Domingo, 30 de agosto de 2015
Un estudio bíblico por Jack Kelley
He recibido algunos golpes debido a mis estudios sobre “¿Qué dice la Biblia sobre la curación?” y “Por qué las oraciones por la curación fallan, parte 1”. Las personas han saltado a la conclusión de que yo soy parte del movimiento de la Palabra de Fe (no lo soy) o que soy un curador de fe carismático (tampoco lo soy, ni siquiera soy carismático). Para que quede constancia de ello, yo soy una persona evangélica que toma muy en serio la Biblia y que cree que La Biblia significa lo que dice.
Eso quiere decir que yo creo que Dios todavía está en el negocio de la curación, porque no puedo encontrar ningún lugar en la Biblia que diga que Él se salió de eso. Con eso, veamos algunas otras razones porqué nuestras oraciones por curación algunas veces fallan y ver si podemos llegar al fondo del asunto.
Falta de conocimiento
“El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR, el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Proverbios 9:10).
Debido a que el concepto de la curación por fe no se enseña ni se practica en muchas iglesias, una gran mayoría de personas cristianas no saben nada al respecto. La idea de acercarse a los ancianos por oración, como lo indica Santiago 5:14-16, nunca se les ocurre. Tampoco se les ocurre a los ancianos ofrecer oraciones, porque posiblemente nunca se les ha dicho que eso es parte de su responsabilidad.
Algunas veces, cuando todos los “milagros” de la medicina moderna les han fallado, las personas se vuelven a Dios desesperadas por curación. Pero a pesar de que conocen al Señor, no tienen ninguna relación con Él basada en el conocimiento bíblico. Por consiguiente, no tienen ningún conocimiento de Él, o de Su carácter, o de las limitaciones que le pudieron haber puesto por su falta de conocimiento lo cual puede hacer que Él no conteste a sus oraciones.
Ya hemos discutido el punto de vista entre algunas personas evangélicas que las llamadas señales de dones (curación y lenguas) fueron removidas cuando se completó el Nuevo Testamento, basadas en una interpretación incorrecta de 1 Corintios 13:9-12. Y hemos mencionado a otras personas que dicen que esos dones fueron una señal a los judíos de que los gentiles podían recibir el Espíritu Santo y cesaron después del Concilio de Jerusalén cuando los gentiles tuvieron acceso directo para ingresar a la Iglesia. Eso tampoco puede ser documentado en las Escrituras.
Ambos grupos van a tener dificultad al orar por curación debido a eso. Usted no le puede pedir a Dios que le sane si usted no cree que Él todavía lo haga. (Hay algunas personas creyentes en esos grupos que creen que Dios todavía cura a la gente, pero que ya no utiliza a personas individuales para hacer las señales milagrosas como el curar a alguien más. Y condicionan su fe diciendo que Dios nos puede curar y que debemos orar para que eso suceda, pero no debemos sorprendernos si nada ocurre.)
Como otro ejemplo, debido a las enrevesadas enseñanzas del calvinismo, algunas personas creen que la soberanía de Dios se extiende a cada evento de nuestras vidas, y que realmente Él es el causante de nuestras enfermedades, o de los defectos de nacimiento de los hijos, o del accidente que dejó a un ser querido horriblemente mutilado. ¿Cómo puede uno orar por curación al mismo Dios que ellos creen que produjo esas cosas en sus vidas para Su propósito divino?
Aparte de que eso es un serio asalto al carácter de Dios, produce una disonancia cognitiva en la mente de las personas creyentes lo cual hace imposible que tengan el mismo propósito cuando están orando. No es difícil ver que al creer que Dios les trae enfermedades a Sus hijos para de alguna forma hacerlos mejores personas cristianas eso puede ser un obstáculo principal cuando se ora para la curación de esa misma enfermedad.
¿Qué dice la Biblia?
Dios nunca creó algo que no fuera perfecto. Y así fue con Adán y Eva. Después de haberlos creado en Su imagen Él les dijo que fueran fructíferos y que se multiplicaran, y que tomaran el dominio sobre la tierra y gobernaran sobre toda criatura viva (Génesis 1:28). Desde ese momento en adelante ellos estaban a cargo de traer nuevas personas al mundo y Dios ya no estaba directamente involucrado en el proceso. Pero antes que ellos empezaran a tener hijos, pecaron y su naturaleza fue irrevocablemente cambiada. Cuando uno de sus primeros hijos asesinó al otro y fue eliminado, quedó claro que sus hijos nacerían a su imagen caída, no a la imagen perfecta de Dios.
