Domingo, 26 de abril de3 2015
Un comentario por Jack Kelley
Durante los últimos cinco años aproximadamente he escrito varias veces acerca de los reyes del medio oriente de Daniel 11 conocidos como los reyes del norte y sur. Es esos estudios he mostrado cómo estos dos reyes volverán a ser prominentes de nuevo en los tiempos del fin conforme los chiitas (rey del norte) y los sunitas (rey del sur) compiten por la supremacía en el movimiento islámico. Antes de mirar a lo que actualmente está sucediendo en esta confrontación venidera, echamos un vistazo a sus orígenes.
Los dos reyes en la historia
Era el mes de junio del año 322 a.C. Cuando Alejandro Magno yacía en su lecho de muerte en Babilonia, habiendo conquistado el mundo conocido, se le preguntó quién heredaría su reino. “Dénselo al fuerte” se informó que dijo, a pesar de que él tenía un hijo que debió haber sido su heredero. Los cuatro generales que eran sus comandantes principales asumieron que esa fue una referencia a ellos, y después de la muerte de Alejandro ellos dividieron el reino entre ellos.
Dos de los cuatro generales, Casandro y Lisímaco, no se mencionan en Daniel 11, pero los otros dos, Seleuco y Ptolomeo, se convirtieron en los primeros reyes del norte y sur. Como parte de su imperio Seleuco obtuvo control de lo que hoy día se conoce como Siria, Líbano, Irak, Irán, Afganistán, Paquistán y partes de Turquía. Reinando por un tiempo desde Babilonia en el moderno Irak, él construyó una nueva ciudad capital a unos 30 kilómetros al sur este sobre el Río Tigris y la llamó Seléucida. Eventualmente él trasladó su capital a Antioquía en Turquía, en donde permaneció.
Ptolomeo tomó Libia, Egipto, Sudán, Israel y Jordania, y escogió a Alejandría en Egipto como su capital.
Los descendientes de estos dos reyes pelearon entre ellos por el control del mundo conocido durante los varios cientos de años y su historia se resume en Daniel 11:2-35, a pesar de que era una profecía cuando Daniel la recibió de un ángel. Este período culminó en Daniel 11:31-35, con la revuelta de los macabeos, cuando el último de los reyes importantes del norte, Antíoco Epífanes IV, fue derrotado (165 a.C.)
El ángel no le dijo a Daniel nada sobre la desaparición de rey del sur, puesto que no afectaba directamente a Israel. Pero la historia muestra que con el correr del tiempo los Ptolomeos se debilitaron más y más. El último rey del sur realmente fue una reina llamada Cleopatra, famosa por su romance con Julio César y luego con Marco Antonio, ambos romanos. Luego de su muerte en el año 30 a.C., lo que quedaba del reino de los Ptolomeos fue absorbido por el Imperio Romano, y los reyes del norte y sur dejaron de existir.
Los dos reyes en los eventos del presente
Ahora echémosle un vistazo a cómo es que los eventos del presente pueden estar insinuando el retorno de estos dos reyes antes de concluir con lo que el ángel le dijo a Daniel que sucedería concerniente a ellos al final de la era.
Hace aproximadamente unos cuatro años, Arabia Saudita, habiendo sido uno de los aliados más importantes en el Medio Oriente, empezó a rebelarse en contra de la política de los EE.UU. Eso lo hizo parcialmente como una expresión de enojo por la manera cómo los EE.UU. ayudó a derrocar al presidente de Egipto Mubarak, un amigo cercano del rey saudita, y en parte también por su frustración con los EE.UU. por su falta de acción en contra de Irán.
Los sauditas están temerosos de los esfuerzos de Irán para establecerse como la potencia dominante de la región y se han embarcado en un curso de acción más independiente, prometiendo defender a los estados del Golfo en contra del manoseo iraní en lugar de que dependan de los EE.UU. Arabia Saudita no quiere que Irán emerja como el líder del Medio Oriente islámico y está determinado a asegurarse de que eso no suceda, aún si con eso van a la guerra. Por ejemplo, ellos han ofrecido ayudar a Israel para que ataque las instalaciones nucleares de Irán cuando se presente el momento. También han proveído fondos para que los militares de Egipto derroquen al gobierno de la Hermandad Musulmana en Egipto patrocinada por los EE.UU., y han reemplazado la ayuda exterior que los EE.UU. retuvieron para Egipto.
