Miércoles 12 de agosto de 2020
Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
En este momento nos hemos dado cuenta de que Pablo, en su Carta a los Romanos, ha contestado las tres preguntas teológicas principales para toda la humanidad. Estas son:
- ¿Por qué necesitamos de un Salvador? (Capítulos 1—3).
- ¿Qué ha hecho nuestro Salvador por nosotros? (Capítulos 4—8).
- ¿Cómo debemos responderle a nuestro Salvador? (Capítulos 12—15).
Además de eso, Pablo ha definido claramente la relación entre Israel y la Iglesia dentro de todo el plan soberano de Dios (Capítulos 9—11). Ahora completaremos este estudio examinando Romanos 15—16.
Romanos 15
Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, en vez de hacer lo que nos agrada. Cada uno de nosotros debe agradar a su prójimo en lo que es bueno, con el fin de edificarlo. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo sino que, como está escrito: «Las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.» [Salmo 69-9]. Las cosas que se escribieron antes, se escribieron para nuestra enseñanza, a fin de que tengamos esperanza por medio de la paciencia y la consolación de las Escrituras. Que el Dios de la paciencia y de la consolación les conceda a ustedes un mismo sentir, según Cristo Jesús, para que todos juntos y a una sola voz glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 15:1-6).
Al aplicarle esta cita del Salmo 69 al Señor, Pablo nos muestra la conexión entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Esto es algo que muchos cristianos harían bien en saber. Dios no cambió durante el intermedio entre las dos mitades del Su libro. Él es el mismo ayer, y hoy, y siempre (Hebreos 13:8).
Hablando sobre los eventos de la vida nacional de Israel de hace varios miles de años, Pablo escribió, “Todo esto les sucedió como ejemplo, y quedó escrito como advertencia para nosotros, los que vivimos en los últimos tiempos” (1 Corintios 10:11). Todas aquellas personas que no aprendieron del pasado están condenadas a repetirlo. Cuando ignoramos las lecciones aprendidas a través de Israel para beneficio nuestro, estamos en peligro. Por ejemplo, enumere cualquiera de los pecados cometidos por Israel y se dará cuenta de que los mismos se repiten en la Iglesia.
Pero usted puede decir, “un momento, la iglesia no mató al Mesías” ¿Eso cree usted? Pregúntele a las denominaciones liberales, de las cuales procedemos muchos de nosotros, que le describan a Jesús, y usted obtendrá casi todas las respuestas menos la correcta. El verdadero Jesús antes estaba en esos lugares, pero ya no lo está. Él ha sido reemplazado por alguien más que tiene el mismo nombre, pero que carece del Su poder. Para ellos, Él está muerto. Con la doctrina de la Hipótesis Documentaria, ellos le dieron un golpe mortal, y con la del Racionalismo Moderno, lo terminaron de acabar.
Por tanto, recíbanse unos a otros, como también Cristo nos recibió, para la gloria de Dios. Pues les digo que Cristo Jesús vino a ser siervo de los judíos para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a nuestros antepasados, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito:
«Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, y cantaré salmos a tu nombre» [2 Samuel 25:50; Salmo 18:49].
Y en otra parte dice: «Alégrense, naciones, con su pueblo» [Deuteronomio 32:43].
Y también dice: «Alaben al Señor todas las naciones, y exáltenlo todos los pueblos» [Salmo 117:1].
Y otra vez dice Isaías: «Se alzará la raíz de Isaí; se levantará a gobernar a las naciones, las cuales pondrán en él su esperanza.» [Isaías 11:10].
¡Que el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en la fe, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo! (Romanos 15:7-13).
Jesús vino a los judíos, pero siempre ha sido el plan de Dios bendecir a los gentiles también. Isaías registró una conversación entre el Padre y el Hijo para confirmar lo anterior.
«Muy poca cosa es para mí que tú seas mi siervo, y que levantes las tribus de Jacob y restaures al remanente de Israel. Te he puesto también como luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta los confines de la tierra.» (Isaías 49:6).
Observen que él no dijo que el Mesías sería una luz a los gentiles en lugar de a los judíos, sino que lo sería para los dos. Como Pablo le escribió a la iglesia en Éfeso, Su propósito fue hacer un nuevo hombre de los dos y reconciliar a ambos con Dios por medio de la cruz (Efesios 2:15-16).
Pablo ministra a los gentiles
Estoy seguro, hermanos míos, de que ustedes mismos están llenos de bondad y de todo conocimiento, de tal manera que pueden amonestarse unos a otros. Pero les he escrito con toda franqueza, como para hacerles recordar, por la gracia que Dios me ha dado, para ser ministro de Jesucristo a los gentiles y ministrarles el evangelio de Dios, para que ellos sean una ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo.
Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. Porque no me atrevería a contar sino lo que, de palabra y obra, Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles; y esto mediante poderosas señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios, de tal manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Fue así como me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiera sido anunciado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito:
«Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán.» [Is 52:15].
Por esto muchas veces no me ha sido posible ir a visitarlos. (romanos 15:14-22).
Pablo se vio a sí mismo como el agente por medio del cual la profecía de Isaías se cumpliría. A pesar de que anhelaba atraer a los de su propia raza para que se dieran cuenta de que Jesús era su Mesías, y ultimadamente sería encarcelado por sus esfuerzos por hacerlo, él fue el apóstol para los gentiles. Y a pesar de que él era de la tribu de Benjamín, y que nunca podría servir como sacerdote en Israel, describió la tarea de proclamar el Evangelio a los gentiles, como un deber sacerdotal.
Pablo se propone ir a Roma
Pero como no me queda más tarea pendiente en estas regiones, y como desde hace muchos años deseo ir a verlos, iré a visitarlos ahora que vaya a España. Espero verlos cuando pase por allá, y que me ayuden a continuar con mi viaje, luego de haber disfrutado de su compañía.
