Domingo, 6 de julio de 2014
Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
La reciente publicación de mi artículo del pasado “Restaurando el Planeta Tierra” ha encendido un nuevo interés en el Milenio. Muchas personas encuentran difícil entender cómo es que un aparentemente perfecto comienzo puede deteriorarse hasta llegar a convertirse al final en una gigantesca rebelión. La respuesta más simple es el “hombre natural”, pero tomemos un vistazo más comprensivo sobre el tema.
Primero, un poco de antecedentes. La Biblia menciona un total de siete acercamientos que Dios ha tenido en un esfuerzo para mantener una relación con la raza humana. Seis de ellos ya son historia, y uno se encuentra aún en el futuro nuestro.
En los primeros años del milenio de 1800 Juan Nelson Darby, tomando prestado el término de Efesios 3:2, nombró estos siete acercamientos “dispensaciones” y explicó cómo hasta el momento cada uno de ellos terminó en un fracaso. A continuación un resumen de cada uno en el orden en que sucedieron.
Las Dispensaciones
1). La Inocencia… Entre la Creación y la caída del hombre en el Edén (Génesis 3) Dios interactuó libre y personalmente con Adán y Eva. Luego ellos quebraron la única regla que Él les había dado (Génesis 3:11-13) y fueron expulsados del Edén. El pecado entró en el mundo.
2) La Conciencia… Entre la caída y el diluvio, Dios permitió que la conciencia gobernara el comportamiento del hombre sin la intervención divina. Debido a la naturaleza pecaminosa heredada de los primeros padres de la humanidad, el resultado fue que “la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5). Dios pronunció el juicio sobre el mundo y destruyó a todo ser humano, excepto a 8 miembros de la raza humana, con el diluvio.
3) El Gobierno humano… del diluvio a Abraham. Después del diluvio Dios le dijo a Noé de salir y repoblar la Tierra (Génesis 9:7). Los descendientes de Noé desobedecieron el mandato de Dios, proponiéndose construir una gran ciudad y una torre desde la que podían estudiar las estrellas (Génesis 11:4). Dios confundió el lenguaje del hombre, haciendo que dejaran de construir la torre, y los esparció por todo el mundo (Génesis 11:8-9).
4) La Promesa… de Abraham a Moisés. Dios le prometió a Abraham un hijo para él y Sara (Génesis 15:4) y una tierra natal para sus descendientes (Génesis 15:18-19). Pero ellos se cansaron de esperar y produjeron un hijo por ellos mismos a quien llamaron Ismael (Génesis 16:1-2, 15). Cuando el hijo prometido por Dios, Isaac, nació, Ismael fue despedido (Génesis 21:8-13) causando una enorme enemistad entre Judíos (descendientes de Isaac) y Árabes (descendientes de Ismael) la cual continúa en nuestros días. Después de que Mahoma, un descendiente de Ismael, fundó el islam, esta enemistad tomó un significado religioso y se volvió todavía más intensa.
5) La Ley… de Moisés a Jesús. Dios le dio a Moisés los 10 Mandamientos y les prometió a los judíos una vida de paz y plenitud en un Reino propio si le obedecían (Éxodo 19:5, 20:1-17). Después de repetidos períodos de desobediencia que incluyeron el rechazo de su Mesías Rey, Dios retiró Su oferta del Reino y los expulsó de su tierra (Mateo 21:43; Lucas 19:41-44).
6) La Gracia… de Pentecostés al Rapto, la Era de la Iglesia. Ya no siendo la justificación por medio de las obras, Dios otorgó la justificación por medio de la fe en la obra completamente terminada de Cristo a todos los que creen, ya seas judíos o gentiles (Romanos 3:21-24). Muchos no creerán y serán castigados por toda la eternidad.
