Miércoles 1 de junio de 2022
P: Primero, gracias por compartir su talento dado por Dios para el ministerio – su portal es una escala diaria para mí.
Sobre el asunto de la oración, usted ha escrito que no podemos hacer nuestras peticiones al Señor si estamos fuera de comunión con Él, excepto pedirle perdón y así recibir la restauración. Estaba pensando si usted podría explicar más eso.
R: Yo creo que nuestra relación con Dios consiste en dos niveles. Cuando somos salvos no solamente heredamos la vida eterna, sino que también somos adoptados en la familia de Dios y nos convertimos en Sus hijos e hijas (Juan 1:12-13, Gálatas 4:4-7). Nada podrá jamás cambiar eso. Ese es el primer nivel de nuestra relación con Dios, la cual es eterna e incondicional.
Pero cuando pecamos como personas creyentes y nos hemos rehusado o descuidado buscar el perdón, nos hemos separado de Dios. A esto le llamo estar fuera de comunión con Dios. Es el segundo nivel de nuestra relación con Él, el cual es terrenal y condicional. No perdemos nuestra salvación por eso, pero nuestra relación puede ser interrumpida, y podemos perder las bendiciones que de otra manera hubiéramos recibido. Permanecemos en ese estado hasta que confesamos nuestros pecados y recibimos el perdón, y en ese momento, somos inmediatamente limpiados de toda injusticia (1 Juan 1:9) y somos restaurados a la comunión. Permanecer en comunión con Dios requiere que confesemos cuando pecamos para poder ser perdonados.
La parábola del Hijo Pródigo explica eso (Lucas 15:11-31). Cuando el hijo se fue y vivió una vida de pecado, no dejó de ser el hijo de su padre, pero sí perdió los beneficios de la relación. Cuando se dio cuenta del error de sus caminos y pidió perdón, de inmediato fue restaurado. Pero hasta que lo hizo, permaneció por sí mismo. Igual sucede con nosotros. Por eso es que yo dije que cuando estamos fuera de comunión nuestra relación con Dios se limita a pedirle que nos perdone.