Lunes 23 de septiembre de 2019
Un estudio bíblico por Jack Kelley
Llegó el momento de terminar nuestro estudio sobre Isaías. Y lo hacemos con pasajes muy bien conocidos tomados de Isaías 63, 65 y 66. Al principio yo les indiqué que esto tomaría un poco de tiempo, y así ha sido. Para ser exactos, 13 semanas. Pero no quedarán desilusionados con este final.
Isaías 63:1-6. El Día de Venganza y de Redención de Dios.
¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder?
Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.
¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?
He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los pisoteé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.
Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira pisoteé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre (Isaías 63:1-6).
Mirando hacia el oriente Isaías vio, con los ojos de su mente, a un poderoso personaje que venía resueltamente hacia la Santa Ciudad. Él indagó a este personaje, y la respuesta solamente pudo haber sido del Señor. ¿Quién más habla en justicia? ¿Quién más es lo suficientemente poderoso para salvarnos?
Y aun así, sus vestidos están obviamente manchados de color rojo como si alguien más los hubiera salpicado con vino. Es la sangre de sus enemigos. Él solo los ha derrotado, impulsado por la ira que ha mantenido guardada por tanto tiempo, y que ahora la suelta en toda su fuerza.
Juan también lo vio, y lo describe de esta manera:
“Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS” (Apocalipsis 19:12-13).
Hoy día Edom corresponde a Jordania del Sur, y Bosra está situada como a 40 kilómetros al este del borde sur del Mar Muerto. Su nombre en griego es Petra, y será el refugio para el remanente de creyentes de Israel. Hace dos mil años el Señor Jesús les advirtió de huir a los montes tan pronto se dieran cuenta de la abominación desoladora (Mateo 24:15). Cuando eso suceda, Él los guiará hacia allí, como si fueran en alas de águila (Apocalipsis 12:14). Él los protegerá durante tres años y medio, y derrotará las fuerzas del enemigo que se han formado en contra de ellos.
Isaías 65:17-25. Cielos Nuevos y Tierra Nueva
Porque yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento (Isaías 65:17).
Juan utilizó este versículo para empezar Apocalipsis 21, y debido a un entendimiento erróneo, la gente ha asumido durante siglos que esto se refiere a la eternidad. No se han tomado en cuenta dos detalles que, en mi opinión, colocan Apocalipsis 21:1—22:6 al principio del Milenio, y no al final del mismo.
El primer detalle es que el contexto de Isaías 65:17-25 es claramente milenial. La gente vive y muere, el tiempo se mide y los efectos del pecado aun son evidentes en sus vidas. La frase “ciclos nuevos y tierra nueva” tiene la intención de mostrarnos que los efectos de la maldición han sido eliminados, y que la creación ha sido restaurada a su condición original, tanto física como espiritualmente. (Jesús habló de este tiempo, llamándolo la restauración de todas las cosas en Mateo 19:28.) Y el segundo detalle lo encontramos en Apocalipsis 20:7-15, y que llamaremos un anexo entre paréntesis, el cual Juan utilizó para revelar el destino último de Satanás y de todos los incrédulos de la humanidad, mientras estaba hablando sobre la muerte segunda.
En resumen, al final del milenio Satanás será soltado de su prisión de mil años y montará una rebelión final la cual de inmediato será aplastada. Él será lanzado al lago de fuego para unírseles al anticristo y al falso profeta, los cuales ya están allí dentro (Apocalipsis 19:20). Luego los muertos que no son salvos de todas las épocas, serán levantados para ser juzgados, y ellos también serán lanzados al lago de fuego. Y para probar su punto, Juan concluye este pasaje diciendo que el lago de fuego es la muerte segunda.
Luego él comienza Apocalipsis 21 citando Isaías 65:12 para mostrar que él se refería al comienzo del milenio para darnos los detalles de nuestro hogar, la Nueva Jerusalén. Apocalipsis 22:1-5 prosigue con un resumen de Ezequiel 47:1-12, el cual nos da un vistazo sobre la vida en la Era del Reino de Israel sobre la Tierra. La Biblia, que hace una crónica de la historia de la Era del Hombre, termina al final del milenio y no da ninguna descripción específica de la eternidad. Solamente menciona que sí hay una.
De lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.
Aquí Dios promete que, además de hacer todo nuevo en la creación, toda la miseria y el sufrimiento de esta era serán borrados de las mentes de las personas, así como el recuerdo de los seres queridos que rehusaron creer en la verdad para ser salvos. Cualquier cosa que llevan en sus mentes que les impida el flujo continuo de la paz y del gozo en sus vidas, será removida. Es algo como un software infectado con un virus que se elimina y luego se vuelve a instalar para que funcione de la manera como fue diseñado. (Ya esto habrá sucedido para nosotros en el Rapto.)
Ahora leamos el resto del pasaje para ver cómo es que Isaías vio la vida sobre la Tierra durante la Era del Reino de Israel.
