Miércoles, 17 de julio de 2019
P: Hoy estuve conversando con un amigo acerca de lo que se requiere para el perdón cuando uno comete un pecado en contra de alguien más (específicamente, adulterio). Mi amigo siente que pidiéndole sinceramente a Dios el perdón y dejar ese comportamiento pecaminoso es todo lo que se requiere, especialmente cuando la relación anterior (matrimonio) ya no existe y ambas partes han seguido con sus vidas. Por supuesto, yo siento que es una obligación pedirle a Dios que lo perdone a uno, pero también siento que uno también debe pedirle perdón a la persona a quien uno le hizo daño. Yo he buscado en la Biblia por algunas referencias acerca de pedir y recibir el perdón, pero aún no lo tengo claro. ¿Me podría compartir su opinión sobre el asunto?
R: Mateo 5:23-24 dice, “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
Para mí eso quiere decir que no podemos mantener nuestra relación con Dios mientras exista algún asunto pendiente entre nosotros y alguna otra persona y que no hayamos hecho nuestro mejor esfuerzo para resolverlo. Ya sea que fuere el pedir perdón o el perdonar, el no hacerlo de nuestra parte viola el mandamiento de Dios de amarnos los unos a los otros (Juan 15:12) y nos deja alejados de la comunión con Dios.
Puesto que el Señor solamente nos responsabiliza por nuestro lado de la ecuación, podemos extender nuestro perdón aún si la otra parte no lo ha pedido, y podemos pedir perdón aún si no se nos otorga. Pero en cuanto dependa de nosotros, debemos vivir en paz con todos (Romanos 12:18). La falta de disposición de la otra persona de pedir perdón no justifica nuestro fracaso en no perdonarla, y nuestro temor de que la otra persona rehúse perdonarnos no justifica nuestro fracaso de pedirle sinceramente que nos perdone de todas maneras.