¿Qué dice la Biblia? El Año Sabático (Shemitah)

Domingo, 28 de septiembre de 2014

Un estudio bíblico por Jack Kelley

El Sabbat semanal es una de las bases fundamentales de la Torá (los primeros cinco libros de la Biblia, generalmente llamados los cinco libros de Moisés). A los israelitas se les ordenó descansar de sus labores en el séptimo día de la semana, porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó (Éxodo 20:11).

La Torá también dice que la tierra de Israel debe descansar durante un año de cada siete en un Sabbat de la tierra (Éxodo 23:10-11; Levítico 25:1-7). En un año sabático (conocido en la tradición judía como un “shemitah”) los agricultores no podían sembrar, ni podar sus viñas ni sus árboles, ni cosechar sus frutos. Durante ese año la tierra era propiedad pública, y cualquier persona podía tomar lo que producía según sus necesidades.

Para prevenir que la gente que trabajaba la tierra sufriera privaciones innecesarias durante el año shemitah el Señor hizo la siguiente previsión:

Yo les enviaré mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años. Y sembrarán el año octavo, y comerán del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su fruto, comerán del añejo” (Levítico 25:21-22).

El shemitah era también el tiempo para la cancelación de las deudas:

Cada siete años perdonarás las deudas. Y esta es la manera como lo harás: perdonará a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es proclamado el perdón de deudas por el Señor” (Deuteronomio 15:1-2).

Como ustedes pueden ver, esto solamente se aplicaba a los israelitas y entre los israelitas, y únicamente a un nivel personal. El dinero que le prestaban a las personas gentiles no era perdonado (Deuteronomio 15:3), tampoco eran perdonadas las deudas que ellos contraían de los gentiles. Los diezmos y otras ofrendas obligatorias no eran perdonados.

Adicionalmente, el shemitah traía la liberación de los esclavos comprados (Deuteronomio 15:12-15). En esos días no había ninguna provisión para la bancarrota. Una persona que no podía pagar una deuda se convertía en un esclavo comprado por su acreedor con el objeto de poder pagarle la deuda, pero únicamente durante un máximo seis años. En el séptimo año el hombre debía ser puesto en libertad y se le abastecía liberalmente para que tuviera con qué volver a empezar. De nuevo, esto se aplicaba solamente entre los israelitas. Durante su tiempo de servidumbre, los israelitas debían ser tratados como si fueran obreros contratados, y no como esclavos.

Según historiadores judíos, el primer ciclo shemitah empezó en año quince después de que ellos cruzaron el Río Jordán (1.258 a.C.) cuando los años de conquista y de división de la tierra bajo el mando de Josué se completaron. Basados en este punto de partida, el año después de la destrucción del segundo Templo fue el año primero del ciclo sabático de siete años. En el calendario judío, contando desde la Creación, fue el año 3829. Al contar en períodos de siete desde entonces, vemos que el año 5775 es un año shemitah también. Empezó a la puesta del sol el 24 de septiembre de 2014 y terminará a la puesta del sol el 12 de septiembre de 2015.

Además de darles a las personas una oportunidad de poner su fe en Dios y verla cumplida, el descanso de todo un año de su trabajo también les permitía colectivamente tomar un respiro y concentrarse en búsquedas más elevadas y espirituales sin la necesidad de estar preocupados con proveerse a sí mismos y sus familias. Ciertamente era una bendición de Dios. (Hoy día, las pocas personas que tienen ese privilegio en sus vidas profesionales le llaman “tomar un sabático.”

¿Luego, qué sucedió?

Inicialmente, Israel guardaba las provisiones del año shemitah, pero durante los 490 años previos al cautiverio babilónico, lo descuidaron, y por consiguiente ignoraron 70 años shemitah.

Durante ese tiempo se habían apartado del todo de la adoración a Dios, por seguir las prácticas religiosas de sus vecinos paganos. Finalmente Dios dijo, “¡Ya es suficiente!” y después de varias advertencias trajo a los babilonios para que los conquistaran y los llevaran cautivos. Él dijo que el motivo para ese juicio fue su descenso a la idolatría.

En Ezequiel 23 Dios hizo que el profeta le dijera al pueblo la parábola de las dos hermanas, Ahola y Aholiba. Ahola representaba a Samaria, la capital del Reino del Norte, y Aholiba representaba a Jerusalén, la capital del Reino del Sur. En un capítulo tan sexualmente gráfico que usted no querrá que sus hijos lo lean, Él detalló el adulterio espiritual de los dos reinos y dijo que esa era la causa para el juicio venidero. Él ya había entregado el Reino del Norte a los asirios, y estaba por entregarle el Reino del Sur a Babilonia. Este capítulo deja muy claro que la razón para este juicio fue su descenso a la idolatría.

El Reino del Norte ya había dejado de existir del todo, pero en una demostración de Su Gracia, Dios fijó los términos del juicio del Reino del Sur en 70 años, uno por cada año shemitah que ellos habían ignorado, de acuerdo a Levítico 26:34-35.

