Miércoles 17 de enero de 2024
P: Mi pregunta se centra en la responsabilidad de una persona cristiana con su familia durante las actividades familiares. Soy el único salvo en mi familia. Cuando asisto a celebraciones y actividades familiares, me resulta incómodo porque suceden cosas desagradables, como maldecir, beber, chismear y ocasionalmente juegos al azar. Trato de ignorarlo, pero es difícil. ¿Qué recomendaría usted si estuviera en mi lugar? Si no asisto del todo a las actividades, corro el riesgo de ofender a la familia. Cuando voy, me siento incómodo. ¿Qué piensa usted de eso?
R: Da la impresión de que su familia se parece mucho a la gente con la que estuvo Jesús durante la mayor parte de Su ministerio. Pudo amarlos sin tolerar su estilo de vida, y Su amor por ellos a menudo conmovió sus corazones.
“Odiamos el pecado, pero amamos al pecador”, nos dicen. Es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente con la familia, pero piense en lo difícil que debe haber sido para Él. Lucas 19:10 nos dice que vino a buscar y salvar a los que están perdidos. Sabía que iba a morir por todas esas personas, pero también sabía que algunas de ellas lo aceptarían como su Salvador, mientras que otras no lo harían. Aun así, nunca fue legalista, nunca hipócrita, nunca condescendiente y siempre amoroso.
Usted es el cuerpo de Cristo en su familia, así que usted tiene una oportunidad única. Cuando Él quiere abrazarlos, usa los brazos suyos. Cuando quiere decirles que los ama, usa la voz suya. Y cuando se portan mal, usted es quien tiene que decir: “Padre, perdónalos. No saben lo que están haciendo”. Si usted puede hacer eso, tal vez algún día pronto usted ya no sea el único salvo en su familia.