Miércoles 21 de julio de 2021
Una bien fundada respuesta a una vieja pregunta.
La pregunta surge cuando estoy enseñando el camino a la salvación—Jesús. La Biblia lo dice claramente en Juan 14:6 en donde Jesús dijo, “Nadie viene al Padre, sino por mí.” “A nosotros no nos parece justo que alguien quede excluido del Reino porque simplemente nunca tuvo la oportunidad de oír acerca de Jesús.” E inmediatamente después de esta pregunta viene, “¿Qué les sucede a los mentalmente discapacitados que no pueden entender la necesidad de la salvación? ¿Están condenados?” Entonces, tratemos estas dos preguntas de una vez por todas.
¿Estás allí, Dios?
Primero, los que nunca han oído. En Romanos 1:20 la base queda claramente establecida. Cualquier persona que puede observar la creación se espera que entienda que la misma no pudo simplemente haber sucedido. Alguien tuvo que haberla hecho. Si nuestra persona hipotética se pone a pensar quién pudo haber sido, una promesa de Mateo se hará realidad. “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre” (Mateo 7:7-8). El hecho de que no observemos que esto sucede, o que no entendamos cómo pudo haber sucedido, es irrelevante. El Señor prometió que si usted lo busca de todo corazón lo encontrará (Jeremías 29:13). Punto.
Nadie que no puede saber no será condenado. Pero se espera que todas las personas por lo menos sepan que hay un Creador. Y de manera interesante, sí lo saben. Aun las religiones paganas empiezan con la premisa de que hay un dios. ¿Cómo lo supieron? ¡Observando a su alrededor!
Yo estoy persuadido más allá de cualquier duda que una vez que alguien lo busca a Él (aun sin saber Quién es Él), Dios va a mover cielo y tierra para revelarse a esa persona. Y él se revelará a Sí mismo lo suficiente como para permitirle a la persona llegar a una conclusión informada. De otra manera, Él no sería justo al condenar a quienes lo han rechazado a Él. Nuestro Dios ama a cada uno de Sus hijos inmensurablemente y no quiere que nadie perezca.
En Romanos 1 Pablo escribe sobre la condenación. No escribe acerca de quienes no pueden saber, sino de quienes sí supieron y se lo acreditaron a alguien más.
Responsabilidad y privilegio
Ahora bien, ¿qué les sucede a las personas que están mentalmente incapacitadas? A propósito, el principio en ambos casos es que la responsabilidad es función del privilegio—en donde el privilegio significa exposición al conocimiento. Mientras más ha tenido usted el privilegio de saber, más responsabilidad tiene, y viceversa. Cualquier limitación en el entendimiento sirve para moderar la responsabilidad. El principio llamado “la edad del uso de la razón” se aplica aquí. Yo creo que el motivo para esta edad no se especifica claramente en la Biblia en que sea una edad intelectual, y no una cronológica.
Las Escrituras enseñan que solamente el Señor conoce los pensamientos y las intenciones de nuestro corazón. Solamente Él puede determinar si una persona es capaz de comprender Su oferta de salvación. Si eso es así, la persona es responsable de hacerlo—si no, no lo es. Las personas incapacitadas mentalmente por lo general son intelectualmente inmaduras, y como los niños pequeños, simplemente no pueden comprender algunas cosas. Todos los niños, nos dice la Biblia, le pertenecen al Señor. Desde su concepción hasta que son lo suficientemente maduros intelectualmente para comprender cómo elegir, son de Él. Si nunca alcanzan ese momento, siempre serán de Él. Punto.
Pablo escribe, “En un tiempo, yo vivía sin la ley, pero cuando vino el mandamiento, el pecado cobró vida y yo morí” (Romanos 7:9) Él está hablando acerca de pertenecerle al Señor como un niño. Cuando alcanzamos la edad del uso de la razón, la persona ya es adulta. Su estatus de “nacida salva” expira y de manera consciente, tiene que renovarla (nacer de nuevo), o perderse. Si nunca pudo tener la capacidad mental para comprender eso, la persona nunca habrá perdido su estatus original.
Considere la ceremonia del Bar Mitzvah en la cual un joven judío entre en la edad adulta y demuestra su capacidad intelectual. En la ceremonia, el padre del joven ora, “Señor, gracias por darme este hijo y te doy ahora las gracias por relevarme de cualquier responsabilidad sobre él.” El joven es liberado del cuidado de su padre y ahora se hace responsable de su propia vida como adulto. ¿Puede esto ser uno de los muchos ejemplos de la tradición Judía que ilumina la Ley de Dios?
Dios es amor
Así es. Dios es amor. Pero él también es justo y equitativo, y un montón de otras cualidades que lo hacen ser Dios. Y debido a ello, Él no puede ser arbitrario o caprichoso. Eso significa que él no puede expresar ninguna de Sus cualidades a expensas de otra. Él tenía que morir por nosotros porque Él no puede ser amor sin también ser justo. Su justicia lo restringe de amarnos tanto como Él lo añora porque eso requiere que alguien primero pague el castigo de nuestros pecados. Como nosotros no podíamos hacerlo, Él lo hizo, y al cumplir con los requisitos de Su justicia Él pudo ofrecer la mayor expresión de Su amor. El amor y la justicia fueron satisfechos.
Si usted alguna vez ha tenido la oportunidad de oír el Evangelio y estar intelectualmente capacitado para entenderlo, entonces usted es responsable de aceptarlo o rechazarlo. Eso sí es justo.
Responsabilizar a las personas por algo que no pueden conocer o comprender, no sería justo ni equitativo, y no sería amor. Y Dios es todo eso y mucho más. Selah.