Cuando sus descendientes llegaron a la edad de procrear, se unieron. Por eso el proceso ahora se llama procreación. Es también por qué Juan describió nuestro primer nacimiento, el físico, como que proviene de una descendencia natural, o de voluntad humana, o de voluntad del esposo. Dios solamente está involucrado en nuestro segundo nacimiento. El espiritual (Juan 1:12-13), que es el que nos vuelve a ser perfectos.
Cuando Adán y Eva pecaron, Satanás usó esa oportunidad para robarle el domino de la Tierra a Adán y ahora él es el dios de este siglo (2 Corintios 4:4) con todo el mundo bajo su control (1 Juan 5:19). La creación de Dios que una vez fue perfecta fue cambiada irrevocablemente, permitiendo que la enfermedad, los males y la muerte sean parte de la condición humana, junto con toda clase de pecados. La creación es ahora un lugar indudablemente hostil en donde las cosas malas le pueden suceder a cualquier persona en cualquier momento y sin ningún motivo o razón del todo.
Una de las injusticias más serias que el calvinismo le ha hecho a Dios es culparlo a Él por la obra del diablo. Satanás es el único responsable por las enfermedades y los males, los defectos de nacimiento, los accidentes sin sentido y toda la miseria que eso causa. Una vez que usted entiende eso, se dará cuenta de que al orar por curación por una de esas cosas, usted no le está orando al que la causó, sino a Aquel quien es la Última Autoridad con el poder para anular lo que Satanás ha causado.
Nosotros sabemos que Dios quiere que sanemos porque Su nombre es “El Señor Nuestro Sanador” (Éxodo 15:26). Su palabra está repleta de promesas de curación que cruzan las líneas de las dispensaciones y no tienen ninguna fecha de expiración. Él está esperando que nosotros desarrollemos el mismo propósito mental que Él tiene sobre ello porque Su naturaleza es tal que Él no puede tratar con una persona de doble ánimo. Santiago dijo que esa clase de persona no debe esperar nada de Dios (Santiago 1:7-8).
Si usted ha sido atraído o atraída por una filosofía hueca y engañosa que depende de la tradición humana y de los principios básicos de este mundo en lugar de depender de Cristo (Colosenses 2:8), yo le animo a que vuelva a la palabra de Dios y reconstruya los cimientos de su relación con Él basados en el conocimiento bíblico, en lugar de la doctrina humana.
Falta de fe
“De cierto les digo, que si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: ‘Quítate de allí y vete a otro lugar’, y el monte les obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!” (Mateo 17:20).
Este versículo y muchos otros nos dicen que con suficiente fe podemos lograr cualquier cosa. Leyendo las historias de las personas que han sido llamadas al ministerio de curación, he quedado sorprendido al saber que a pesar de que fueron llamados y obedecieron al llamado, pasaron por un período de oración por personas sin ningún resultado antes de experimentar su primera curación. Y aun así, su primer éxito generalmente fue pequeño, dolores y molestias por ejemplo. Luego, conforme su fe creció, pudieron hacerle frente a desafíos más grandes con todo éxito. Todas ellas le atribuyeron eso a su falta de fe inicial.
Eso nos dice que la fe para curar no es algo que podemos tomar por sentado. Después de todo, la mayoría de nosotros no ha hecho nada para desarrollar esa fe. A la primera señal de un pequeño dolor o molestia, no buscamos a alguien para que ore por nosotros, sino que nos dirigimos al botiquín o a la farmacia buscando una pastilla o una poción. Como resultado de eso nuestra fe no tiene oportunidad para crecer. Entonces, cuando algo serio sucede no estamos preparados con la fe para enfrentar el desafío y así buscamos a los médicos o vamos al hospital para ser curados. No nos damos cuenta que hemos reemplazado la promesa de nuestro Señor de sanarnos, por la profesión médica. Como sociedad, gastamos miles de millones en cuidados de la salud al año mientras que Dios ha prometido sanarnos gratuitamente solamente esperando la llamada que nunca recibe.