Nota: Es importante realizar que la Gracia es diferente a cualquier otra dispensación en que no reemplazó la Ley, solamente la interrumpió. La Ley tiene todavía otros siete años que correr, llamados la Semana 70 de Daniel (Daniel 9:24-27), la cual llena el período entre el Rapto y la 2da Venida. Durante este tiempo todas las naciones entre las cuales Israel ha sido esparcido serán completamente destruidas e Israel será disciplinado para prepararlo a recibir el Reino que Dios prometió darles (Jeremías 30:4-11)
Como ustedes pueden ver, estos seis acercamientos ya sea que han terminado en un fracaso o terminarán en un fracaso. Y ahora pasamos a la séptima dispensación y nuestra respuesta a la pregunta que ha provocado este estudio.
7) El Reino… el reino de 1000 años de Cristo también conocido como el Milenio. Empieza con la 2da Venida. Esta vez Israel va a aceptar la oferta del Reino (Zacarías 12:10, 14:8-9). Satanás estará atado (Apocalipsis 20:2), todas las personas incrédulas serán expulsadas del planeta (Mateo 25:41-46), y Dios una vez más va a morar en medio de Su pueblo (Ezequiel 43:6-7). Usted pensará que con todas estas ventajas la humanidad finalmente será capaz de vivir de una manera que complace a Dios. Pero eso no sucederá. Eventualmente, con excepción de Israel, el mundo se rebelará en contra de Dios y de Su pueblo en un último intento por recobrar el control del planeta. Dios enviará fuego del cielo que los consumirá a todos (Apocalipsis 20:7-10).
¿Cuál era la pregunta?
Recuerde, la pregunta es cómo es que un aparentemente perfecto comienzo puede deteriorarse hasta llegar a convertirse al final en una gigantesca rebelión.
En un ambiente casi perfecto, con Satanás atado, Jesús gobernando en persona y solamente con los creyentes que quedaron en el mundo, nos parecería a nosotros que esa sería la oportunidad perfecta para que la humanidad demuestre que, dadas las circunstancias correctas, es posible poder vivir en paz y en armonía con Dios. ¿Cómo puede algo que parece ser tan bueno tornarse tan terriblemente malo?
En Jeremías 17:9 se nos dice que el corazón es engañoso más que todas las cosas, y perverso. Por eso es que la Biblia nunca menciona sobre un cambio en el corazón. En vez de eso habla de darnos un corazón nuevo. Nuestro corazón natural trae incorporado un mecanismo de fracaso que eventualmente va a torpedear cualquier relación que Dios se haya propuesto tener con nosotros. A eso se le llama pecado y los resúmenes anteriores demuestran su efecto mortal.
En el juicio de las ovejas y las cabras, el cual le sigue a la 2da Venida, el Señor va a separar a los creyentes que sobrevivieron de los incrédulos sobrevivientes. Los creyentes serán bienvenidos en el Reino Milenial (Mateo 25:34) mientras que los incrédulos serán lanzados en el fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41) y nunca más serán vistos en la Tierra.
Los creyentes judíos vivirán en Israel, mientras que los gentiles poblarán las naciones. La Tierra, habiendo sido restaurada a la grandeza que tenía antes del diluvio, será un lugar extraordinario para vivir, y va a cooperar con sus habitantes para producir una vida de paz y plenitud como nunca antes se ha visto. Yo puedo imaginar a la gente, que habiendo sobrevivido los peores siete años que los seres humanos jamás hayan soportado, se sentirían bendecidos más allá de toda medida.
Fueron necesarios 1656 años para que el hombre anterior al diluvio llevara a la creación de Dios al punto de que la única opción que Él tuvo fue la de destruirlos a todos. Esto fue probablemente debido a los largos lapsos de vida que disfrutaron, durante los cuales hubo múltiples generaciones de ancianos que retuvieron el recuerdo de los primeros días de la Tierra.
En contraste Jueces 2:10-15 nos dice que después que la generación de israelitas que soportaron el tiempo en el desierto y conquistaron la Tierra Prometida había muerto, la siguiente generación no conocía al Señor ni tampoco lo que Él había hecho por Israel. Antes de que pasara mucho tiempo ellos habían caído en la idolatría y eso acarreó el juicio sobre ellos mismos. Los lapsos de vida ya se habían acortado de manera extraordinaria y el recuerdo del Señor se había perdido ya que no existían más las generaciones que se traslapaban como en el pasado. Esta vez sólo fue necesaria una sola generación para que comenzara su espiral decadente.
