Lunes, 2 de septiembre de 2019
En este artículo sobre Los Tiempos Del Fin Según Isaías, veremos los capítulos 26 y 27, con los cuales completamos la profecía en cuatro capítulos, que empezamos en el artículo anterior.
Isaías 26. Un Cántico de Alabanza
En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. Abran las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.
Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. La pisoteará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos. El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo.
También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; por que luego que hay juicios tuyos en la tierra, los habitantes del mundo aprenden justicia (Isaías 26:1-9).
Los que aquí hablan son los creyentes judíos de la tribulación, que son obedientes al Antiguo Pacto. Están contrastando dos ciudades simbólicas. La ciudad fuerte simboliza a Jerusalén que contiene a la ciudad de justicia, que es el remanente de creyentes que confía en el Señor y que recibe la completa paz en medio del caos. Pero la ciudad exaltada, que simboliza a Babilonia, está llena de incrédulos y es totalmente derribada. Los oprimidos y los pobres en ella se rebelan en contra de los líderes injustos y ayudan a derribarla y a hollarla hasta hacerla polvo.
El remanente de creyentes añora el retorno del Señor, sabiendo que Sus juicios traen la justicia de vuelta a la tierra. Es importante recordar que en los últimos días, Israel volverá a ser una nación del Antiguo Pacto, bajo la Ley. De otra manera no necesitarían, ni querrían, un Templo, y las advertencias como, “Oren, pues, que su huida no sea en invierno ni en día de reposo” (Mateo 24:20), serían innecesarias. Solamente a los judíos del Antiguo Pacto de les prohíbe viajar en un Sabbath.
En la Biblia Nueva Versión Internacional, la palabra Jehová es SEÑOR en mayúsculas. Esto en hebreo significa JHVH, el tetragrámaton de las cuatro iniciales del nombre de Dios en el Antiguo Pacto. Ellos aún no conocen el nombre de su Mesías, a pesar de que la palabra hebrea para la salvación que forma las paredes y murallas de la ciudad fuerte es Yeshúa, el nombre de Jesús. No es sino hasta que la gran tribulación está por terminar que ellos mirarán al que traspasaron (Zacarías 12:10) y lo reconocerán, a pesar de que Él los ha estado protegiendo todo el tiempo.
Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá (Isaías 26:10-11).
Aun en la ira, Dios se acuerda de la misericordia (Habacuc 3:2). En medio de la destrucción total de las naciones en las cuales ellos han sido esparcidos, el Señor extiende Su gracia a Su pueblo dándoles una última oportunidad. Pero los malvados rehúsan ver eso y sufrirán las consecuencias. La gran tribulación ha sido llamada el fuego del refinador. En este todas las impurezas de Israel saldrán a flote y serán quitadas para no sufrir la suerte de los enemigos de Dios.
Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras. Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra (Isaías 26:12-15).
Al admitir su pasada idolatría, el remanente una vez más le jura fidelidad solamente a Dios, ahora y para siempre. Sus otros dioses están muertos y ya no existen, para nunca más volver a levantarse. Ellos finalmente confesarán que fue Él el que agrandó su nación y extendió sus fronteras. Esto puede referirse a una batalla que aun está en el futuro de nuestro tiempo, la cual está predicha en el Salmo 83, en donde el Señor les dará la victoria a los judíos sobre los vecinos que los rodean, con el resultado de que su territorio se agranda en un área que es más consistente con las fronteras originales de la Tierra Prometida.
Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los habitantes del mundo (Isaías 26:16-18).
Una de las cosas que Dios escogió que Israel hiciera es llevarles Su salvación a los gentiles, y aquí ellos admiten que fracasaron. Dios, quien no pierde oportunidades a pesar de que fracasemos en nuestro llamado, hizo que Isaías profetizara que Él llevaría a cabo esto por medio de ellos en la Persona del Mesías (Isaías 49:1-6).
Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despierten y canten, residentes del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.
Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque Jehová sale de su lugar para castigar al habitante de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos (Isaías 26:19-21).
Mientras que los creyentes muertos del Antiguo Testamento serán resucitados, no será sino hasta el final de la gran tribulación (Daniel 12:2). Y mientras que el remanente vivo huirá a las montañas de Judea en su inicio (Mateo 24:15), el orden verdadero de estos eventos será el opuesto a como se mencionan aquí. Y, además, Apocalipsis 6:17 muestra que la ira de Dios comienza varios años antes de la aparición de la abominación desoladora, que es la señal que Jesús les dio a los judíos para que huyeran. Y bajo ningún posible razonamiento, este pasaje se ha cumplido literalmente en el pasado, como tampoco lo será con el remanente judío.
Esta es una profecía para los últimos días, la cual primero promete una resurrección de los muertos, seguida luego por el ocultamiento del pueblo de Dios mientras Su ira se desata sobre los moradores de la tierra por sus pecados. Esta profecía es tan asombrosamente similar al mensaje de Pablo a la Iglesia en 1 Tesalonicenses 4:15:17, que yo estoy convencido que es la “palabra del Señor” a la que Pablo se refirió cuando escribió este pasaje. Leámoslo.
Por lo cual les decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Tesalonicenses 4:15-17).
Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán (1 Tesalonicenses 5:3).
Claro que nadie sabe a ciencia cierta que ese sea el pasaje al que Pablo se estaba refiriendo, pero los eruditos han investigado el Nuevo Testamento en vano buscando una enseñanza de Jesús para justificar la afirmación de Pablo. Pero no hay ninguna. Entonces, comparemos estos dos pasajes.
Isaías: Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despierten y canten, residentes del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.
