Domingo, 29 de junio de 2014
Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
“El SEÑOR les dijo a Moisés y a Aarón: El siguiente estatuto forma parte de la ley que yo, el SEÑOR, he promulgado: Los israelitas traerán una vaca de piel rojiza (alazana), sin defecto, y que nunca haya llevado yugo. La entregarán al sacerdote Eleazar, quien ordenará que la saquen fuera del campamento y que en su presencia la degüellen. Después el sacerdote Eleazar mojará el dedo en la sangre y rociará siete veces en dirección a la Tienda de reunión. Hará también que la vaca sea incinerada en su presencia. Se quemará la piel, la carne y la sangre, junto con el excremento. Luego el sacerdote tomará ramas de cedro y de hisopo, y un paño escarlata, y lo echará al fuego donde se incinere la vaca” (Números 19:1-6).
Por primera vez en muchos años se ha reportado el nacimiento de una vaca alazana. (Realmente es una ternera alazana, puesto que la ternera tiene que tener por lo menos un año y no haber tenido un ternero propio.) Esto ha causado una conmoción en los círculos judíos ortodoxos así como entre las personas cristianas conscientes de la profecía. La razón es que las cenizas de una vaca alazana pura son un ingrediente esencial en el agua de la purificación necesaria para restaurar al pueblo judío a la pureza ceremonial. Las personas inmundas (contaminadas) no pueden construir ni pueden adorar en un Templo santo, y un Templo es necesario para cumplir con la profecía de los tiempos del fin.
Por consiguiente la aparición de una vaca alazana es una señal de que uno de los últimos requisitos para la construcción de un Templo pronto podría cumplirse. Observe que yo dije que pronto podría cumplirse. Yo ya he visto varios informes noticiosos y otros artículos que actúan como si la construcción del Templo podría empezar mañana. Pero la verdad es que tendrán que pasar tres años antes de que la vaca alazana sea lo suficientemente adulta y durante ese tiempo no deberán crecerle más de dos (2) pelos que no sean rojos ya que si no sería descalificada.
Una vaca alazana pura es un animal raro. Incluso sus pezuñas tienen que ser rojas. En toda la historia de Israel se han sacrificado sólo nueve vacas alazanas, habiendo sido la última hace 2,000 años, en el año 15 d.C. El gran sabio hebreo Maimonides (1135-1204 d.C.) declaró que la décima vaca alazana anunciaría la venida del Mesías.
¿Después de todo este tiempo?
Después del año 15 d.C. no hay ningún registro de una potencial vaca alazana que haya nacido sino hasta mediados de los años de 1990 cuando nació una a través de un programa especial dirigido conjuntamente por criadores en los EE.UU. con el Instituto del Templo en Jerusalén. Yo recuerdo la conmoción que eso causó entre los estudiantes de la profecía y fui bendecido al poder discutirlo con los supervisores estadounidenses y judíos de ese programa de crianza en una reunión que yo organicé para ellos en 1994. Era una de una serie de reuniones que ellos estaban dirigiendo en los EE.UU. para incrementar el conocimiento entre las personas cristianas de su esfuerzo para criar una vaca alazana calificada.
Yo primero había conocido al Rabino Chaim Richman que estaba representando al Instituto del Templo unos años antes durante mi primer viaje a Israel. Él es una de las principales autoridades del mundo sobre la vaca alazana, y mucho del material que sigue lo tomé de su libro sobre el tema el cual él me dio muy amablemente durante esa visita a los EE.UU.
La emoción estaba muy alta hasta que 4 pelos blancos se encontraron en la cola de la vaca. Desde entonces ha habido otros pocos candidatos, pero todos se han sido similarmente descalificados. Como los anteriores, este ternero tendrá que seguir siendo 100% rojo durante 3 años para poder calificar.
Todos los sacrificios ofrecidos al Señor tienen que estar libres de cualquier defecto, mancha, o cosa parecida, pero usted podría preguntarse por qué esta vaca tiene que ser 100% roja. Según el Rabino Richman, eso se explica en Isaías 1:18, “Vengan luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si los pecados de ustedes fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.”
Dios no hace aproximaciones sobre algo. Se supone que la vaca es roja tiene que ser 100% roja porque ésa es la manera como Dios ve las cosas. Por ejemplo, para ser libres de pecado no es suficiente que nosotros seamos lo bastante buenos, nosotros tenemos que ser perfectos. La presencia de cualquier pecado en nuestra vida, incluso por pequeño que sea, nos hace pecadores en todo sentido. Para pecados no mayores en comparación a un par de pelos no rojos en una vaca roja, ya nosotros quedamos excluidos de la presencia de Dios. Santiago dijo que la violación de incluso un punto de la ley nos hace culpable de todos (Santiago 2:10). ¿Se da cuenta?
