Domingo, 8 de marzo de 2015
Un estudio bíblico por Jack Kelley
Recientemente leí un nuevo libro sobre Apocalipsis escrito por un autor que se subscribe a la posición del rapto pre-ira. Yo no recomiendo este, ni tampoco ningún otro libro que sostiene la posición del rapto a la mitad de la tribulación, pre-ira, o después de la tribulación. Yo solamente los leo porque mi creencia en la posición del rapto antes de la tribulación es lo suficientemente sólido como para no ser conmovido, y también porque yo siento la necesidad de conocer el pensamiento actual de las demás posiciones en caso que se me pregunte.
Cuando usted se aparta de la interpretación literal y contextual de las Escrituras, como cuando usted tiene que hacerlo para tratar de justificar las otras posiciones del rapto, cualquier cosa es posible. Por esa razón algunos de esos libros, como el que acabo de leer, están tan apartados de la marca que llegan a ser ridículos. Pero hay dos cosas que parece que todos tienen en común. Una es su confusión acerca de la diferencia entre tribulación y la Gran Tribulación, y la otra es el significado y duración de la frase “la ira de Dios.”
Seguidamente les doy algunos ejemplos de lo que quiero decir. En Juan 16:33 Jesús dijo, “En el mundo tendrán tribulación; pero confíen, yo he vencido al mundo.” Este versículo con frecuencia se usa para refutar la creencia en el rapto antes de la tribulación de que la Iglesia no estará presente durante los juicios de los tiempos del fin. “Después de todo,” dicen esas personas, “Jesús dijo que en este mundo tendríamos tribulación.”
Otro ejemplo es 1 Tesalonicenses 5:9 en donde Pablo dijo, “Dios no nos ha puesto para sufrir la ira, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.” En este caso dicen que la ira de la que Pablo estaba hablando no se trata de los juicios de los tiempos del fin asociados con el Día del Señor, el cual es el contexto de este pasaje, sino el castigo eterno que será sufrido por las personas incrédulas. Dicen que esa es la única ira de la que nuestra salvación nos protege.
Así que tomemos una mirada más cercana de esas dos palabras a como se relacionan con los tiempos del fin y veamos qué dice la Biblia acerca de ellas.
Tribulación
En español, la palabra “tribulación” aparece 52 veces en la Biblia (Versión Reina Valera 1960). Diecinueve de ellas en el Antiguo Testamento, a pesar de que la palabra hebrea de la que se traduce puede encontrarse 105 veces, teniendo una cantidad de significados diferentes. Las otras 33 veces se encuentra en el Nuevo Testamento, y si tomamos en cuenta la traducción de la palabra del griego, puede encontrarse 45 veces. En ambos testamentos los otros significados son similares: Sufrimiento, aflicción, problemas, etc.
La frase Gran Tribulación solamente aparece tres veces, y todas en el Nuevo Testamento (Mateo 24:21, Apocalipsis 2:22, y Apocalipsis 7:14). En el primer caso, el Señor realmente fue el que acuñó ese término, identificando su comienzo como un tiempo cuando la abominación desoladora sucede.
“Por tanto, cuando en el lugar santo vean la abominación desoladora, de la que habló el profeta Daniel (el que lee, que entienda), los que estén en Judea, huyan a los montes; el que esté en la azotea, no baje para llevarse algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. Pero ¡ay de las que en esos días estén embarazadas o amamantando! Pídanle a Dios que no tengan que huir en invierno ni en día de reposo, porque entonces habrá una gran tribulación, como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás” (Mateo 24:15-21).
Unos versículos más adelante Él dijo que terminaría justo antes de la 2da Venida.
“Inmediatamente después de la aflicción (tribulación) de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo, y los poderes celestiales se estremecerán.
Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y todas las tribus de la tierra se lamentarán, y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo, con gran poder y gloria” (Mateo 24:29-30).
Daniel 9:27 nos dice que el anticristo levantará la abominación desoladora a la mitad de la Semana 70 de Daniel (Daniel 9:27), o a 3-1/2 años de su final. Es el mismo evento que Jesús identificó como la señal de que la Gran Tribulación ha empezado. Eso nos dice que la Gran Tribulación tendrá una duración de 3-1/2 años.
Daniel también se refirió a la Gran Tribulación en Daniel 12:1 cuando escribió:
“Cuando llegue el momento, se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Serán momentos angustiosos (de tribulación), como jamás los hubo desde que la humanidad existe.”
Observen que las palabras de Daniel son muy similares a las que Jesús usó en Mateo 24:21. La frase “Cuando llegue el momento” se refiere a Daniel 11:36-45 en donde el ángel le decía a Daniel acerca del reinado del anticristo. Por esas razones, es seguro asumir que Daniel y Jesús estaban mencionando la misma cosa. De hecho Jesús lo confirmó en Mateo 24:15.