Por su parte, Irán prácticamente tiene el control de Siria y Líbano, el primero con tropas élite y el último por medio de su cliente Hezbolá. Irán está fuertemente involucrado en respaldar el gobierno sirio a pesar de que según muchos informes, la existencia de Siria es en gran medida teórica. Si no fuera por el hecho de que una gran parte de Damasco todavía está en pie y continúa siendo el asiento del gobierno de Assad, Isaías 17 ya se habría cumplido. El que esta profecía en contra de Damasco no se ha cumplido todavía se debe en parte por el apoyo de Irán, y no por el poder de Siria. Irán es también la verdadera fuerza que dirige los esfuerzos de Irak para desalojar el Estado Islámico de su entorno. Irán tiene ahora tanta influencia en Irak que este también puede convertirse en un estado cliente del primero. Estos compromisos le cuestan a Irán entre $6 a $8 mil millones al año además de los soldados que han sido asignados. Yo creo que la creciente coalición chiita se desarrollará en el moderno rey del norte.
Arabia Saudita, Egipto, y Kuwait, quienes han formado una alianza sunita para contrarrestar la creciente influencia de Irán, se están movilizando para convertirse en el rey del sur. Yo no creo que sea una coincidencia que estas dos alianzas ocupen los estados reales que una vez estuvieran bajo el control de los reyes del norte y del sur.
El rencor entre chiitas y sunitas se muestra en la crisis que actualmente se está desarrollando en Yemen, en donde Irán se ha aliado con los rebeldes houtis en su esfuerzo para derrocar al gobierno yemení, y Arabia Saudita y Egipto han venido en defensa del gobierno. Se les han unido Marruecos, Jordania, Sudán, Pakistán, Quatar, Kuwait, Bahrain, y los Emiratos Árabes Unidos, todos ellos sunitas.
Parecía inevitable una confrontación cuando un convoy iraní de nueve barcos, sospechoso de llevar un cargamento de armas a los rebeldes, se dirigía a Yemen. Arabia Saudita ha dicho que a los buques iranís no se les permitirá ingresar en aguas territoriales de Yemen. Los sauditas ya han cerrado el espacio aéreo de Yemen a cualquier aeronave extranjera, militar o civil, y están determinados a negar el acceso de Irán a Yemen por mar también. Al momento de este escrito, el convoy iraní ha revertido su curso y parece que va de vuelta a Irán. Todavía está siendo monitoreado por los EE.UU., los sauditas, egipcios y las flotas de los EAU, y algunos oficiales de los EE.UU. están advirtiendo que “eso todavía no ha terminado.”
Ya sea que suceda en Yemen o en algún otro lado, una confrontación seria es inminente entre chiitas y sunitas. Las apuestas son altas porque el privilegio de reinar supremamente sobre el Islam, y quizás en todo el mundo, se mira como la recompensa del victorioso. (Las cartas comodín en esta confrontación venidera son Turquía, que en su mayoría es sunita, pero es más amigable hacia Irán que Arabia Saudita, y Egipto y el llamado Estado Islámico, que también son sunitas, pero no son amigables con nadie.)
La rivalidad entre estas dos sectas del Islam se remonta hasta la muerte de Mahoma, cuando hubo una batalla sobre el derecho de sucesión, la cual continúa hasta el presente. La mayoría de sus creencias son idénticas pero existen algunas diferencias. Por ejemplo, ambos creen en al-Madi, pero no están de acuerdo en quién será ni en lo que va a hacer. Muchos chiitas creen que él es el doceavo imán, que aparecerá en un tiempo de gran crisis en el mundo para establecer el califato islámico, o reino, y que va a someter el mundo entero a convertirse al Islam. Los sunitas creen que él va a revivir la fe, pero no necesariamente estará conectado con el fin del mundo.
Los dos reyes en la profecía
Trasladémonos ahora al futuro y veamos lo que el ángel le dijo a Daniel acerca de las cosas que están por venir. Si usted lo lee con cuidado se dará cuenta de que tres reyes diferentes están a la vista en Daniel 11:36 & 40 y sus identidades deben descubrirse para poder entender completamente lo que sucederá en los días que llevan al final de la era. Ellos son el rey que se exalta a sí mismo, el rey del norte y el rey del sur.
