Miércoles 3 de febrero de 2021
P: Ref.: «Abaratando la gracia de Dios» Surgió una pregunta con respecto a dar cuenta por nosotros mismos. Se menciona más de una vez en las Escrituras (Jesús y Pablo lo dijeron—pero siento mucho no recordar los versículos para respaldar esto), y eso ha producido unas pocas discusiones que he tenido con otras personas. ¿Nos podría ayudar en este asunto, ya que sabemos que nuestros pecados fueron pagados por el sacrificio de Jesús por nosotros en el Calvario?
R: Estos son dos lugares que creo que son a los que usted se está refiriendo:
El primero se encuentra en Mateo 12:36-37 y fue pronunciado por Jesús:
“Pero yo les digo que, en el día del juicio, cada uno de ustedes dará cuenta de cada palabra ociosa que haya pronunciado. Porque por tus palabras serás reivindicado, y por tus palabras serás condenado.”
El versículo 36 nos dice que por cada palabra que pronunciamos tendremos que dar cuenta. Pero el versículo 37 dice todas las personas creyentes serán absueltas por las palabras con que le pedimos a Jesús que perdonara nuestros pecados y fuera nuestro Salvador. Las personas incrédulas seguirán siendo responsables por sus palabras y serán condenadas.
El otro se encuentra en 2 Corintios 5:10, pronunciado por Pablo:
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo.”
El juicio ante el tribunal de Cristo se llevará a cabo en el cielo después del rapto. Se explica en mayor detalle en 1 Corintios 3:10-15. Es el lugar en dónde recibiremos las recompensas por las cosas que hicimos cuando éramos creyentes en la tierra. Las cosas llamadas “buenas” aquí se comparan con oro, plata y piedras preciosas en 1 Corintios 3 lo cual significa el gran valor que tienen para el Señor. Las cosas llamadas “malas” se comparan con madera, heno y hojarasca. Esas cosas no tienen ningún valor para el Señor y serán quemadas en el fuego.
Las cosas que son de gran valor para el Señor son aquellas que hicimos bajo Su dirección y Su poder. Las cosas que no tienen ningún valor son las que hicimos por nuestra propia iniciativa y nuestra propia fuerza. Jesús dijo que si permanecemos en Él produciremos mucho fruto pero separados de Él no podemos hacer nada (Juan 15:5).
Pero eso no concierne a nuestra salvación. 1 Corintios 3:15 deja claro que aún si todas nuestras obras fueran quemadas en el fuego todavía seremos salvos.