Miércoles 8 de septiembre de 2021
Un estudio bíblico por Jack Kelley
“Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
“Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21).
De vez en cuando recibo una pregunta de alguien que dice que a pesar de que la posición pretribulacional parece tener sentido en las Escrituras, estas personas no pueden aceptarla porque Jesús dijo que tendríamos tribulación en este mundo, y eso significa que la iglesia pasará por lo menos por la primera parte de la tribulación. Cuando dicen eso estas personas están pensando en los primeros tres años y medio.
Aclaremos esto. En la Biblia no se hace mención alguna de una tribulación de siete años. De acuerdo a la Concordancia Strong la palabra griega traducida aflicción y tribulación en estos dos pasajes (dslípsis, Strong G2347, aflicción, persecución, tribulación) aparece 40 veces en el Nuevo Testamento, de las cuales 6 corresponden a ‘aflicción’ y 34 a ‘tribulación’. Proviene de una raíz que significa “oprimir” como cuando se oprimen las uvas. Cuando se usa metafóricamente puede significar opresión, aflicción, tribulación, angustia, penurias o problemas. Pero así como estas dos palabras que aparecen en estos versículos se traducen de la misma palabra griega, su intención es completamente diferente.
¿Qué significa eso?
En Juan 16:33 Jesús dijo, en efecto, que convertirse en un creyente no significa que nuestros problemas se acaban. Los problemas son una característica de este mundo, y mientras permanezcamos en él los tendremos. Pero Él ha vencido al mundo, y por medio de la fe en Él usted también lo podrá vencer.
Él se refería al hecho de que por nuestra fe podemos tener paz aun en tiempos de pruebas (Filipenses 4:4-7). Primero porque sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28) y segundo porque un día todo esto se acabará y viviremos en un estado de paz y felicidad eternas con Él. Por consiguiente, debemos poner nuestra atención en ese mundo y no en este (2 Corintios 4:16-18). Cuando usted lee el pasaje dentro de su contexto puede ver que Juan 16:33 es para toda la Era de la Iglesia y está dirigido a las personas individuales y a nuestras vidas individuales.
Un asunto diferente
Pero Mateo 24:21 es un asunto totalmente diferente. En primer lugar se aplica a un período de tiempo específico que comienza sobre los talones de la abominación desoladora (Mateo 24:15) y termina justo antes de la Segunda Venida (Mateo 24:29). Y Jesús le antepuso la palabra “gran” a tribulación diciendo que nada como eso había sucedido antes en la historia del mundo, como tampoco volvería a suceder. De otras referencias sabemos que la gran tribulación durará tres años y medio y que será mucho más severa de lo que uno pueda imaginar. Tanto así que si el Señor no retorna a ponerle fin, nadie sobreviviría (Mateo 24:22).
Entonces, en cuanto a la Biblia se refiere, hay dos clases de tribulación. La primera es la condición general de nuestra creación caída. Penurias, enfermedades, persecución y otras clases de tratos injustos, y un estado general de incertidumbre que caracteriza a nuestro mundo. Estos son hechos de la vida humana y en un mayor o menor grado, han impactado a todos los seres humanos a través de la Era del Hombre. Esta es la tribulación a la que Jesús se refería en Juan 16:33. De las 34 veces que la palabra “tribulación” aparece en el Nuevo Testamento, 16 están dentro de este contexto.
Luego tenemos la gran tribulación. Estos son tres años y medio de juicios extremos que caerán sobre una sola generación, la que esté viva justo antes de la Segunda Venida. Este es el centro de Mateo 24:21 y de otros cuatro versículos más (Mateo 24:29; Marcos 13:24; Apocalipsis 2:22; Apocalipsis 7:14). Ustedes pueden ver que las condiciones de las dos tribulaciones son muy distintas. Cada vez que la palabra tribulación se refiere a alguna de estas dos clases y ustedes saben a cuál de las dos la Biblia se refiere al leer el contexto dentro del cual se usa esta palabra. Pero ustedes nunca la verán que se utiliza para describir los siete años previos a la Segunda Venida.
¿De dónde viene eso?
Entonces, ¿cómo se originó la idea de una tribulación de siete años? Pues si no vino de Dios tiene que haber sido del hombre. Al investigar sobre esto no pude descubrir quien la enseñó de primero, pero yo creo que comenzó en los días cuando aún los eruditos más entendidos no se habían dado cuenta de que Israel debía volver a nacer. Tampoco ellos entendieron que la Era de la Gracia no le seguía a la Era de la Ley, sino más bien, la interrumpía durante siete años antes de que finalizara. Entonces, si le llamaban a esos últimos siete años por su nombre en el Antiguo Testamento, que es la Semana Setenta de Daniel, no tenía sentido porque al hacerlo se implicaba que Israel se levantaría de los muertos y tendría un papel en los tiempos finales. Esto es algo que la mayoría de los eruditos no creía que pudiera suceder.