Primero, el rey que se exalta a sí mismo. El ángel le dijo a Daniel que tanta será la soberbia de este rey que se creerá más grande que cualquier dios; hablará con insolencia contra el Dios de los dioses (Daniel 11:36-37). En 2 Tesalonicenses 2:4 Pablo dijo que el anticristo se exaltará sobre todo lo que se llama dios o es adorado como tal. En Apocalipsis 13:6 Juan dijo que el anticristo blasfemará contra Dios y contra Su nombre. Así que todo parece que el rey que se exalta a sí mismo y el anticristo son la misma persona.
Cuando el anticristo primeramente sale a escena después de la batalla de Ezequiel 38-39 al mundo le parecerá que es un gran pacificador. Daniel 8:25 dice que él utilizará la promesa de la paz para engañar a la gente a sentirse segura. Él repartirá regalos de poder e influencia y aun va a confirmar un tratado permitiéndole a Israel construir el tercer Templo y a restablecer su adoración a Dios allí (Daniel 9:27). Conforma va ganando el apoyo del público él utilizará la fuerza para someter a los países que no se alinean con él. Hará a sus seguidores más cercanos gobernantes, dándoles las tierras conquistadas como recompensa por su lealtad (Daniel 11:39).
Pero cuando él se mueve para consolidar su control del Planeta Tierra al ir a Jerusalén para imponer su divinidad, el rey del norte y el rey del sur tratarán de detenerlo (Daniel 11:40).
Satanás siempre ha utilizado la necesidad del ser humano de tener una religión para ayudarlo a lograr su meta del dominio mundial, pero eventualmente él tendrá que hacerse a sí mismo el único objeto aceptable de adoración sin el estorbo de cualquier sistema religioso. Y de la misma manera como los judíos fueron incitados a matar a Jesús cuando Él afirmó ser Dios, igualmente estos reyes islámicos se escandalizarán cuando aquel que ellos creyeron que era el siervo prometido de Alá afirma ser el mismo Alá.
En el Islam hay un dicho que dice, “Alá no fue engendrado ni puede engendrar.” Cuando el anticristo se proclama a sí mismo ser Dios estará cometiendo una blasfemia en contra de Alá y de Dios. Cuando eso sucede, es fácil poder ver cómo los reyes del norte y del sur, con enormes ejércitos bajo sus órdenes, pueden forjar sus diferencias y unirse en contra de él. Nada inflama más a los seguidores del Islam como un ataque a su religión.
Esto nos dice que aún entre los países islámicos habrá resistencia al gobierno del anticristo. Es importante recordar que hay discrepancias entre las varias ramas del Islam sobre cómo y por quién el dominio mundial va a ser alcanzado. Pero él los traerá bajo su dominio y después de invadir muchos países, llegará a Jerusalén para establecer su centro de operaciones allí (Daniel 11:42-45), en donde entrará en el nuevo Templo para declarar que él es Dios (2 Tesalonicenses 2:4).
En Mateo 24:15 Jesús dijo que esa declaración será la causa principal de la Gran Tribulación y la que activará su inicio. Eso se debe a que será el evento que enfrenta a Satanás y su hombre directamente en contra de Dios y Su Ungido, como lo profetizó el Rey David hace tanto tiempo atrás (Salmo 2:2-3). La derrota de los reyes del norte y del sur por el anticristo puede ser el motivo por el que todo el mundo se le une y declara, “¿Quién puede compararse a la bestia? ¿Quién podrá luchar contra ella?” (Apocalipsis 13:4). Y como se le dijo a Daniel, el anticristo será exitoso hasta que se complete el tiempo de la ira porque esa es la manera cómo Dios ha determinado que suceda (Daniel 11:36). Nadie en la Tierra podrá oponérsele.
Pero cuando su tiempo ha llegado a su fin, será derrotado. En donde los reyes del norte y del sur fracasaron, el Rey de reyes tendrá éxito y al final no habrá quién ayude a este autoproclamado rey (Daniel 11:45).
Si, como yo creo, el malestar presente en el Medio Oriente islámico está llevando a la reaparición de los antiguos reyes del norte y sur, luego la aparición del anticristo no puede estar muy alejada. Y esa es otra razón para que nosotros creamos que los días de la Iglesia en la Tierra realmente están contados. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 26/04/15