Pero ahora voy a Jerusalén para servir a los santos. Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén, pues les pareció que era lo correcto, y se sienten en deuda con ellos. Porque si los gentiles han sido hechos partícipes de las bendiciones espirituales, deben también compartir las bendiciones materiales. Así que, cuando esto haya concluido y yo les haya entregado este fruto, pasaré a visitarlos de camino a España, y sé que, cuando los visite, llegaré con la abundante bendición del evangelio de Cristo (Romanos 15:23-29).
Pablo eventualmente visitó Roma, quizás a pesar de que no fue de la manera esperada. Hechos 20—26 registra cómo es que fue arrestado en Jerusalén, traído ante el Sanedrín el cual había planeado matarlo, y encarcelado por los romanos en Cesarea para que pudiera estar a salvo. Durante los siguientes dos años permaneció en juicio ante los gobernadores Félix y Festo y después ante el rey Agripa. A pesar de que Agripa estaba convencido de liberar a Pablo, la apelación de Pablo ante César hizo que fuera enviado a Roma.
En el camino naufragó y fue lanzado en la costa de la isla de Malta en donde permaneció durante tres meses. Finalmente se embarcaron de nuevo hacia Roma, tres años después que Pablo había prometido llegar. Ya allí, él aguardó bajo arresto domiciliario hasta que Nerón asignara el momento conveniente para juzgarlo. Mientras esperaba el juicio, además de las prédicas diarias a los grupos crecientes que lo buscaban, Pablo escribió las llamadas epístolas de la prisión, Efesios, Colosenses, Filipenses, y Filemón. Un día fue llevado ante un burócrata de nivel medio quien lo dejó en libertad sin darle ninguna excusa, habiendo permanecido bajo arresto domiciliario en Roma durante dos años desde su llegada.
Pero les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayuden con sus oraciones a Dios por mí, para que sea yo librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea agradable, para que, por la voluntad de Dios, llegue a ustedes gozoso y pueda descansar entre ustedes. Que el Dios de paz sea con todos ustedes. Amén. (Romanos 15:30-33).
Como ustedes pueden ver del resumen de las “aventuras” de Pablo, el camino a Roma fue diferente a lo esperado. Algunas personas dicen que eso fue así porque Pablo desobedeció a Dios al ir a Jerusalén, citando Hechos 21:1-15 como referencia. Otras dicen que la oración de Pablo no fue contestada, por lo menos en la forma que él anticipaba. Después de todo él fue librado de los judíos, su servicio fue aceptado, y a pesar de todos los obstáculos y oposiciones que se le presentaron, él pudo llegar a Roma. Sin importar la opinión que algunas personas puedan tener sobre esto, nadie puede discutir los resultados que el Espíritu Santo logró por medio de Pablo durante todo este tiempo.
Romanos 16
(Los versículos 1—16 contienen una lista de personas en Roma a las que Pablo quería que la iglesia saludara en su nombre. Omitiremos estos versículos por no ser relevantes para nuestro estudio.)
Pero les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y tropiezos en contra de la enseñanza que ustedes han recibido, y que se aparten de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a su propio vientre, y con palabras suaves y lisonjeras engañan al corazón de los ingenuos. La obediencia de ustedes ha llegado a ser bien conocida por todos, lo que me llena de alegría por ustedes; pero quiero que sean sabios para el bien, e ingenuos para el mal. Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes. (Romanos 16:17-20).
Si en algún momento hay que hacerle caso a esta advertencia, es ahora mismo. Pablo pronto va también a advertirles a los ancianos de Éfeso sobre el mismo problema, “Yo sé bien que después de mi partida vendrán lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Aun entre ustedes mismos, algunos se levantarán y con sus mentiras arrastrarán tras de sí a los discípulos” (Hechos 20:29-30). Él los estaba alertando sobre el error del gnosticismo que se avecinaba.
Pero el cumplimiento último de esta profecía es ahora. No fue suficiente que las principales denominaciones cristianas fueran presas de los lobos rapaces con las doctrinas como la Hipótesis Documentaria. Eso dio como resultado el nacimiento del movimiento pentecostal al inicio del Siglo XX cuando retornaron los dones del Espíritu a la Iglesia. Y las herejías racionalistas modernas han formado el movimiento de Jesús en los años 70 y han producido un éxodo masivo del denominacionalismo.
Todos estos han sido los lobos rapaces que se infiltraron entre nosotros, pero la iglesia ha respondido a cada uno de estos con el crecimiento. Y ahora algunos de los nuestros se han levantado para distorsionar la verdad en la forma del movimiento de la Iglesia Emergente y algunos otros de nuestros líderes que han sido los más altamente apreciados, han sido atrapados en el mismo. Este es el principio de la deserción de la verdad de la que habló Pablo en 2 Tesalonicenses 2:3. Esa gran apostasía ya está sobre nosotros.
Empezamos la Carta de Pablo a los Romanos desde la perspectiva de que pronto nos iremos al cielo y la terminamos de la misma manera. La iglesia apóstata esta viva y creciendo, lo cual es otra de las claras señales de que el número completo de los gentiles pronto estará a bordo porque ya estamos por ser despachados a nuestro último destino. Este es el viaje más emocionante que la humanidad jamás haya visto. Yo oro para que nuestro estudio les haya dejado mejor preparados en su conclusión de lo que ustedes estaban al comienzo.
Y al que puede fortalecerlos conforme a mi evangelio y a la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ahora ha sido revelado por medio de las Escrituras de los profetas, y que de acuerdo al mandamiento del Dios eterno se ha dado a conocer a todas las naciones para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea la gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén. (Romanos 16:25-27). Selah, 31/03/2007.