En el Milenio, los lapsos de vida volverán a ser más largos pero eventualmente nacerán niños que no pasaron por la Gran Tribulación y la historia empezará a repetirse una vez más.
La Biblia únicamente sugiere eso, así que no sabemos en cuánto tiempo sucederá, pero pareciera que lo más probable es que con cada generación habrá sustancialmente menos personas creyentes que en las anteriores.
Caminos divergentes
Parece ser que esto sucederá solamente entre las naciones gentiles porque no se menciona ese tipo de recaída en Israel. Por consiguiente, cuando se examina el Milenio tenemos que ver a Israel y a las naciones gentiles separadamente.
Isaías 40:1-2 nos dice que en la 2da Venida el Señor le va a hablar consoladoramente a Israel, y con ternura a Jerusalén, diciendo que su tiempo difícil ha terminado y que su pecado ha sido pagado, puesto que recibieron el doble de la mano del Señor por sus pecados. En Ezequiel 36:26-27 leemos acerca de la promesa de Dios de darle a Su pueblo un corazón nuevo y de poner Su Espíritu en ellos para impulsarlos a seguir Sus decretos y guardar Sus leyes.
Todavía no serán cambiados de mortales a inmortales, por eso aún seguirán pecando. Pero los ritos del Templo que les serán requeridos practicar, completos con los sacrificios diarios por sus pecados (Ezequiel 40-46), servirán como un recordatorio constante de la muerte del Señor por ellos. Además, Él les extenderá la paz la cual fluirá como un río y las riquezas de las naciones como torrente que se desborda (Isaías 66:12). La combinación de estas cosas les permitirá permanecer fieles al Señor de principio a fin.
En estudios anteriores hemos dicho mucho acerca de Israel en el Reino Milenial, así que para el resto de este estudio nos enfocaremos en los gentiles porque allí es en donde el tan esperado tiempo de paz y plenitud eventualmente se deteriorará hasta convertirse en una rebelión mundial y juicio.
El Señor va a ser un administrador estricto de la ley de Dios durante el milenio, no tolerando ninguna desobediencia. El Salmo 2:9 nos dice que Él regirá con vara de hierro lo cual significa que Él será inflexible en Sus tratos con las personas. No más palmaditas de escuela dominical en la cabeza de los niños y de decirles a todos que vuelvan la otra mejilla. En el Salmo 2:10-11 los reyes de la tierra son advertidos para servirlo a Él con temor y temblor porque Su ira se puede inflamar en cualquier momento.
Conforme las generaciones sucesivas de niños van naciendo en las naciones gentiles, la naturaleza pecaminosa que han heredado hará que cada vez les sea más difícil aceptar ese tipo de gobierno, especialmente cuando los recuerdos de la Gran Tribulación se han desvanecido. En cada generación el número de personas que rechazan al Señor va a aumentar y su obediencia a Su gobierno será a regañadientes y con un creciente resentimiento.
Denos un ejemplo
Un ejemplo que la Biblia nos brinda de esa resistencia es concerniente a Egipto. En Isaías 19:19-25 el profeta describió un tiempo cuando Egipto llegará a conocer al Señor y lo adorarán con sacrificios y ofrendas de grano. Luego algo sucederá que hará que el Señor los castigue con una plaga posteriormente sanándolos después que ellos se vuelven a Él. El capítulo termina con el Señor llamando a Egipto “pueblo mío”. Esta profecía nunca se ha cumplido.
En Zacarías 14:16-19 sabemos que todas las naciones gentiles tendrán que ser representadas cada año cuando Israel celebre la Fiesta de los Tabernáculos. El fracaso en hacerlo traerá consecuencias. Al describir esas consecuencias Zacarías describió una plaga de sequía. Él mencionó específicamente que Egipto sufriría esta plaga pero insinuó que otras naciones también serían afligidas si no asistían a esa fiesta tampoco. Esta profecía es milenial en su alcance.
