reyes 4:1-7)
¿Qué significa eso?
Durante el tiempo que siguió a la muerte del rey Salomón y a la división de Israel en dos reinos hubo un período de indiferencia general y apostasía, especialmente en el Reino del Norte. Durante este tiempo los hombres que mantuvieron su fe en el Señor formaron grupos de estudio en varios lugares con el propósito de mantener vivo el conocimiento del Señor. Estos grupos de estudio fueron llamados compañías de profetas. A pesar de que los hombres que formaban estos grupos no eran profetas oficiales de Israel, el Señor los bendijo con dones espirituales incluyendo el don de profecía. Tanto Elías como su sucesor Eliseo mantuvieron una relación cercana con estos grupos.
Cuando nuestra historia comienza, un hombre que había servido a Dios uniéndose a uno de estos grupos de profetas, acababa de morir. Su tiempo de servicio obviamente había limitado sus ingresos y cuando murió no solo no tenía ninguna herencia que dejar, sino que también había adquirido varias deudas. Y ahora era la obligación de su familia el pagar esas deudas.
Al no tener ninguna propiedad o dinero, la familia se estaba enfrentando a una esclavitud ligada por contrato, la cual, en esos días, era una forma legal para repagar las deudas. Pero como en ese entonces no existían trabajos para las mujeres, si los hijos eran obligados a convertirse en esclavos la viuda se quedaba sin ningún modo de sustento. Ese era un gran problema para el cual no existía ningún remedio. Sin embargo, fue solucionado de manera milagrosa por el Señor al haber multiplicado su pequeño suministro de aceite, en un valioso activo.
Eliseo le dijo a la viuda que les pidiera a sus vecinos que le prestaran todas las vasijas que ella pudiera conseguir. Luego el Señor sobrenaturalmente aumentó su suministro de aceite y cuando ella terminó de llenarlas, había suficiente aceite para pagar todas sus deudas y para sustentarla a ella y a sus hijos por el resto de sus vidas con el dinero que recibiría.
Pero la viuda y sus hijos no habían hecho nada para ganarse eso. Simplemente fue un regalo de la Gracia de Dios, el cual excedió, mucho más allá de la imaginación, lo que hubieran esperado, solucionando no solamente sus problemas presentes, sino también previniendo cualquier problema financiero futuro. Ellos quedaron acomodados para el resto de sus vidas, y todo lo que hicieron fue pedir.
Oculto en el Antiguo Testamento…
Pablo escribió, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4). Esta es una afirmación que contiene un enorme significado para los creyentes del Nuevo Testamento porque explica que la historia de Israel (el Antiguo Testamento) está llena de eventos cuya intención es la de instruirnos en los caminos del Señor. Se encuentran allí para animarnos a nosotros también, cuando traemos la perspectiva del Nuevo Testamento a los eventos del Antiguo Testamento. La historia de la viuda y el aceite es un gran ejemplo, y a pesar de que en realidad sucedió, se puede interpretar como lo haríamos con una parábola en la que cada personaje representa algo más.
La viuda y sus hijos pueden representar al mundo. Desde que el Señor hizo que Moisés ungiera a Aarón con un aceite especial, estableciendo así el sacerdocio levítico, el aceite ha sido tradicionalmente usado para simbolizar el Espíritu Santo. Y las vasijas vacías representan a la persona no regenerada como lo representan las vasijas del milagro de Jesús cuando convirtió el agua en vino (Juan 2:1-11).
Revelado en el Nuevo Testamento
Financieramente hablando, la viuda abandonada y sus hijos estaban frente a una vida de esclavitud. Espiritualmente hablando, cuando el Mesías vino, todas las personas en el mundo se estaban enfrentando una vida de esclavitud al pecado. Era un gran problema para el cual no había ningún remedio. La única presencia del Espíritu Santo que podía encontrarse estaba en Jesús (Juan 7:37-39). De la misma manera que Eliseo le dijo a la viuda y a sus hijos que juntaran jarras vacías, Jesús les dijo a Sus discípulos que fueran a todo el mundo bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:19).
Mientras la viuda tuviera jarras vacías, el suministro de aceite se multiplicaba para llenarlas. Conforme llenaba cada jarra, la ponía aparte. Cuando Jesús les dio el Espíritu Santo a Sus discípulos (Juan 20:22) y ellos a su vez se lo dieron a otras personas, la disponibilidad del Espíritu Santo se expandió más allá de Israel para suplir la necesidad que tiene todo el mundo. Desde entonces, cada nuevo creyente es lleno del Espíritu Santo desde el momento en que cree (Efesios 1:13-14, 2 Corintios 1:21-22). Siempre hay suficiente para llenar a cada persona y siempre lo habrá mientras haya gente que se acerque. Cada vez que alguno de nosotros se acerca y recibe el Espíritu Santo, somos puestos aparte. Nuestras deudas son pagadas (los pecados del pasado son perdonados) nuestra cita con la esclavitud queda cancelada, y nunca más estaremos de nuevo endeudados (nuestros pecados futuros también son perdonados) Colosenses 2:13-14, 2 Corintios 5:17, Hebreos 10:12-14, confirman todo lo anterior.
Cuando todas las jarras que la viuda y sus hijos habían juntado se llenaron, el aceite cesó de fluir. La viuda y sus hijos quedaron con activos suficientes para toda su vida. Cuando el número predeterminado de creyentes haya llenado la Iglesia, el ministerio del Espíritu Santo de morar en nosotros termina y entonces seremos súbitamente sacados de aquí y llevados a nuestra morada eterna con el Señor (Juan 14:2-3; Romanos 11:25). Para siempre estaremos acomodados.
¿Quedó usted tan asombrado como yo por la teología del Nuevo Testamento en este pasaje de 2 Reyes 4:1-7? Aquí encontramos la salvación por gracia, la remisión de los pecados, la redención del alma, el regalo de la vida, y la seguridad eterna, todo incluido y atado en un nítido paquete. Por supuesto, usted debe de conocer algo del Nuevo Testamento para poder ver esto. Y si usted no conoce el Antiguo Testamento no sabrá en dónde buscar la historia. Esto de nuevo demuestra que la Biblia no es dos libros sino solamente uno. Y aquellas personas que solamente leen una parte, sin importar cuál de las dos es, pierden el sentido. O sea, que lo que está contenido en el Antiguo Testamento se explica en el Nuevo Testamento, o dicho de otra manera, lo que está oculto en el Antiguo Testamento, se revela en el Nuevo Testamento. Para poder tener toda la historia, es mejor leer todo el libro. Selah. 13/07/2013