Aun así hay siete años que tienen que ser tomados en cuenta. Los últimos tres años y medio fueron fáciles, Jesús ya los había nombrado como la Gran Tribulación (Mateo 24:21). Eso solamente nos deja con los primeros tres años y medio. Estos han sido llamados como el comienzo de dolores o la falsa paz o el período de tribulación, pero eventualmente los eruditos empezaron incorrectamente a llamar tribulación a todo el período de los siete años, siendo la última mitad la Gran Tribulación. Ya que el Rapto sucede antes de que comiencen estos siete años, también se les ha llamado tribulación incorrectamente. En lugar de ser pre tribulación, realmente es pre Semana Setenta.
¿Entonces, cuál es el problema?
Otras preguntas que he recibido son sobre el efecto de esta interpretación incorrecta. “¿Y qué importa?” preguntan. Si importa porque eso no es bíblico. Y lo que es más, es confuso, como lo demuestran las preguntas que recibo sobre los tiempos finales. Muchas personas no distinguen entre los dos usos de la palabra tribulación y usan incorrectamente Juan 16:33 y otros pasajes similares, para negar el Rapto antes de la tribulación.
Por ejemplo, Hechos 14:21-22 es otro pasaje que algunas veces se utiliza para cuestionar el Rapto antes de la tribulación.
“Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”.
Pablo y Bernabé estaban animando a los nuevos convertidos gentiles a mantener la fe a pesar de las penurias y persecuciones a las que se estaban enfrentando de hecho diciendo que era algo que debían esperar como resultado de su profesión de fe. Leyendo sobre el clamor actual de los cristianos en lugares como India, Indonesia y China, nos muestra que estas cosas todavía están sucediendo en el mundo. Aun en los EE.UU. nos estamos acostumbrando a ver dos cosas que la constitución prohíbe. Persecución de cristianos y la promoción de otras religiones. Pero como era en tiempos de Pablo esto nada tiene que ver con la Gran Tribulación, sino más bien con la persecución religiosa.
También al referirse a la Semana Setenta de Daniel (la cual concierne a Israel) como la tribulación (la cual abarca a todo el mundo) se oculta el hecho de que Israel y la Iglesia no pueden co-existir durante ese tiempo. Debido a esto, muchos cristianos no se dan cuenta de que durante la Semana Setenta de Daniel Dios se centrará en Israel, con su Templo del Antiguo Pacto, los sacrificios de animales, guardando los diez mandamientos y todo lo que es judío. ¿Cómo pueden la Dispensación de la Ley y la Dispensación de la Gracia existir en el mismo lugar al mismo tiempo cuando las dos son teológicamente incompatibles? Estando en lo cierto, esto es la razón más poderosa para un Rapto pre Semana Setenta de Daniel.
Después que nos hemos ido
En Romanos 11:25-27 Pablo dijo que a Israel le ha acontecido endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles, y luego Israel será salvo. La palabra griega para endurecimiento también significa ceguera. Esta idea es una clara indicación de que el trabajo pendiente de Dios con Israel no se concluirá sino hasta que Él ha terminado el Suyo con la Iglesia. Y sabemos que Él no lo terminará sino con el Rapto. Hasta entonces Israel permanecerá por lo menos parcialmente cegado a la verdad, tal y como Jesús advirtió que sucedería en Lucas 19:41-44.
Este sentimiento recibió eco en el Concilio de Jerusalén cuando Jacobo reveló que Dios primero tomaría de los gentiles un pueblo para Sí Mismo (la Iglesia) y luego se volvería de nuevo a Israel (Hechos 15:13-18). En griego si traducimos esa frase literalmente dice, “tomar para llevárselo consigo” lo cual es otra referencia al Rapto.
Estos dos pasajes de las Escrituras no se usan ampliamente en defensa del Rapto pretribulacional porque explican la teología detrás de la desaparición de la Iglesia en vez del evento mismo. Pero sí son de gran ayuda para poder colocar la semana que falta en Daniel 9:24-27 en su perspectiva apropiada. Son los restantes siete años asignados para que Israel complete las seis tareas que deben hacer para prepararse para el Reino venidero, como lo resume Daniel 9:24.
“Setenta semanas [setenta sietes] han sido decretadas para que tu pueblo y tu santa ciudad pongan fin a sus transgresiones y pecados, pidan perdón por su maldad, establezcan para siempre la justicia, sellen la visión y la profecía, y consagren el lugar santísimo” (NVI).
La frase setenta semanas, o setenta sietes, significa setenta semanas de años, o 490 años. Algunas de estas tareas fueron parcialmente completadas en el año 483 al momento de la crucifixión. Pero el rechazo de Israel al Mesías detuvo la cuenta siete años antes del total establecido quedando el resto pendiente. Estos siete años aun están por ser cumplidos, pero como Pablo y Jacobo especificaron, el reloj no arrancará de nuevo sino hasta que la Iglesia desaparezca. Esto es lo que hace que el conocer todo sobre la Semana Setenta de Daniel sea tan importante para la Iglesia. Nos ayuda a comprender por qué el Rapto no puede suceder dentro de ninguna parte de ella.
La Biblia no es un libro de generalidades, sino de cosas específicas. Esos últimos siete años que faltan deben ser completados. Cuando usted lee la Biblia de manera literal, como es nuestra intención, no tiene ningún sentido colocarlos en algún lugar en el pasado. Son parte del futuro y no se llaman la tribulación, sino que se llaman la Semana Setenta de Daniel. 04/09/10