Lunes 21 de junio de 2021
Esta es la Parte 3 de 4 en la seria Los Tiempos del Fin Según Jesús
Un estudio bíblico por Jack Kelley
“En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de los cielos. Sólo mi Padre lo sabe. La venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé; pues así como en los días antes del diluvio la gente comía y bebía, y se casaba y daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces, estarán dos en el campo, y uno de ellos será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán en el molino, y una de ellas será tomada, y la otra será dejada” (Mateo 24:36-41).
No deje que este pasaje lo confunda como ha sucedido con otras personas. Observe que la primera frase dice, “En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe”. Suficientes personas al final de la era sabrán cuándo el Señor está por regresar. Recuerde, ambos, el evento que inicia la gran tribulación y la duración de esta, están claramente descritos y sin errores. El día en que el anticristo se meta en el Templo y declare que es Dios, las personas solamente tendrán que contar 1.260 días para levantar sus ojos al cielo (Mateo 24:29). Esa es la señal de que la Gran Tribulación ha comenzado. Luego la señal del Señor aparecerá en el cielo (Mateo 24:30). Y finalmente, la gente verá al mismo Señor viniendo en las nubes en poder y gran gloria. Pero el período de tiempo requerido para que esta secuencia se complete, nadie lo sabe, y eso es lo que dice ese pasaje.
De la misma manera el Señor comparó el momento de Su regreso con los tiempos de Noé, para que esperemos ver las circunstancias similares que nos llevan a esos dos eventos. Y las tenemos. Ambas abarcan juicios a nivel mundial que suceden en el momento en que la mayoría de las personas serán tomadas por sorpresa. A pesar de que en ambos casos la gente de la Tierra ha recibido repetidas advertencias de lo que se avecina, esas advertencias son ignoradas por la mayoría de las personas. En el caso del diluvio el juicio vino en forma de lluvia, la cual cayó sobre la tierra durante 40 días y 40 noches. En el caso de la gran tribulación, caerán sobre la tierra 21 juicios separados sobre un período de tres años y medio. Y esto es de que a pesar de que solamente ocho personas sobrevivieron al diluvio, el Señor advirtió que la gran tribulación será el peor tiempo de juicio sobre la tierra en toda la historia humana.
La segunda insinuación sobre un cuerpo de creyentes en el cielo que aguardan el retorno del Señor es aún es más vaga que la primera, y la encontramos un poco antes en Mateo 24:31. Es que el diluvio y la gran tribulación tienen tres componentes: juicio, preservación a través del juicio y escape del juicio. En los días de Noé, los incrédulos fueron juzgados, la familia de Noé fue preservada del juicio, y Enoc escapó totalmente del juicio. Al final de la era, los incrédulos serán juzgados, el remanente de Israel es preservado a través del juicio y la Iglesia escapa del juicio.
Ahora consideremos las palabras “tomado” y “dejado” en Mateo 24:40-41, con más detalle. La palabra griega traducida “tomado” en los versículos 40 y 41 (paralambáno), quiere decir “recibir”. Y el significado principal de la palabra “dejado” (afiemi), es “despedir”. Estas palabras se refieren a la disposición de aquellas personas que han permanecido en la tierra cuando el Señor retorne, y son los sobrevivientes de la tribulación. Los que se han convertido en creyentes serán recibidos en el Reino y los que no lo hicieron serán despedidos al lugar preparado para el diablo y sus ángeles. Las personas que tratan de ver el Rapto en este pasaje están buscando en el lugar equivocado.
“Por tanto, estén atentos, porque no saben a qué hora va a venir su Señor. Pero sepan esto, que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a venir el ladrón, se quedaría despierto y no dejaría que robaran su casa. Por tanto, también ustedes estén preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos piensen” (Mateo 24:42-44).
Esta advertencia se les da principalmente a aquellos sobrevivientes de la tribulación que no son creyentes. Como lo dijimos anteriormente, una vez que comienza la gran tribulación, todos los creyentes que han quedado en la Tierra, sabrán cuándo esta terminará. La secuencia de los eventos que siguen también es clara. Lo único que no podrán saber es la hora y el día exactos de Su venida.
Pero no, esta advertencia está dirigida a los indecisos, quienes no se están dando cuenta de que las profecías se están cumpliendo a su alrededor y tampoco se han dado cuenta que si se esperan demasiado, serán tomados por sorpresa y perderán su última oportunidad de salvación. No nos equivoquemos, estas personas estarán muy conscientes de los disturbios masivos que han afectado sus vidas, y que han sido causados por los juicios de los últimos tiempos. Simplemente no entenderán qué es lo que está detrás de todo eso. Recordemos que la confusión y el engaño estarán a la orden del día.
Piense sobe la analogía del ladrón. Cuando el Señor retorne sorpresivamente (como un ladrón), estará penetrando en un lugar que el enemigo considera que es suyo y de sus seguidores. “Ellos sólo piensan en lo terrenal. Su dios es el vientre, su orgullo es su vergüenza, y su fin será la perdición. Pero nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:19-20). El Señor no estará viniendo como un ladrón en la noche en cuanto a los creyentes se refiere, llegando furtivamente al mundo. Ellos estarán ansiosamente vigilando e impacientemente esperando, contando los días, orando por Su llegada, ansiando que Él los lleve a casa para estar siempre con Él.
“¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual su señor deja encargado de los de su casa para que los alimente a tiempo? Bien por el siervo que, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus bienes. Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir, y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, el señor de aquel siervo vendrá en día que menos pensado, y a una hora que nadie sabe, y lo castigará duramente, y le hará correr la misma suerte de los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes” (Mateo 24-45-51).
Los peores castigos están reservados para aquellos que están en posiciones de liderazgo; las autoridades de las religiones organizadas quienes en lugar de “alimentar” a sus rebaños con el Pan de Vida y animándolos con la promesa de Su retorno, los confunden y engañan con falsas doctrinas y niegan la validez de la Palabra Profética de Dios. Por sus obras ellos demuestran la depravación de sus propias almas, mostrándose a sí mismos estar vacíos del Espíritu Santo y ser merecedores del castigo. A sabiendas o no, ellos son infiltrados procedentes del campo del enemigo, como la cizaña entre el trigo.
Habiendo abandonado la verdad, estos falsos maestros ya no esperan el retorno del Señor, porque han ignorado el cumplimiento obvio de la profecía a su alrededor y han ridiculizado a todos aquellos que tienen una fe como niños que es lo que los sostiene. Estos “ateos cristianos” como algunas veces se llaman ellos mismos, son peor que el enemigo porque parecen amigos y hablan como uno de ellos. Son como los que Juan describe que aparentan tener la autoridad del Cordero pero hablan como dragón (Apocalipsis 13:11). Ellos también están asignados al lugar preparado para el diablo y sus ángeles.
Pero el Señor elevará a un lugar de autoridad en Su Reino a todas aquellas personas que han guardado la Palabra de Dios a pesar de las intensas penurias y persecuciones de esos momentos, y les han enseñado la sana doctrina a las ovejas que se les ha confiado. De la misma manera que las personas que estén vivas cuando el Señor retorne y sean recibidas en el Reino con honores, habrá otras que serán despedidas a la vergüenza y desprecio, como también lo serán sus líderes.
En el capítulo 25, Mateo relata dos parábolas, las Diez Vírgenes y los Talentos y, como una advertencia a los sobrevivientes de la tribulación, el Juicio de las Ovejas y las Cabras (el Juicio de las Naciones). En todos estos tres casos, el énfasis está en la separación de los fieles de los infieles luego del retorno del Señor. Los fieles serán recibidos con honores en el Reino, mientras que los infieles serán separados para ser juzgados. Puesto que estos tres casos incluyen una referencia al tiempo que los coloca en los eventos que son consecuencias de Su Segunda Venida, todo el capítulo 25 se expande en la frase “tomados y dejados” de Mateo 24:40-41.
Debido a que ha existido bastante confusión, debemos dejar esto perfectamente claro. Todos los puntos de vista sobre el momento del Rapto de la Iglesia, ninguno de ellos lo coloca después de la Segunda Venida. Pero en cada porción de Mateo 25, se indica el período de tiempo. Volviendo atrás un poco para establecer el orden, leemos:
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días…” habrá señales en los cielos después del final de la tribulación (Mateo 24:29).
“Entonces”, aparecerá Jesús en el cielo después que termina la gran tribulación (Mateo 24:30).
“En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe,” el día de Su segunda venida después de la tribulación. (Mateo 24:36).
“Entonces”, conectando la Parábola de las Diez Vírgenes con la Segunda Venida (Mateo 25:1).
“Porque [de nuevo]”, se refiere al mismo periodo de tiempo al comenzar la Parábola de los Talentos (Mateo 25:14).
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloría”, así empieza el Juicio de las Ovejas y las Cabras (las Naciones), el cual describe el juicio de los sobrevivientes de la tribulación después de la Segunda Venida de Cristo (Mateo 25:31).
Como podemos darnos cuenta, todo esto sucede de manera cronológica después de la tribulación y de la Segunda Venida de Cristo, y todas describen la situación en la tierra después del retorno del Señor. Por lo tanto, ninguno de estos casos se puede usar para describir el Rapto o cualquier otro aspecto de la Iglesia. La Era de la Iglesia finaliza con el Rapto y eso sucede antes de la Segunda Venida de Cristo.
Queda claro, entonces, que las únicas preguntas que el Señor contestó en el Discurso del Monte de los Olivos, fueron las tres que le hicieron Sus discípulos, cuando le preguntaron, “¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Habiendo preferido retrasar el anuncio del Rapto de la Iglesia hasta unos 20 años después de Su resurrección, el Señor no se los enseñó a Sus discípulos, como lo hemos visto, y tampoco lo anunció en el Discurso del Monte de los Olivos. No, el Discurso del Monte de los Olivos fue un resumen de la escatología judía dada a los judíos en Israel, y su intención no fue para la Iglesia.
Entonces, al llegar al final de nuestro comentario quedamos con una gran pregunta sin contestar. ¿Por qué el Señor no enseñó algo tan importante como lo es la Doctrina del Rapto a Sus discípulos en algún lugar de los Evangelios? Obviamente, hay una buena razón para ello, y la explicaré la próxima vez. De esa manera mantendremos algo cuya intención fue exclusivamente para la Iglesia, separado de este pasaje de las Escrituras, que es muy judío y al cual que le llamamos el Discurso del Monte de los Olivos. Mientras tanto, si usted oye con cuidado, ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 06/06/04