Domingo, 4 de octubre de 2015
“Porque no nos ha dado Dios un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
Yo escribí un artículo con ese mismo nombre en octubre de 2014 (https://gracethrufaith.com/es/articulo-de-fondo/un-espiritu-de-temor/). El nivel de temor entre los evangélicos pre tribulación iba en aumento desde ese entonces. Por la cantidad de correos electrónicos que he recibido últimamente, he podido llegar a la conclusión de que el espíritu de temor se ha agravado.
Yo creo que eso se debe en su mayoría a todas las exageraciones que hemos oído en el pasado de predicadores y escritores que parecen estar obsesionados con el juicio venidero. Algunos de ellos basan eso en la cantidad de señales en los cielos sobre los cuales la Biblia nunca menciona. Otros se enfocan en interpretaciones altamente cuestionables de las que las escrituras tienen un propósito diferente, un pueblo diferente, y un tiempo diferente. A pesar de que esas personas no salen directamente a decirlo, parece ser muy obvio que nos están advirtiendo sobre el tiempo de la ira de Dios.
Durante generaciones, el rapto ha sido referido como nuestra esperanza bienaventurada y nuestro gran escape, el momento cuando Jesús viene en las nubes para arrebatarnos de este mundo agonizante adelantándose al tiempo más horrendo de juicio que jamás se haya sentido. Este punto de vista ha sido respaldado por varias insinuaciones en el Antiguo Testamento de que los justos escaparán este juicio quedando los injustos para sufrir a través del mismo.
Los ejemplos más claros son Enoc, quien fue arrebatado por Dios para caminar con Él antes del diluvio. Luego está Lot que tuvo que ser removido de Sodoma antes de que los ángeles pudieran traer el juicio sobre la ciudad. Y no olvidemos a Daniel quien se encontraba inexplicablemente ausente durante el episodio del horno ardiente. Estas son insinuaciones que nos dicen que Dios planeó que algunos de Su pueblo escaparan del todo los juicios. (Para más detalles sobre esas y otras referencias del Antiguo Testamento lea “Referencias del Rapto, Parte 1” en https://gracethrufaith.com/es/publicaciones-populares-del-pasado/referencias-sobre-el-rapto-2/)
Durante los tiempos del Nuevo Testamento, esas insinuaciones se hicieron más claras y más específicas, como lo muestran las siguientes referencias. A pesar de ello, algunas personas están empezando a dudar la validez de la posición pre tribulación del rapto. Otras ven todo lo que está sucediendo a su alrededor y se preocupan de no calificar para el rapto. Y aun otras temen que no sean salvas. Yo creo que mucho de esta duda de debe al hecho de que los juicios se ven cercanos, y sin embargo, no hay señales que el rapto esté aún más cercano. Esto se debe a que:
1.- El rapto es un evento sin ninguna señal previa, y
2.- Los maestros que obtienen la mayor atención son los que se enfocan en la cercanía de los juicios venideros. Usted difícilmente oye algo sobre la cercanía del rapto venidero.
Con eso en mente, echémosle un vistazo rápido a las indicaciones más claras de que la Biblia sí enseña la posición del rapto pre tribulación. Después de eso repasaremos los pasajes más claros que confirman la seguridad de nuestra posición en Cristo.
“Con mucha más razón, ahora que ya hemos sido justificados en su sangre, seremos salvados de la ira por medio de él” (Romanos 5:9).
Efectuando una investigación de la palabra “ira” parece claro que Dios reserva Su ira para Sus enemigos, las personas que desobedecen y se rebelan en contra de Él. Las personas que Él ha justificado con Su propia sangre no son Sus enemigos. De hecho, la palabra justificar viene de una palabra griega que significa “considerar justo.” La palabra “de” en la declaración anterior de Pablo significa una separación física del tiempo y lugar del evento en referencia, el cual es la ira de Dios.
Lo que Pablo está diciendo aquí es que el Señor hizo todo el esfuerzo para salvarnos de nuestros pecados. Se necesitó el derramamiento de Su sangre para convertirlo en uno de los actos más desinteresados y heroicos en la historia del hombre. ¿Por qué, entonces, Él va a sujetarnos a la ira de Dios? Y luego, solamente una generación de todas las personas que Él ha salvado. Eso no tiene sentido.