Al unir todo eso, esas referencias identifican a la Gran Tribulación como un período específico de tiempo con un inicio y un fin identificados. Eso hace que este período de 3-1/2 años sea distinto de los tiempos periódicos de tribulación que las personas creyentes han experimentado en este mundo. Daniel y Jesús dijeron que este tiempo de tribulación será el peor que el mundo jamás haya visto, y que si Él no retornaba para ponerle fin nadie podría sobrevivir (Mateo 24:22). Esta no es definitivamente una variación a la tribulación a la que cada día usted y yo nos enfrentamos en la vida. Esta es la Gran Tribulación la cual es única.
Y la ira
La palabra “ira” también tiene un significado tanto general como específico, y de nuevo, los dos significados se diferencian por el tiempo. Cuando se usa en relación a Dios, la palabra “ira” aparece en 18 versículos del Antiguo Testamento y usualmente describe los sentimientos de Dios hacia Israel durante sus tiempos periódicos de desobediencia.
En el Nuevo Testamento hay 16 versículos en los que aparece la palabra “ira” con relación a Dios. Algunos de ellos se refieren al destino eterno que enfrentarán las personas incrédulas después que mueren y las otras son acerca de los juicios de los tiempos del fin. Podemos determinar el sentido por el contexto en el que son usadas. Seguidamente unos ejemplos:
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios recae sobre él” (Juan 3:36).
En este versículo el contexto es la vida eterna. Las personas que creen en el Hijo la recibirán pero las que lo rechazan no la recibirán sino que la ira de Dios recaerá sobre ellas. Solamente hay dos posibles destinos para la humanidad, la vida eterna y el castigo eterno. Creer en el Hijo trae la vida eterna, y el rechazo al Hijo acarrea el castigo. Solamente una generación de la humanidad experimentará los juicios de los tiempos del fin, pero Juan 3:36 concierne a toda la humanidad. Por consiguiente, el Señor tenía que estar mencionando la ira de Dios en referencia al castigo eterno aquí.
Ahora veamos el ejemplo usado anteriormente de 1 Tesalonicenses 5:9. “Dios no nos ha puesto para sufrir la ira, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
Pablo empezó el capítulo 5 hablando acerca del momento del Día del Señor. Él dijo que el mundo no sabría el día ni la hora por adelantado, y que vendría como ladrón en la noche (1 Tesalonicenses 5:2). En un momento cuando la gente esté diciendo “paz y seguridad” vendrá sobre ellos como destrucción repentina, como los dolores de parto a la mujer encinta, y no escaparán (1 Tesalonicenses 5:3).
De lo anterior sabemos que Pablo no estaba hablando del verdadero día del retorno del Señor, porque antes de eso supimos que Él vendrá para detener el peor período de devastación que el mundo jamás haya visto, y no mientras las personas están pensando que la paz ha llegado. Y de otros pasajes sabemos que la Semana 70 de Daniel empezará con una percepción de paz (Daniel 8:25) la cual rápidamente será reemplazada por la guerra. Por consiguiente la referencia de Pablo a “paz y seguridad” señala el inicio de la Semana 70 de Daniel, no el día preciso del retorno del Señor.
Él dijo que las personas creyentes no debían ser sorprendidas por ello, y luego cambió su narración de la tercera persona (ellos) en el versículo 3 a la segunda persona (ustedes) en el versículo 4. Él hizo eso para distinguir entre el mundo incrédulo, el cual sí será tomado por sorpresa, y el creyente, que no lo será. Siendo hijos de la luz (teniendo el conocimiento de las Escrituras) nosotros podremos ver las señales de Su cercanía, y cuando las veamos debemos estar despiertos y alertas. Después de ampliar eso (vv. 5-8) él llega al versículo 9. “Dios no nos ha puesto para sufrir la ira, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
Obviamente, las personas creyentes no sufrirán la ira eterna de Dios que les aguarda a las incrédulas. Pero el contexto de 1 Tesalonicenses 5:1-9 es el Día del Señor, cuando los juicios de los tiempos del fin caerán sobre un mundo incrédulo y confiado. Esa es la ira de la que Pablo estaba hablando.
Así que de la misma manera cómo podemos diferenciar los tiempos periódicos de tribulación que todos experimentamos, y la Gran Tribulación la cual será el peor tiempo que jamás haya sucedido en la tierra, así también podemos diferenciar la ira eterna de Dios que tendrán todas las personas incrédulas después que mueren, y el tiempo de la ira de Dios, los juicios de los tiempos del fin que caerán sobre una generación de personas incrédulas antes que mueran, el cual tendrá un inicio y un fin discernibles.
¿Ya es ese momento?
Ahora veamos el momento de la ira de Dios.
