Más sobre el sembrador y la semilla

Q

Jueves 4 de agosto de 2022

P: ¿Cómo interpreta usted la parábola del sembrador en vista a su posición sobre la Seguridad Eterna? ¿Está usted sugiriendo que la semilla que cayó sobre la roca equivale a las personas que no reciben la palabra y por consiguiente no son salvas? Pero entonces, ¿qué hay de las que se extravían en el calor de la prueba, y las que cuyo crecimiento es ahogado por los afanes y preocupaciones de esta vida? ¿Son “salvas” en primer lugar? ¿O diría usted que esas personas nunca recibieron la palabra en primer lugar?

A

R: Seguidamente un extracto de mi estudio sobre las Parábolas del Reino de Mateo 13:

El sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga (Mateo 13:3-9).

En esta parábola, el campo del sembrador simboliza el mundo, y la semilla es Su Palabra sembrada a través de la Era del Hombre. Los cuatro tipos de tierra describen las distintas respuestas de la humanidad a Su Palabra, y las aves representan a Satanás. Esto lo sabemos porque el mismo Señor interpretó esta parábola para nosotros en Mateo 13:18-23.

Oigan, pues, ustedes la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. Esto nos dice que algunas personas oyen la palabra pero no se convierten en personas creyentes.

Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. Algunas personas mantienen la palabra en sus mentes pero nunca permiten que entre en sus corazones. El hecho de que tropiezan demuestra que lo que tuvieron fue solamente un entendimiento intelectual, y no un compromiso emocional.

El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Puesto que la salvación no es un evento de producir fruto, el Señor estaba hablando aquí de la vasta mayoría de personas cristianas. Esas personas creen en el evangelio y fueron salvas, pero sus vidas no pueden distinguirse de las de las personas no creyentes que las rodean. Se encuentran totalmente inmersas en las cosas de este mundo y no producen fruto para el reino.

Pero el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno. Esta es la persona creyente que ejemplifica Romanos 12:1-2 que ya no se conforma a este mundo, sino que es transformada en la renovación de su mente y produce mucho fruto.