Pero se gozarán y se alegrarán para siempre en las cosas que yo he creado; porque yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.
No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito.
Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos.
No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.
El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová (Isaías 65:18-25).
La frase “el polvo será el alimento de la serpiente” es un recordatorio de Génesis 3:14 y nos dice que de toda la creación, solamente la serpiente mantendrá los efectos de la maldición que Dios pronunció sobre ella en el Edén.
Miqueas, contemporáneo de Isaías, agregó unos pocos detalles a esta descripción de paz y de prosperidad ininterrumpidas.
“Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado. Aunque todos los pueblos anden cada uno (ahora) en el nombre de su dios, (pero) nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre” (Miqueas 4:4-5, he agregado las palabras “ahora” y “pero” para darle más sentido a la descripción de Miqueas).
A propósito, fue la referencia que el Señor hizo de Miqueas 4:4 que causó que Natanael exclamara, cuando lo conoció por primera vez, “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” (Juan 1:47-49). En efecto, Jesús dijo que había “visto” al Natanael perfeccionado en el milenio. Solamente Dios puede hacer una cosa como esa.
Paz Para Su Pueblo, Furia Para Sus Enemigos
Porque así dice Jehová: Yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamarán, y en los brazos serán traídos, y sobre las rodillas serán mimados. Como aquel a quien consuela su madre, así los consolaré yo a ustedes, y en Jerusalén tomarán consuelo.
Y verán, y se alegrará su corazón, y sus huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos.
Porque Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a toda persona; y los muertos de Jehová serán multiplicados (Isaías 66:12-16).
Si ustedes están comparando este estudio con las tendencias presentes en el Medio Oriente, se darán cuenta de que el plan del Señor para Israel es lo contrario a lo que el mundo está forzando a hacer. Esto es porque el mundo ha sido embaucado para que adopte el plan de Satanás, el cual llama a la destrucción de Israel. Se necesitará la medida completa de la furia del Señor para convencerlos de que están del lado equivocado del asunto. Según las narraciones, un total de la mitad de la población mundial morirá en el proceso.
Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá la descendencia y el nombre de ustedes. Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de la gente que se rebeló contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo ser humano (Isaías 66:22-24).
En su libro titulado “Bases Bíblicas Para la Ciencia Moderna” (Biblical Basis For Modern Science), Henry Morris escribió, “Cuando la hembra de la especie del gusano escarlata está lista para dar a luz a sus crías, adhiere firmemente su cuerpo al tronco de un árbol, quedando tan firme y permanente adherida al tronco, que nunca se apartará del mismo. Los huevos que deposita debajo de su cuerpo quedan así protegidos hasta que la larva nace y es capaz de entrar en su propio ciclo de vida”.
Cuando muere la madre, excreta un fluido de color rojizo el cual se utilizaba para fabricar el tinte carmesí en tiempos bíblicos. Esta es una poderosa ilustración de lo que el Señor ha hecho por nosotros. Él se adhirió a Sí mismo a la cruz y derramó Su sangre cuando moría. Debido lo que hizo es que podemos nacer de nuevo y así recibir la vida eterna. Es interesante que en el Salmo 22:6 David citara al Señor llamándose a Sí mismo un gusano, y no un hombre.
Quizás Isaías tenía esto en mente cuando escribió estos últimos versículos. Si eso es así, él estaba diciendo que aquellas personas que se rebelan en contra de Dios lo hacen al no aceptar Su muerte como pago por sus pecados. El “gusano” que ellos escogen, entonces, no puede (y no podrá) morir por ellos, y no existe para ellos ninguna otra forma para nacer de nuevo y poder escapar del fuego que nunca se apaga. Están físicamente muertos, pero sus espíritus no han sido liberados por lo que quedarán atrapados en sus cadáveres, atormentados por el fuego.
No debe de sorprendernos que aprendamos más del milenio por Isaías, de lo que hicimos en el capítulo que Juan dedica al mismo en Apocalipsis. No se le llama la Era del Reino de Israel por nada. Está en la Tierra y es para Israel. Y esa es otra buena razón para sacar a la Iglesia de este planeta y llevarla a la Nueva Jerusalén. De esta manera, cada persona podrá disfrutar de su propio destino sin ser distraída por el otro.
De Juan 14:1-3 nos damos cuenta que el Señor Jesús iba a prepararnos un lugar, y que vendrá para llevarnos con Él al Cielo en donde él está. De Ezequiel 43:7 sabemos que Dios algún día va a retornar a Israel para vivir entre Su pueblo escogido en la Tierra, en donde ellos van a estar. Ambas profecías son ciertas, dejando en claro que la Iglesia e Israel son dos entidades diferentes, con orígenes diferentes y destinos diferentes. Decir que una ha reemplazado a la otra es negar la verdad obvia de las Escrituras. Al terminar, es mi oración para ustedes que este estudio de Los Tiempos del Fin Según Isaías, ha resuelto esto sin lugar a dudas. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 04/04/2009.