Cuando la vaca alazana se quema completamente sus cenizas son blancas. Siendo mezcladas con agua pura de un manantial o de un arroyo (llamada agua viva) y rociada sobre las personas las purifica de sus pecados.
Pero como en todos los remedios para el pecado, en el Antiguo Pacto las cenizas de la vaca alazana solamente los limpiaban de los pecados del pasado. A las personas no se les daba ninguna protección para el futuro. Cada vez que pecaban, los sacrificios y los rituales tenían que ser repetidos una y otra vez. Puesto que no podían dejar de pecar, nunca podían cesar de ofrecer sacrificios.
Ésta es una de las principales diferencias entre el Antiguo Pacto y nuestra versión del Nuevo Pacto. El escritor de la carta a los Hebreos explicó que los mismos sacrificios que se repetían sin cesar año tras año nunca pudieron hacer perfectos a aquéllos que se acercaban a adorar (Hebreos 10:1). Pero cuando Jesús ofreció una vez y para siempre un sacrificio por los pecados, con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (Hebreos 10:12-14).
Leyendo la letra menuda
“Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación” (Números 19:9).
Pero la vaca alazana por sí sola no garantizará que la construcción del Templo puede empezar. El versículo anterior nos dice que además del sacerdote que supervisa eso, alguien que esté ritualmente limpio tiene que ser el responsable de recoger y guardar las cenizas.
Normalmente las cenizas de las vacas alazanas del pasado se usarían para calificar a alguien para ese trabajo. En tiempos bíblicos las cenizas de todas las vacas alazanas del pasado se guardaban en el Templo. Debido a su importancia, estas cenizas indudablemente se conservaban anticipando la destrucción del segundo Templo. Pero durante los últimos 2,000 años el lugar en que las cenizas se guardaban se perdió. La mayoría de los expertos cree que las mismas se encuentran probablemente en la misma área de Qumran en dónde los Pergaminos del Mar Muertos fueron descubiertos. Con el correr de los años se han efectuado numerosas búsquedas utilizando lo último en tecnología pero, a la fecha, permanecen sin ser descubiertas. Si una persona contaminada recoge las cenizas, eso haría que todo el suministro se contamine, así que ellos deben encontrar una manera de purificar a un hombre para que recoja las cenizas del nuevo sacrificio y ver que sean guardadas apropiadamente.
Luego existe el problema de obtener agua pura para mezclarla con las cenizas. De nuevo, sólo alguien que esté ritualmente limpio puede obtener esa agua. En tiempos del Templo el agua se obtenía del manantial que alimentaba el estanque de Siloé. Se implementó un método ingenioso para asegurarse que el agua no se contaminara accidentalmente en el proceso de obtenerla.
Las personas judías creen que se pueden contaminar al estar en contacto con un cuerpo muerto. Desde la creación son tantas las personas y los animales que han muerto y han sido enterrados o simplemente fueron abandonados para descomponerse, que para ellos la misma tierra es una fuente de contaminación. Debido a ello el Templo se construyó encima de un cimiento que consiste en una serie de arcos alternos que se extienden por debajo del lecho de roca y de esa forma asegurarse de que nunca se contamine.
El agua del manantial brota pura de la tierra. Para asegurarse de que se mantenga así, se seleccionaba a ciertas mujeres embarazadas para que dieran a luz en una instalación especial construida para garantizar que no había ninguna posibilidad que los niños que ellas traían al mundo pudieran inadvertidamente ser contaminados. Los niños se criaban en este ambiente aislado, en pureza, hasta que alcanzaban la edad de ocho años cuando se determinaba que ellos ya estaban listos para obtener el agua.
Montados sobre unas tablas atadas a unos bueyes para no entrar en contacto con la tierra, ellos se dirigían al manantial para obtener el agua y llevarla al templo. Al llegar allí la mezclaban con las cenizas de las vacas alazanas del pasado y rociaban al sacerdote que dirigiría el sacrificio de la próxima vaca alazana. El sacerdote caminaba entonces sobre un puente especial que estaba construido encima de una serie de arcos, desde el monte del Templo a través del valle de Cedrón hasta el Monte de los Olivos en dónde el altar en el que la vaca alazana era sacrificada estaba localizado.