En Ezequiel 29:13-16 hay una profecía de un período de 40 años cuando Egipto quedará completamente desolado, y su pueblo será dispersado entre las demás naciones del mundo. Al final de esos 40 años el Señor los traerá de vuelta. Esta es otra profecía que espera su futuro cumplimiento.
Yo creo que estas tres profecías mencionan la misma cosa; un juicio de 40 años en contra de Egipto por rehusar asistir a la fiesta anual de los Tabernáculos. Si eso es así, eso es una indicación de cuán intolerante será el Señor con cualquier violación a sus reglas y con cuánta severidad será el castigo por dichas violaciones. No es de extrañarse entonces que un creciente número de incrédulos empiecen a tener pensamientos de rebelión.
No debemos maravillarnos de que los seres humanos naturales pueden ser tan malvados como para acarrear la destrucción de la misma existencia utópica que la humanidad ha soñado tener desde tiempos inmemoriales. Aún una lectura casual del Antiguo Testamento nos muestra que, a una menor escala, esto mismo sucedió en repetidas ocasiones en la historia de Israel, a pesar de que Dios moraba en su medio.
Además, un estudio de la raza humana nos llevará a concluir que eventualmente las increíbles bendiciones de la vida del milenio serán tomadas por sentado cuando más y más personas nazcan, las cuales no han conocido nada diferente. Pronto estas bendiciones serán eclipsadas por los inflexibles requisitos del gobierno del Señor.
Conforme se acerca el final del Milenio la cantidad de personas incrédulas rebeldes será tan grande como las arenas de la orilla del mar. Cuando Satanás es soltado estas personas estarán maduras y listas para tener un líder tras el cual se pueden unir. De todas partes del mundo marcharán en contra del campamento del pueblo de Dios, la ciudad que Él ama, y en respuesta Él enviará fuego del cielo que los devorará a todos. Y luego el diablo que los engañó será lanzado en el lago de fuego para ser atormentado día y noche, para siempre (Apocalipsis 20:7-10).
¿Cuál es el significado de todo esto?
A primera vista, tener un interludio de 1000 años entre la Era del Hombre y la Eternidad no tiene sentido. Pero reflexionándolo, yo creo que esa será la última y mejor oportunidad que tendrá el hombre natural para probarse ante Dios.
A través de la historia hemos sentido las obras maléficas del diablo contendiendo con nosotros, pero durante todo el Milenio el diablo estará encarcelado. Sin él para tentarlos, ¿puede el hombre comportarse de una manera agradable a Dios?
También hemos tenido la mala influencia de las personas incrédulas, pero al principio del Milenio todas esas personas incrédulas serán quitadas. ¿Eso hará que sea posible que las personas complazcan a Dios?
Durante los últimos 2000 años el Señor ha estado ausente del planeta. Cuando Él retorne para ser su Rey, ¿su presencia entre ellos les permitirá complacerlo a Él?
Tristemente, la respuesta a estas preguntas es un resonante ¡no! A pesar de que Satanás está atado, que no hay personas incrédulas, y que el mismo Señor estará gobernando en persona, todavía queda suficiente pecado en el corazón del hombre natural que tan pronto como Satanás es soltado, las personas van a unírsele en una rebelión final en contra de Dios. El Milenio es la séptima y última prueba, demostrando que no existe ninguna circunstancia o condición en la cual el hombre natural puede comportarse de una forma aceptable a un Dios Santo.
Si usted no lo ha hecho últimamente, dele gracias a Dios de que usted vino a este mundo durante la Era de la Gracia, durante la cual la justicia de Dios le ha sido a usted impuesta por Dios por la fe (Romanos 3:21-24) haciéndolo a usted perfecto y perfecta para siempre ante Sus ojos (Hebreos 10:12-14). La herencia que usted tiene de la vida eterna ha sido garantizada (Efesios 1:13-14) como un ejemplo a los siglos venideros de las incomparables riquezas de la Gracia de Dios expresadas en Su gentileza hacia nosotros en Cristo Jesús (Efesios 2:7), sin ningún otro requisito sino creer en el que Él ha enviado (Juan 6:28-29). Nunca ha sucedido eso antes y no volverá a suceder otra vez. 06/07/14