Jueves 7 de abril de 2022
P: En el libro de Números, capítulo 15, el Señor instruye a los hijos de Israel cómo hacer expiación por los pecados cometidos por ignorancia. Luego, en el versículo 30, nos habla de un hombre que pecó presuntuosamente y a sabiendas, y que su iniquidad recaería sobre él. En los siguientes versículos, un hombre recogiendo leña en el día de reposo fue ejecutado. Parece que no hubo expiación o sacrificio que lo salvaría porque no lo hizo por ignorancia. ¿Este ejemplo tiene alguna aplicabilidad para los cristianos de hoy?
R: En tiempos del Antiguo Testamento la salvación se basaba en la fe más la obediencia a la ley. Aunque hay casos en los que se perdonó el pecado intencional (como el pecado de David con Betsabé), en su mayor parte, el sistema de sacrificios fue pensado como un remedio temporal solo para el pecado involuntario, o pecados cometidos por ignorancia. El incidente relacionado con el quebrantamiento del sábado (Números 15:32-36) se refería a un acto intencional y obvio de rebelión contra la Ley de Dios y que resultó en su muerte.
La salvación del Nuevo Testamento es diferente, se basa sólo en la fe. Colosenses 2:13-14 dice que todos los pecados de nuestra vida fueron perdonados en la cruz y Efesios 1: 13-14, 2 Corintios 1: 21-22 y otros claramente prometen que nuestra salvación está garantizada desde el momento en que creemos.
En cuanto a la lección de Números 15:32-36, el escritor de la carta a los Hebreos explicó que para nosotros el reposo sabático comienza con nuestra salvación y dura a través del resto de nuestra vida (Hebreos 4:1-13). Continuar trabajando para ganar o mantener nuestra salvación es evidencia de que no creemos que la obra de la salvación se completó en la cruz y requiere un esfuerzo continuo de nuestra parte. Creer que somos responsables en última instancia de nuestra propia salvación es una violación de nuestro reposo sabático y nos deja sujetos a la muerte espiritual, así como el quebrantamiento del sábado en Números 15 estuvo sujeto a la muerte física.