Domingo 10 de agosto de 2014
Este artículo es la Parte 8 de la serie “¿Qué dice la Biblia?”
Un estudio bíblico por Jack Kelley
Hay grupos que se llaman cristianos pero no creen que Jesús es Dios en forma humana y generalmente proponen preguntas que están diseñadas para causar que las personas cristianas que creen en Su deidad, duden de la misma. En este estudio contestaremos algunas de esas preguntas para prepararnos mejor ante encuentros de este tipo.
Primero, repasemos lo que la Biblia dice acerca de Jesús siendo Dios en forma humana para confirmar que nosotros estamos firmes en tierra sólida.
Jesús afirmó ser Dios en Juan 10:30 cuando Él dijo, “Yo y el Padre uno somos.” Él repitió esta afirmación en la noche que fue traicionado cuando le dijo a Felipe, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).
Juan dijo que Jesús es Dios en el primer versículo del Evangelio que lleva su nombre, llamándole a Jesús “la Palabra (el Verbo).”
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Juan 1:1).
Para verificar que él estaba hablando sobre Jesús, Juan dijo, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
Pablo estuvo de acuerdo con Juan. En Colosenses 1:15-16 él escribió;
El Hijo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
El escritor de la carta a los Hebreos dijo esencialmente la misma cosa en Hebreos 1:2-3, llamando a Jesús aquel a través del cual Dios hizo el universo, el fulgor de la gloria de Dios y la representación exacta de Su ser.
El propio Dios estuvo de acuerdo con esto en Hebreos 1:8. Hablando de Su Hijo Él dijo. “Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino.”
Finalmente, en Apocalipsis 1:8, Dios dijo, “Yo soy el Alfa y la Omega” y en Apocalipsis 22:13, Jesús dijo, “Yo soy el Alfa y la Omega.” La única manera en que ambos puedan ser verdad es si ellos son uno y el mismo.
En estos versículos la Biblia presenta un caso convincente del hecho de que Jesús es Dios en forma humana, así que prosigamos con algunas de las preguntas que se les hacen a las personas por parte de quienes no creen en eso.
Pregunta: ¿Por qué Dios no dijo simplemente, “¿Yo vendré y me entregaré por usted como redención?” ¿Por qué un Mesías, o el Hijo de Dios? Incluso en el ejemplo de Abraham e Isaac en la montaña es un caso de padre e hijo, probablemente para representar a Dios sacrificado a Su Hijo. ¿Por qué?
Respuesta: Dios le dio un conjunto de leyes al hombre para vivir de acuerdo a ellas y así hacer posible que Él morara con nosotros. Él simplemente no las inventó, Sus normas de justicia las requieren, y no sólo para Su pueblo. Éstas son cosas que Él requiere de Sí mismo cuando también trata con nosotros.
Una de Sus leyes concierne la redención. Cuando alguien de Su pueblo perdía algo que Él les había dado, ya sea la propiedad o la libertad personal, un pariente consanguíneo era responsable de redimir la pérdida (Levítico 25:25, 47-49). Dios no es un hombre, y menos nuestro pariente consanguíneo, por eso es que cuando Adán pecó y se colocó a sí mismo y a toda su descendencia en la esclavitud del pecado Dios no podía redimirnos Él mismo. Un hombre tenía que hacerlo.
Como el sistema de sacrificios nos lo muestra, “la moneda de redención” es la sangre de un hombre inocente, representada a lo largo de los años por un cordero perfecto. La sangre del cordero era suficiente para un indulto temporal, pero eventualmente sería necesario que un hombre perfecto sin pecado pudiera permanentemente redimir a la humanidad.
Eso produjo un problema enorme puesto que desde la caída del hombre no ha habido ningún hombre perfecto y sin pecado alguna vez. Todos los descendientes de Adán se contaminaron por el pecado, así que fueron descalificados. Los ángeles son de un orden diferente así que ninguno de ellos podía hacerlo. La única solución era que el mismo Dios se hiciera hombre, porque sólo Él es sin pecado. Y así como Él se los mostró a Abraham y a Isaac en la montaña (Génesis 22), se requería un padre para vigilar el sacrificio y un hijo para ser el sacrificio. Así el Padre necesitó de un Hijo.
Pedro explicó todo esto en términos más claros cuando escribió;
Sabiendo ustedes que fueron rescatados de su vana manera de vivir, la cual recibieron de sus padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de ustedes (1 Pedro 1:18-20).
Pregunta: ¿Cuándo fue que Dios primero se identificó a Sí mismo como Padre e Hijo?
Respuesta: Según 1 Pedro 1:20 anterior, eso sucedió en algún momento antes de la creación del mundo. David lo vio en el Espíritu y lo registró en el Salmo 2:7.
“Yo publicaré el decreto; me ha dicho el SEÑOR: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy.”
Dios no empezó buscando a una esposa con quien tener un Hijo, de la forma como nosotros lo haríamos. Él miraba al segundo miembro de la Trinidad y lo declaró ser Su Hijo.
Nosotros podemos decir que David no estaba refiriéndose a su propia relación especial con Dios al leer los próximos versículos.
“Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.