“… y esperar de los cielos a Jesús, su Hijo, a quien Dios resucitó de los muertos, y que es quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10).
Aquí Pablo dijo que nuestro tiempo en la tierra tiene el propósito de pasarlo esperando al Hijo de Dios del Cielo. No estamos supuestos a estar andando por ahí esperando que alguna terrible calamidad nos caiga encima. Estamos supuestos a estar esperando que Jesús venga a rescatarnos de ese tiempo. En esta ocasión Pablo usó otra palabra griega para “de.” Significa fuera de, o alejados de, la ira venidera.
Cuando veamos que este tiempo de calamidad se acerca debemos estar firmes y levantar nuestra cabeza porque sabemos que el tiempo está cerca. “Cuando esto comience a suceder, anímense y levanten la cabeza, porque su redención estará cerca” (Lucas 21:28).
“…ya que nos hemos revestido de la coraza de la fe y del amor, y tenemos como casco la esperanza de la salvación. Dios no nos ha puesto para sufrir la ira, sino para alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:8b-9).
Nuestro destino debe de ser justificado por la sangre de Jesús y ser salvos del castigo de nuestros pecados, y así no soportar el tiempo de la ira de Dios. Por consiguiente, caminamos por fe y no por vista (2 Corintios 5:7) aún frente a quienes caminan por vista y no por fe al usar interpretaciones incorrectas de la Biblia para infundir un sentido de temor en nuestros corazones.
“Por cuanto has obedecido mi mandamiento de ser perseverante, yo también te protegeré de la hora de la prueba, la cual vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a cuantos habitan en la tierra” (Apocalipsis 3:10).
Aquí el Señor le está hablando a la iglesia en Filadelfia. Esta es esa iglesia en la cual Él no encontró ninguna falta que pudiera ser criticada. Eso significa que esas personas eran perfectamente justas ante Sus ojos. Esa es la iglesia que permaneció cierta en Su palabra y estaba soportando pacientemente Su venida. Muchos eruditos ven la iglesia en Filadelfia como un modelo del cuerpo de personas cristianas nacidas de nuevo al final de la era, con una justicia impuesta por Dios la cual la hace perfecta a Sus ojos. En consecuencia, Él ha prometido guardarnos de los juicios de los tiempos del fin. E igual a cómo Pablo lo hizo en 1 Tesalonicenses 1:10, Jesús usó la palabra para “de” que significa fuera de, o apartados de, la ira venidera.
Como estos versículos claramente lo prometen, es el destino de la Iglesia ser rescatada de ese tiempo. Y sin embargo, un puñado de profesores y escritores han estado tratando de persuadir a la Iglesia de que estamos por soportar eso. Y juzgando por la cantidad de libros, CD y DVD que se venden, una gran parte de la Iglesia ha comprado esa idea.
Y ahora, no me tomen a mal, no estoy diciendo que la Biblia promete que todo será color de rosa y lleno de confites hasta el día que la ira de Dios comienza de repente. Pero lo que estoy diciendo es que el colapso económico mundial y la guerra, hambre y pestilencia generalizadas son cosas asociadas con el tiempo de Su ira. Por consiguiente, la Iglesia no debe temer esas cosas sino debe vivir en fe debido a nuestro futuro rescate de esas cosas.
En mis años de estudio me he persuadido de que la Biblia no nos da opciones para elegir cuando se trata del rapto. La Biblia enseña solamente la posición pre tribulación, cuando usted la lee de la manera más literal posible, manteniéndose dentro del contexto que fue dado. Y fue escrita de la forma como es, por lo que el estudiante diligente puede conocer por adelantado el plan de Dios para Su Iglesia. Yo creo que la razón de que hayamos sido desviados del camino tan fácilmente es que la mayoría de las personas cristianas obtienen su conocimiento de lo que la Biblia dice por medio de lo que les dicen otras personas, y no por medio de su propio estudio.