Dios les rogó que se volvieran de sus malvadas maneras y prácticas, prometiendo que si lo hacían permanecerían en la tierra. Por medio de Sus profetas Él dijo, “Vuélvanse ahora de su mal camino y de la maldad de sus obras, y morarán en la tierra que les dio a ustedes y a sus padres el Señor para siempre; y no vayan tras dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles, ni me provoquen a ira con la obra de sus manos; y no les haré mal” (Jeremías 25:5-6). Pero ellos rehusaron hacerlo.

(Asegurémonos de que usted entiende esto. Si los israelitas hubieran dejado la adoración a los ídolos y se hubieran vuelto a Él, el Señor no les habría requerido cumplir los 70 años shemitah que habían ignorado y habrían podido permanecer en la tierra. Esto deja en claro que la razón del cautiverio babilónico fue su rechazo a renunciar a su idolatría y volverse a Él. Los 70 años shemitah simplemente le dieron al Señor un término para un período temporal de cautiverio.)

Después que ellos rechazaron la primera oferta, Él les dijo que si se rendían a los babilonios en vez de intentar derrotarlos, todos podían vivir (Jeremías 27:12-13). En otras palabras, ninguno de ellos tenía que morir en batalla. Pero eso también lo rechazaron. Finalmente no le dejaron otra alternativa y después de un período de 19 años de advertencias, Él hizo que los babilonios entraran por los muros de Jerusalén, destruyeran el templo y la ciudad, y se llevaran a la gente a Babilonia. Miles de israelitas murieron como resultado de ello.

Al final, Él les aseguró una vez más que eso sería temporal.

Así ha dicho el señor Todopoderoso, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: Edifiquen casas, y habítenlas; y planten huertos, y coman del fruto de ellos. Cásense, y engendren hijos e hijas; denles esposas a sus hijos, y denles maridos a sus hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplíquense ahí, y no se disminuyan. Y procuren la paz de la ciudad a la cual los hice transportar, y rueguen por ella al Señor; porque en su paz ustedes tendrán paz” (Jeremías 29:4-7).

Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo los visitaré, y despertaré sobre ustedes mi buena palabra, para hacerlos volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de ustedes, dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal, para darles el fin que ustedes esperan” (Jeremías 29:10-11).

Entonces la causa del cautiverio babilónico fue su descenso a la idolatría. El término de 70 años era para darle a la tierra sus años shemitah faltantes, y la promesa de Dios para restaurarlos y prosperarlos después de eso y darles esperanza y un futuro.

Cuando los setenta años se completaron, el Señor levantó a los medos y los persas los cuales conquistaron Babilonia sin pelear ninguna batalla y liberaron al pueblo judío para que pudiera retornar a su tierra natal y reconstruir su nación tal como Él se los había prometido.

Esto es lo que la Biblia dice acerca del shemitah. Ni eso ni la idolatría volvieron a ser un tema entre Dios y Su pueblo, y si solamente hubieran abandonado su práctica de adorar ídolos, el Señor les habría perdonado toda su violación de 490 años del mandamiento del shemitah y les hubiera permitido permanecer en su tierra (Jeremías 25:5-6).

¿Y eso qué tiene que ver con nosotros?

La mayoría de las personas cristianas nunca habían oído el término “shemitah” sino hasta hace unos pocos meses atrás cuando se lanzó una campaña muy hábil para un nuevo libro que ha sido publicado en ese entonces. Si usted lee el libro, como yo lo hice, descubrirá que el autor le da al año shemitah un mayor significado del que la Biblia le da, haciéndolo la base para un juicio mayor y aún catastrófico, al usar incorrectamente el cautiverio babilónico como su modelo. Y extrañamente, este mayor significado no es para Israel sino para los Estados Unidos. Usted puede pensar cómo es que él pudo hacer ese tipo de salto. Pero usted no tiene que preguntar, porque él ya nos dio la respuesta, la cual la cito del libro.

“Para responder esto, debemos distinguir entre la práctica del shemitah y el shemitah como una señal profética. Solamente a Israel se le requería guardar el shemitah como una práctica. Como una práctica el shemitah se aplica solamente a una nación. Pero como una señal profética puede aplicarse a cualquier nación. Como una práctica, el shemitah sucede regularmente, cada siete años. Pero como una señal no está sujeta a ninguna fecha ni regularidad. Pero cuando sí aparece, se manifestará la esencia del shemitah, su efecto y misterio, en la forma de una señal” (El Misterio del Shemitah, página 76, párrafo 2.)

Lo que esto significa es que el autor ha transformado una práctica religiosa regularmente programada, cuya aplicación es para una sola nación, en una señal profética que se puede manifestar a sí misma en juicio en cualquier momento sobre cualquier nación. En el proceso, un año de libertad del trabajo, la cancelación de todas las deudas personales, y la liberación de los esclavos comprados fueron redefinidos como deterioros económicos, recesiones, y depresiones. Del contenido del libro, tal parece que él hizo eso completamente bajo su propia autoridad. Ninguna conclusión similar por algún otro erudito bíblico fue citada como respaldo de ello.