Entonces, si todo lo demás falla nos acercamos a alguien por oración y le decimos, “Yo tenía la fe, pero el Señor no me curó, ¿por qué?” Pues bien, según una lectura literal de la Biblia, si tuviéramos fe seríamos curados, a lo cual yo le agrego, si hubiéramos ejercitado y desarrollado nuestra fe, la tendríamos. Recuerden, Jesús nunca dijo, “Mi fe te ha curado” pero Él con frecuencia decía “Tu fe te ha curado.”
Quizás es por eso que hay tantos de los informes sobre curaciones sobrenaturales que escuchamos que provienen de países menos desarrollo en los cuales no hay alternativas para la provisión de Dios y en los cuales la fe es un componente necesario para una vida exitosa. Se ha informado que miles de personas han llegado a la fe cada día, y muchas de ellas porque han sido curadas y otras porque vieron a alguien más ser curada.
La fe viene por el oír
Cuando usted estaba buscando mejores soluciones para los problemas de su vida, usted empezó a considerar el Evangelio. Dios, en Su gracia, lo invistió a usted con la fe para creer que la muerte de Su Hijo pagó el castigo completo por todos sus pecados. “Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios” (Efesios 2:8).
Debido a ese regalo de la fe, usted creyó y fue salvo y salva. Si usted es como la mayoría de personas creyentes nuevas, lo que siguió fue una inmersión en el evangelio para su salvación. Usted leyó y escuchó todo lo que podía sobre el tema. Usted empezó a asistir a un estudio bíblico. Usted lo discutió con amistades del mismo pensamiento. Usted repetidamente escuchó el mensaje en la iglesia. Usted vio a otras personas ser salvas. Como resultado de ello, su fe se fortaleció hasta que usted ya no tenía ninguna duda acerca de su destino eterno, y hoy, usted ansiosamente espera al Salvador que sabe que viene por usted.
Ahora, compare eso con su experiencia en cuanto a la curación se refiere. Ese mismo don de fe que le salvó y que tuvo la intención de crecer en una fe que Dios le ha salvado, también puede curarle a usted. Pero para la mayoría de nosotros eso no ha sucedido. No hemos leído ni oído todo lo que podamos encontrar sobre el tema. No hemos asistido a estudios bíblicos sobre la curación, ni lo hemos discutido con personas creyentes del mismo pensar. No oímos mensajes sobre curación desde el púlpito. No hemos visto a otras personas ser curadas, ni tampoco hemos pedido oración para nuestra propia curación. Como resultado de eso nuestra fe en el poder de Dios para curarnos nunca ha crecido, sino que se ha esfumado.
En ningún momento estoy tratando de justificar todos los excesos del movimiento carismático, sino que quizás una de las razones porqué son ellos los que están experimentando curaciones en su medio es que ellos son quienes la están enseñando, predicando, hablando del tema, estudiando, y practicando.
Uno de los peligros de tomar estas razones una a la vez es que es fácil concluir que cada uno de nosotros es el único. Pero en lugar de ello me gustaría que usted se pusiera a pensar de eso como herramientas de diagnóstico, usando cada una para darle a usted un chequeo. Cada vez que usted encuentre que algo falta, usted puede actuar para corregirlo o eliminarlo.
En este caso, usted puede empezar a edificar su fe con estudio y ejercicio. Devuélvase y realmente lea con cuidado “¿Qué dice la Biblia sobre la curación?” (https://gracethrufaith.com/es/articulo-de-fondo/que-dice-la-biblia-sobre-la-curacion/), tomando el tiempo necesario para buscar las citas bíblicas que he incluido. Si usted tiene algunas amistades de igual pensamiento invítelas a unírsele en un grupo de estudio sobre la curación. Sea cuidadoso de no invitar a alguna persona que no esté abierta al tema. Comprométase a orar unos por otros para curación. Luego, antes de que usted automáticamente tome ese frasco de pastillas para el dolor, en su lugar pídale a alguien del grupo, una o dos personas, que oren por usted. Si no sucede nada las primeras veces, no se desanime. Manténgase estudiando y aprendiendo. Conforme su fe crece pronto podrá ver una curación milagrosa. Nos vemos la próxima vez. 30/08/15