Ahora, pues, oh reyes, sean prudentes; admitan amonestación, jueces de la tierra. Sirvan al Señor con temor, y alégrense con temblor. Honren al Hijo, para que no se enoje, y perezcan en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían (Salmo 2:8-12)
Antes que el primer hombre fuera creado, Dios vio que la humanidad caería en pecado y que necesitaría de un Redentor. En lo que se conoce en algunos círculos como el convenio eterno, estos dos miembros de la Trinidad llegaron a un acuerdo de que en la plenitud de los tiempos el Hijo nacería en la humanidad para volverse el pariente cercano de la misma y dar Su vida como rescate por nuestros pecados.
Pregunta: Jesús oró a Dios por la fortaleza para resistir la tentación y enfrentar la cruz. Si él necesitaba esa fortaleza extra, ¿cómo él es el Dios eterno y omnipotente? ¿Y si Él es Dios, Él estaba orando a Él mismo?
Respuesta: Cuando Jesús vino a la Tierra Él vino como un hombre para redimir a la humanidad. Eso significa que Él se desempeñó como un hombre y realmente limitó Sus poderes a los que están disponibles a la humanidad. Los milagros que Él realizó fueron posibles a través del poder del Espíritu Santo, y los mismos fueron repetidos por Sus discípulos y otras personas, para mostrarnos que ese poder está disponible a todas las personas. Como un hombre, Él se cansó y se descorazonó a veces, y, en las últimas horas antes de Su terrible experiencia, fue asediado por la angustia. Cuando eso sucedió Él fue a Su padre en oración, al igual que usted y yo lo hacemos.
Pregunta: Después de Su tentación, Jesús fue fortalecido por un Ángel. ¿Cómo puede un Ángel, (un ‘reino inferior’) fortalecer al Omnipotente?
Respuesta: La tentación del desierto (Mateo 4:1-11) no fue ningún evento ordinario. Una cuidadosa lectura muestra que cada tentación involucraba a Jesús violando Su misión, ya sea reclamando Su poder divino, desobedeciendo las Escrituras, o adorando a Satanás. Cualquiera de éstas lo habría descalificado como nuestro redentor y la humanidad habría quedado perdida para siempre.
Después de 40 días sin alimento, las reservas del hombre se agotan, y Su tentación sucedió justo al final. Imagínese usted en esa situación e intente tener una idea de cómo usted se sentiría. ¿Usted tendría la fuerza para resistir todas las artimañas de Satanás al final de un ayuno de 40 días? Después de que Jesús envió lejos a Satanás, Dios envió ángeles a confortarlo y a restaurar Su fuerza. Nosotros no tenemos ninguna manera de conocer con cuánta frecuencia Dios ha enviado ángeles a ayudar a restaurar a otras personas, pero yo me imagino que eso ha sucedido en numerosos ocasiones.
Pregunta: Cristo declara que cuando les explicaba la profecía de los tiempos del fin a sus discípulos él no conocía cuando sería el día, que sólo el Padre lo sabe. ¿Si ellos eran una sola entidad cómo es que él no podía saber lo que él dijo que él sabe?
Respuesta: Realmente eso no es lo que Jesús dijo. En Mateo 24:36 leemos, “Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.”
Note la frase “en cuanto” en ese versículo. Significa que los detalles que rodean el día y hora reales de Su venida le eran desconocidos a Él en ese momento, de la misma manera como les son desconocidos a todos los hombres. Estos detalles le fueron revelados a Él después de que Él regresó al Cielo, y cuando Él visitó al Apóstol Juan en la Isla de Patmos e hizo que Juan los compartiera con nosotros. Recuerde, el primer versículo del Libro de Apocalipsis dice, “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
Pregunta: Yo no tengo problemas con la trinidad pero tengo un amigo que sí los tiene. Él ha sido un Testigo de Jehová y me lanzó una pregunta que no pude contestar. ¿Por qué Jesús dijo “Mi Padre es mayor que yo”? ¿Cómo podría usted responder esa pregunta?
Respuesta: Jesús dijo, “Mi Padre es mayor que yo” en Juan 14:28. Yo creo que Filipenses 2:5-11 es un buen pasaje que se puede usar para explicar eso.
“Haya, pues, en ustedes este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Mientras estaba en la Tierra Jesús fue, por un poco tiempo, inferior a los ángeles (Hebreos 2:7) el siervo humilde de Dios. Por supuesto que Él diría, “Mi Padre es mayor que yo.” Pero debido a que Él estaba dispuesto a quedar subordinado al Padre, el Padre le dio el nombre que es mayor que todo nombre. Hoy día en la Tierra nadie sabe el verdadero nombre del Padre, pero casi todos hemos oído el nombre de Jesús.
Resumiendo: Para poder redimirnos se requería literalmente que toda la plenitud de Dios morara en el Único que Él llamó Su Hijo, un hombre perfecto sin pecado que murió en nuestro lugar para que nosotros pudiéramos vivir con Él en paz (Colosenses 1:19-20). Es algo que sólo Él podía hacer. Y no fue solamente una cosa temporal. Hoy día existe un hombre resucitado llamado Jesús sentado en el trono de Dios a la mano derecha del Todopoderoso (Mateo 26:64, Efesios 2:20). Todavía Uno con Él, pero todavía a la imagen del Dios invisible, la representación exacta de Su ser. Selah. 10-08-14