(La imagen al inicio de este artículo es un dibujo bastante raro del Monte del Templo que muestra el altar en el Monte de los Olivos, sobre el cual la vaca alazana se sacrificaba, situado en la esquina superior derecha, con el puente que lo conectaba a la Puerta Oriental del Templo. Observe los arcos que prevenían que nada de la tierra abajo contaminara la superficie sobre la que el sacerdote caminaba, permitiéndole de esta manera, permanecer ritualmente puro.)
Por supuesto, los oficiales de Instituto de Templo conocen todo esto, y están preparándose para cumplir con estos requisitos, aunque ellos no pueden hacerlo todavía hoy.
Así que a pesar de los titulares tan emocionantes que proclaman que ya se han cumplido los requisitos por construir el tercer Templo, los hechos cuentan una historia diferente. Ahora no me lo tomen a mal, pero la aparición de otro candidato de la vaca alazana es una gran noticia, y podría resultar ser una de las muchas señales que vemos alrededor de nosotros que nos indican que estamos en el fin de los tiempos. Pero eso no significa que todos los obstáculos han sido eliminados para la construcción del próximo Templo. Nada de eso.
Probablemente el obstáculo más grande es el deseo de los mismos judíos. Actualmente la mayoría de quienes están presionando por un Templo están haciéndolo por las razones equivocadas. Ellos piensan que construyendo un Templo con eso le demostrarán al mundo que los palestinos están equivocados al insistir que los judíos no tienen ninguna conexión histórica con Jerusalén. Para estas personas, el tener un Templo les daría una gran victoria política. El problema es que solamente con eso no llevarían a la nación a una relación más cercana con Dios. Aquéllos que quieren un Templo para renovar su pacto con Él todavía pertenecen a la minoría.
¿Qué se va a necesitar?
Yo creo que se necesitará la Batalla de Ezequiel 38 con la victoria sobrenatural de Dios quién la ganará para que ellos se enciendan en un verdadero deseo nacional de regresar a Él, y entonces es cuando ellos tomarán en serio la construcción de un Templo. En Ezequiel 39:21-22 el Señor dijo,
“Yo manifestaré mi gloria entre las naciones. Todas ellas verán cómo los he juzgado y castigado. Y a partir de ese día, los israelitas sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios.”
E incluso entonces ellos serán engañados al pensar que el anticristo es su Mesías, y le permitirán profanar su nuevo Templo. Daniel profetizó que esto pasaría.
“Durante una semana ese gobernante hará un pacto con muchos, pero a media semana pondrá fin a los sacrificios y ofrendas. Sobre una de las alas del templo cometerá horribles sacrilegios, hasta que le sobrevenga el desastroso fin que le ha sido decretado” (Daniel 9:27)
Hablando del mismo evento, Pablo dijo,
“Éste se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de adueñarse del templo de Dios y pretender ser Dios” (2 Tesalonicenses 2:4).
Y cuando Dios retorne para morar en el Templo durante el milenio una de Sus primeras declaraciones será la de acusar a Israel por haber permitir que eso sucediera.
“Ustedes dejaron entrar en mi santuario a extranjeros, incircuncisos de corazón y de cuerpo, para que profanaran mi templo. Mientras tanto, ustedes me ofrecían alimentos, grasa y sangre, violando así mi pacto con sus acciones detestables. No se ocuparon de cumplir con mi culto sagrado, sino que pusieron a extranjeros a cargo de mi santuario” (Ezequiel 44:7-8).
Ustedes tienen a la persona equivocada
Como personas cristianas que somos, nosotros creemos que la construcción del Templo precederá la venida del Mesías. Daniel (Daniel 9:27), Jesús (Mateo 24:15-21), Pablo (2 Tesalonicenses 2:4), y Juan (Apocalipsis 11:1) confirman eso. Por consiguiente a la persona que Israel le dará la bienvenida como el Mesías y quien los ayudará a construir el Templo será de hecho el anticristo. Hablándole a Israel, Jesús dijo, “Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; pero si otro viniera por su propia cuenta, a ése sí lo aceptarían” (Juan 5:43). Y así será.
Aun así, el nacimiento de un ternero que podría convertirse en la décima vaca alazana es una noticia importante para Israel y para los estudiantes de la profecía en todas partes. Para Israel podría significar que la venida del Mesías está cerca, aunque el tiempo antes de que Él venga incluirá la Gran Tribulación. Para la Iglesia podría ser una señal más de que el rapto está aún más cercano.
Cada vez son más los estudiosos de la profecía que están de acuerdo de que lo que es único en nuestro tiempo no es que existan las señales específicas que nos indican que estamos al final de la era. Lo que es único es que todas las señales que nos dijeron que buscáramos ya están aquí. Ya casi se pueden escuchar los pasos del Mesías. 29-06-14