30 de junio de 2003
“Y dijo Dios: ¡Que haya luz! Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Cayó la tarde y llegó la mañana. Ese fue el día primero”. (Génesis 1:3-5).
Poco de Luz Sobre Este Asunto
Este artículo lo empezamos con Génesis 1:3-5 porque creemos que aquí es donde en realidad comienza la narración de la creación (Vea el artículo “En el Principio” en esta misma sección). A propósito, algunas personas han preguntado ¿cómo es que puede haber luz cuando ni el sol ni la luna habían aparecido sino hasta el cuarto día? Como lo es con muchas otras cosas, la respuesta se encuentra en el idioma hebreo. La palabra traducida como luz en el versículo 3, es or (Strong H216), que significa iluminar. En el versículo 14, al mencionar el sol y la luna—lumbreras—la palabra hebrea es maór (Strong H3974) que significa un cuerpo luminoso, o depósito de luz. La palabra literalmente significa un candelabro (meorá Strong H4501). Al hacer el sol y la luna, Dios estaba reuniendo la luz en unos depósitos, los cuales emitirían esa luz de acuerdo a lo establecido. Observemos que cuando se refiere al sol y a la luna se utiliza la palabra asá (hacer algo de algo más, Strong 6213) en lugar de bara (crear algo de la nada, Strong H1254). Como un candelabro, el sol y la luna no son la luz en sí, sino que fueron diseñados para guardar y emitir, o reflejar, la luz.
Dios Habla Hebreo
Al llamar a la luz Día, Dios utilizó la palabra hebrea yom (Strong H3117) la cual aparece 2244 veces en las Escrituras, 1977 de las cuales (más del 88%) claramente se refieren a un período de 24 horas. Una observación simple de la naturaleza nos dice que el ciclo de vida de todo ser viviente está basado en períodos alternos de oscuridad y de luz, en intervalos de relativamente corta duración. La vida como la conocemos, no puede existir en otro tipo de ciclo. Esto hace que el punto de vista de unos “días” muy largos para la Creación (en los cuales años y años de luz fueron seguidos por años y años de oscuridad) sea difícil de imaginarse. La cuestión no es cómo fue que Dios pudo haber hecho todo eso tan rápido, sino más bien ¿por qué le tomó tanto tiempo? Puesto que Él pudo haberlo creado todo en un solo parpadear de ojos, aparentemente Él estaba creando un juego de intervalos. La oscuridad, o tinieblas, y la noche son traducciones directas de kjoshék (Strong H2822) y láyela (Strong H3915), respectivamente, por eso es que no existe ningún motivo obvio para tomar estas palabras en un sentido distinto al literal, a menos que usted esté tratando de reconciliar la evolución con la creación, lo cual es una tarea imposible.
Por otro lado, las palabras para tarde y mañana nos brindan una riqueza de información cuando se ven en el idioma original. Sus raíces también revelan el motivo por el cual Dios empezó el día al atardecer en lugar de la medianoche. El Dr. Gerald L. Schroeder es un erudito hebreo con un doctorado en física de la Universidad de MIT y en su libro “Genesis and the Big Bang” (El Génesis y la Gran Explosión), él explica que según los sabios hebreos de la antigüedad, la palabra para tarde, éreb (Strong H6153) se deriva de la raíz que quiere decir “mezclado, desorden”. Eso nos recuerda la confusión que algunas veces sentimos al anochecer, cuando la luz y la noche hacen que nuestros ojos nos engañen algunas veces. La palabra para mañana, boquer (Strong H1242), se deriva de la raíz que significa discernible, que se puede distinguir, o estar de manera ordenada. Esta palabra recuerda la claridad de la visión que acompaña al amanecer.
Eso es en Contra de la Ley
Como un físico familiarizado con la segunda ley de la termodinámica (la Ley de la Entropía), el Dr. Schroeder quedó perplejo. Simplemente declarada, la Ley de la Entropía explica que cuando se deja solo, todo en el universo se deteriora y va del orden al desorden. Para un ejemplo sencillo, solamente mire a su alrededor. Aun cuando se lleve a cabo un programa de mantenimiento para retardar el proceso, todo lo que uno posee, la casa, el automóvil, aun el mismo cuerpo, tarde o temprano se desmoronarán y dejarán de funcionar. La entropía es tan natural como la ley de Newton sobre el movimiento y la gravedad, y no se puede reversar.
Al utilizar estas palabras para la tarde y la mañana es ese orden en particular, Dios nos revela que en cada día de la creación Él estaba pasándole por encima a la Ley de la Entropía, al transformar el desorden en orden. Esto desbarata cualquier argumento de que la tierra se formó por accidente o por coincidencia, o que el hombre pudo haber evolucionado de los animales que a su vez evolucionaron de los peces, etc. Esa clase de fenómeno natural es en sí mismo imposible, puesto que requiere que la naturaleza viole una ley natural fundamental. Solamente por la aplicación de un poder creativo externo superior a la ley natural pudo haber sido formada la tierra y sus habitantes. Para asegurarnos que entendemos el asunto, Dios repitió la frase seis veces e hizo que la gente comenzara su día en el atardecer.
Ya es Tiempo
Al séptimo día Dios había terminado toda la obra que había estado haciendo, así que en el séptimo día Dios descansó de Su obra (Génesis 2:2). Según algunas fuentes rabínicas, el significado resaltado de este versículo explica nada menos que el comienzo del tiempo. Habiendo finalizado la obra de la creación y habiendo colocado al hombre en la tierra para señorear y tomar el dominio sobre ella, Dios descansó y al hacerlo así puso a caminar las leyes que gobernarían la existencia del hombre, incluyendo la duración del día, la semana, el mes y el año. Estas referencias del tiempo fueron establecidas durante los seis días de la creación y permanecerán así durante la permanencia del hombre en la tierra.
Y ahora ya conocen la versión adulta.