Durante el próximo año aproximadamente, tendremos personas que nos darán “pruebas” de que ciertos años y ciertas señales se están cumpliendo. Pero nuestro papel es vivir por fe, no por vista (2 Corintios 5:7).
Ahora repasemos la seguridad de nuestra posición en Cristo para reasegurarles a las personas que están pensando si realmente son salvas, o si realmente califican para ser incluidas en el rapto.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
En este versículo Jesús identificó que creer en Él es la condición para la vida eterna. Nada en el Nuevo Testamento niega o contradice esa afirmación.
“De cierto, de cierto les digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, sino que ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
Aquí Jesús claramente identifica que quienes creen en Él no solamente tienen vida eterna, sino que no serán juzgados.
“Entonces le dijeron: ¿Y qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Jesús les respondió: Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel que él ha enviado” (Juan 6:28-29).
Y en esos versículos Jesús declaró que creer en Él es lo único que Dios requiere de nosotros.
“Las que son mis ovejas, oyen mi voz; y yo las conozco, y ellas me siguen. Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno” (Juan 10:27-30).
Si usted cree que el sacrificio del Señor pagó el precio por sus pecados, Él lo tiene a usted en Sus manos. En otras palabras, usted le pertenece a Él ahora y nadie le puede arrebatar de Sus manos. Ni siquiera usted mismo.
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:38-39).
Eso es Pablo confirmando y expandiendo sobre lo que Jesús dijo acerca de que nadie nos puede alejar de Él. Observe que en ambos pasajes, la frase “nadie excepto usted” no existe.
“Y es Dios el que nos confirma con ustedes en Cristo, y es Dios el que nos ha ungido, y es Dios el que también nos ha marcado con su sello, y el que, como garantía, ha puesto al Espíritu en nuestros corazones” (2 Corintios 1:21-22).
Una vez que usted ha llegado al Señor Él acepta la responsabilidad de su salvación. Realmente Él toma posesión de usted y pone Su Espíritu en su corazón garantizando así lo que viene. Ya usted no es usted, sino que le pertenece a Él. Y nada ni nadie puede cambiar eso.
“También ustedes, luego de haber oído la palabra de verdad, que es el evangelio que los lleva a la salvación, y luego de haber creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es la garantía de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Efesios 1:13-14).
Aquí Pablo dice lo mismo de manera diferente, y añade la duración de la garantía del Espíritu Santo que es el día de su redención. Él confirma eso al volver a declararlo en Efesios 4:30. “No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, con el cual ustedes fueron sellados para el día de la redención.”
Hay muchos otros versículos que pude haber usado para establecer mi punto de que una vez salvo usted siempre es salvo. (Son tantos los versículos que los he compilado en un libro digital gratis “la Seguridad Eterna” que usted puede descargar cuando lo desee.) No hay nada que usted ni nadie más puede hacer para cambiar eso jamás. Y si usted es salvo se irá en el rapto. No hay ningún otro requisito. En 1 Tesalonicenses 4:17 Pablo dijo que después que los muertos son resucitados en el rapto, entonces los que viven y hayan quedado se unirán a ellos. Él no dijo los que de nosotros califiquen, o aquellos que perseveran en nuestra creencia. Él simplemente dijo, “Luego nosotros, los que aún vivamos y hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes.”
Es esencialmente importante recordar que somos hijos de Dios (Juan 1:12-13). Realmente hemos sido adoptados en Su familia y hemos sido hechos herederos de Su hacienda (Gálatas 4:4-7) y estamos destinados a habitar con Él para siempre (Salmo 23:6). Y Él nos ha dicho muy claramente que cuando todas estas señales de los tiempos del fin comiencen a suceder, no debemos agacharnos y correr para escondernos, sino debemos estar firmes y levantar nuestra cabeza porque nuestra redención está cerca (Lucas 21:28). Caminamos por fe y no por vista. Eso significa que nuestros pensamientos y acciones son dirigidos por lo que creemos de nuestro estudio de la Biblia, y no por lo que oímos de otras personas o aún vemos con nuestros propios ojos. 04/10/15