Pablo: Los muertos en Cristo resucitarán primero.
Isaías: Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.
Pablo: Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire.
Isaías: Porque Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad.
Pablo: Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escapará.
Las palabras son un poco diferentes, pero ciertamente me parece a mí que están describiendo el mismo evento. Para apoyar aun más esto, la palabra hebrea traducida como “anda”, de ir, en la frase “anda, pueblo mío”, se traduce “sube” en la Versión Reina Valera 1960, o “ven” en la Biblia de las Américas, recordando la orden que recibe Juan en Apocalipsis 4:1, “Sube acá”. También significa partir, y desaparecer. Interesante.
Isaías 27. La Liberación de Israel
En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar (Isaías 27:1).
No tiene sentido asumir que Isaías está hablando aquí de un monstruo marino literal. Yo creo que este versículo hace referencia a la destrucción de Satanás. Si eso es así se confirma la anterior profecía sobre la condenación de Satanás en Isaías 14.
En aquel día canten acerca de la viña del vino rojo. Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe. No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los pisotearé, los quemaré a una. ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo (Isaías 27:2-5).
Isaías compara la protección de Dios a Israel con la de un agricultor que cuida su viña. Como una demostración de Su misericordia el enemigo, representado por los espinos y los cardos, tiene la elección de ser consumido por ese fuego o hacer la paz con Él.
Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto (Isaías 27:6).
Desde su renacimiento en 1948 Israel se ha convertido en un exportador principal de frutas, vegetales y flores frescas, suministrando hasta tiempos recientes, gran parte del mercado europeo. Últimamente, las diferencias políticas han hecho que algunos países europeos y del Medio Oriente boicoteen las exportaciones israelitas. Pero este versículo tiene un cumplimiento espiritual también. A causa de Israel, el Evangelio dará fruto en todo el mundo.
¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido muerto como los que lo mataron? Con medida lo castigarás en sus vástagos. El los remueve con su fuerte viento en el día del aire solano. De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol (Isaías 27:7-9).
Como si estuviera anticipando la falsa enseñanza de los teólogos del reemplazo los cuales cuestionan el derecho de Israel a existir, el profeta pregunta si los juicios que destruyen el mundo destruirán también a Israel. La respuesta del Señor la encontramos en Jeremías 30:11.
Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.
Habiendo rechazado hasta el momento la oferta de perdón del Mesías, Israel ha escogido permanecer como responsable bajo el Antiguo Pacto y en esa posición soportará el castigo de un pueblo que está alejado de la comunión con Dios. Pero Dios no los abandonará. La disciplina de los juicios del tiempo del fin los va a hacer despertar, y entonces, ellos buscarán al Señor. Escuchemos las palabras de un contemporáneo de Isaías, el profeta Oseas.
Vengan y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él (Oseas 6:1-2).
Después de dos milenios ellos han sido revividos. Cuando empiece el tercer milenio ellos serán restaurados y Él entonces vendrá a morar con ellos una vez más. El fruto más precioso de todos será la remoción de los pecados de Israel.
Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas.
Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó (Isaías 27:10-11).
Para Babilonia es una historia diferente porque su pueblo, después de todos estos siglos, ha permanecido sin entendimiento y se encuentran más allá del alcance de la compasión.
Sucederá en aquel día, que trillará Jehová desde el río Éufrates hasta el torrente de Egipto, y ustedes, hijos de Israel, serán reunidos uno a uno.
Sucederá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén (Isaías 27:12-13).
El Señor va a pasar a través de la Tierra Prometida para reunir a Su pueblo sin dejar a nadie atrás. Isaías también dejó en claro que en la Era del Reino Egipto y Asiria van a volver a ser naciones prominentes en la tierra junto con Israel.
En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto, y monumento a Jehová junto a su frontera. Y será por señal y por testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a Jehová a causa de sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre. Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán. Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará (Isaías 19:19-22)
Zacarías 14:18-19 explica que las aflicciones de Egipto serán causadas por su rechazo en celebrar la Fiesta de los Tabernáculos durante el Milenio.
En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad (Isaías 19:23-25).
Hoy día se encuentra un monumento gigantesco en el único sitio que es tanto el corazón como la frontera de Egipto. (El nombre bíblico de Egipto es Mizraim que literalmente significa 2 Egiptos puesto que es la forma doble de su raíz, Matzor.) Queda en un lugar llamado Giza, la cual es una palabra árabe que significa frontera. Giza está localizada en la frontera entre el Alto y el Bajo Egipto (los 2 Egiptos) y está en el centro de un arco que circunscribe la región del Delta del Nilo. Entonces, está en la frontera, pero también en el corazón de Egipto. Este monumento es la Gran Pirámide, y es el edificio más sorprendente sobre la faz de la tierra. Las características únicas de la localización de la Gran Pirámide, su construcción, y sus dimensiones, desafían los límites de la capacidad humana, aun hoy en día, y sin embargo, fue construida hace 4.000 años. ¿Quién la construyó y con qué propósito? ¿Es este el monumento del que habla Isaías? Muchas personas que han estudiado la Gran Pirámide están convencidas que la respuesta es sí. (Lea más en el artículo La Gran Pirámide de Giza.
En este vistazo en cuatro capítulos del fin de la era, hemos visto la tierra ser juzgada, Babilonia destruida, el Mesías revelado, la Iglesia raptada, Satanás juzgado, Israel restaurado, y aun hemos tenido un vistazo de la eternidad. Y créanme, apenas hemos empezado. Los cuadros más descriptivos de la Tierra en la Era del Reino se encuentran en Isaías, y nos dejarán sin aliento.
21/02/2009.