Conclusión

Al principio yo dije que el año shemitah empezó con la puesta del sol el 24 de septiembre de 2014 y terminará con la puesta del sol el 12 de septiembre de 2015. No se necesita ser un profeta para entender que los próximos 12 meses podrían ser el período de tiempo más difícil que nuestra nación jamás haya experimentado. Todas las personas que han estado atentas pueden ver eso. Tampoco tenemos que inventar razones del por qué eso sería el caso. Lógicamente la dirección que este país ha tomado durante nuestras vidas realmente no resultaría en algo diferente. Aún si Dios solamente está a la espera y observa, las consecuencias de nuestras propias acciones fácilmente pueden manifestarse en verdaderos problemas en el año que tenemos por delante. De hecho permítanme ir más lejos para decir que si los próximos 12 meses no resultan en problemas serios para nuestro país, solamente será debido a la Gracia de Dios.

Así que mi opinión es que lo que está delante de nosotros no será debido a algún misterio sacado a luz del pasado de Israel y redefinido para el futuro de los Estados Unidos. Tampoco será causado por un puñado de eclipses erróneamente llamados “lunas rojas”.

Si los Estados Unidos están puestos para un tiempo difícil es porque es el resultado predecible de una generación que le ha estado levantando el puño al rostro de Dios, abandonando deliberadamente Sus principios y atribuyendo Sus bendiciones a nuestro propio ingenio.

Al principio los antepasados de nuestra patria le llamaron a los Estados Unidos el nuevo Israel, pero a decir verdad, los Estados Unidos nunca han tenido un pacto con Dios como Israel lo tiene. Los Estados Unidos han sido bendecidos porque en el pasado hemos vivido según Sus caminos. Ciertamente no al grado en que Israel lo tuvo, pero en mayor grado que la mayoría de las naciones lo han tenido. Tan pronto dejamos eso, los observadores astutos entre nosotros empezaron a ver que las bendiciones estaban siendo reducidas progresivamente. Y según la Biblia, el destino final de los Estados Unidos es el ser completamente destruido, junto con las demás naciones entre las cuales el pueblo de Dios ha sido esparcido (Jeremías 30:11).

¿No hay ninguna esperanza para nosotros?

Pero a pesar de que los Estados Unidos no tienen ningún pacto con Dios, hay personas en los Estados Unidos que sí tienen una relación de pacto con Él. No es un pacto que nosotros hicimos; fue hecho por nosotros entre el Padre y el Hijo. Sus provisiones incluyen que el Hijo muriera por nuestros pecados, para que nosotros pudiéramos ser perdonados, hechos puros y santos, y poder vivir en la eternidad con el Padre (1 Pedro 3:18). Se le llama el Pacto Eterno porque nunca puede ser revocado. Hace que las personas que lo aceptan sean miembros de la familia de Dios (Juan 1:12-13) y ciudadanos del cielo (Filipenses 3:20).

Como tal, Dios ha prometido librarnos del momento y del lugar de la destrucción completa de los Estados Unidos, la cual vendrá durante el momento de Su ira (1 Tesalonicenses 1:10). Este es un período específico de siete años que empezará en la Tierra un corto tiempo después que el Señor nos lleve a la casa de Su Padre en el Cielo (Juan 14:2-3). Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 5:9).

Las personas alrededor del mundo también son beneficiarias del Pacto Eterno y serán libradas del momento y del lugar de la ira de Dios junto con nosotros. Y como nosotros, ellos están en esa posición por haber creído que Jesús murió por sus pecados y resucitó de nuevo, y como nosotros, ya no son ciudadanos del país en el que viven sino que son ciudadanos del Cielo.

Si usted se considera a sí mismo solamente como un estadounidense usted tiene el derecho de estar preocupado por la dirección que los Estados Unidos han tomado y las consecuencias por haberlo hecho. Pero si usted se considera a sí mismo como un ciudadano del cielo, entonces sí tiene una razón para tener esperanza, porque como ciudadanos del cielo también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas (Filipenses 3:20-21).

En un día que nadie puede predecir por adelantado, el Señor vendrá a nuestra atmósfera y nos llamará a encontrarnos con Él en las nubes. A los muertos se les darán cuerpos inmortales y los vivos serán cambiados de mortal a inmortal (1 Tesalonicenses 4:16-17, 1 Corintios 15:51-53). Luego seremos rápidamente trasladados a nuestro nuevo hogar en la casa de Su Padre. Eso sucederá tan rápido que antes de darnos cuenta de lo que está sucediendo ya estaremos allá. Para nosotros la eternidad habrá empezado y será algo como nunca lo hemos imaginado.

Si usted todavía no lo ha hecho, usted puede elegir unirse a nosotros admitiendo que es una persona pecadora, creer que Jesús pagó el castigo por sus pecados y resucitó de nuevo, y pedirle que sea su Salvador. Él ya ha prometido que toda persona que pida recibirá (Mateo 7:7-8). Nadie será rechazado. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino tenga vida eterna (Juan 3:16). Ya casi se escuchan los pasos del Mesías 28-09-14.