“¡Vamos, pueblo mío, entra en tu aposento y cierra tras de ti la puerta! ¡Escóndete por un breve instante, hasta que haya pasado la indignación! Porque el Señor sale ya de su santuario, para castigar a los que habitan la tierra por su maldad contra él. La tierra mostrará la sangre que ha sido derramada sobre ella, y no volverá a ocultar a los que en ella han sido asesinados” (Isaías 26:20-21)
Isaías previno un tiempo cuando Dios derramará Su ira sobre la tierra durante un período de tiempo que él describe como que dura “un breve instante.” Por consiguiente, este pasaje no es acerca de Su ira eterna en contra de las personas incrédulas que han muerto, sino más bien es un tiempo específico en contra de una generación de personas incrédulas que todavía estarán vivas. Y de la misma manera que Pablo, él separó a las personas creyentes de las incrédulas al cambiar de la segunda persona (tu aposento) a la tercera persona (su maldad).
El ángel Gabriel le dio a Daniel una información similar al decir, “Presta atención, que voy a enseñarte lo que sucederá cuando cese la ira de Dios. Esto es para el tiempo del fin” (Daniel 8:19). Empezando con un vistazo de los reyes de Medo-Persia y de Grecia, el ángel rápidamente se enfocó en los días del anticristo durante el tiempo de la ira al final de la era (Daniel 8:19-25).
Estos pasajes identifican un período específico de tiempo al final de la era cuando Dios derramará Su ira sobre un mundo incrédulo.
En el pasado, muchos comentaristas han identificado este período como que es el momento de los juicios de las copas de la ira de Apocalipsis 15-16. Eso se debe a que en Apocalipsis 16:1 a estos juicios se les llama “las siete copas de la ira de Dios.” Pero la Biblia no dice que con estos juicios comienza el tiempo de la Ira de Dios. De hecho en Apocalipsis 15:1 se nos dice que con los juicios de las copas, la ira de Dios terminará. Si eso nos da el punto del final entonces, ¿en dónde iniciaron?
La respuesta la podemos encontrar en Apocalipsis 6:16-17 en donde los reyes de la tierra se dan cuenta de que con los juicios de los sellos el gran día de la ira de Dios ha empezado.
“Y decían a los montes y a las peñas: Caigan sobre nosotros, y escóndannos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”
De este versículo algunas personas ven una diferencia entre la ira del Cordero, la cual solamente aparece en Apocalipsis 6:16, y la ira de Dios. Sin embargo, tomando en cuenta la redacción del versículo, queda claro que es la ira de los dos: El que está sentado en el trono (Dios Padre) y el Cordero. En el idioma griego, la palabra “autos” (para ‘su ira’) está en plural, como aparece más de 300 veces en el Nuevo Testamento, y puesto que tanto el Padre como el Hijo están a la vista en Apocalipsis 6:16 y ya que los dos son uno (Juan 10:30), el contexto queda claro.
También observen el tiempo pasado perfecto de la frase “el gran día de su ira ha llegado”. El tiempo pasado perfecto se usa para describir una acción que se ha llevado a cabo en un tiempo específico en el pasado. Del juicio que precede en Apocalipsis 6 los reyes de la tierra se darán cuenta de que ya se encuentran en el período de tiempo conocido como la Ira de Dios. Por consiguiente, el tiempo de la ira de Dios empieza con los juicios de los sellos de Apocalipsis 6 y termina con los juicios de las copas de Apocalipsis 16, los cuales ocuparán la mayor parte de la Semana 70 de Daniel, si no toda ella.
Muchos comentaristas insisten en que la ira de Dios es la peor parte de un tiempo que ellos llaman el período de siete años de la tribulación, haciendo que la ira de Dios sea sinónimo con la Gran Tribulación. Pero como podemos ver, en realidad es al contrario. La Gran Tribulación es la peor parte del tiempo de la ira de Dios.
Cuando Jesús habló de la Gran Tribulación en Mateo 24:21 Él estaba refiriéndose a los juicios de las copas de Apocalipsis 16 porque esos son los únicos juicios que se llevarán a cabo durante la segunda mitad de la Semana 70 de Daniel, después que el anticristo coloca la abominación desoladora en el Templo (Daniel 9:27). Los juicios de las copas son la serie tercera y final de juicios que Dios ejecutará sobre la tierra durante el tiempo de Su ira.
Así que allí lo tienen ustedes. En la Biblia, la tribulación y la Gran Tribulación no son lo mismo, y la ira eterna de Dios y el tiempo de la ira de Dios no son lo mismo tampoco. Estos términos se encuentran confundidos solamente en las mentes de las personas que se apuntan a algo distinto que el rapto de la Iglesia antes de la tribulación. Eso es lo que la Biblia dice. 08/03/15