¿No son los padecimientos para el crecimiento y la prueba? Seguimiento

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Viernes 4 de noviembre de 2022

P: Re: ¿No son los padecimientos para el crecimiento y la prueba? Sí, Dios nos ve como perfectos, completos y saludables. ¿Pero lo somos? ¿Somos todos tan amorosos como deberíamos ser? ¿Estamos todos en perfecto estado de salud? No, los hechos de Dios en la Biblia (uno ha sido perfeccionado, uno ha sido sanado) deben volverse realidad en nuestra experiencia. Este proceso se conoce como santificación, porque el propósito de Dios con nuestras vidas es cambiarnos para llegar a ser como Jesús en todos los sentidos (Romanos 8:29; Efesios 1: 4-5, 2:10).

Por esta razón, Santiago pudo escribir: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando estén pasando por diversas pruebas. Bien saben que, cuando su fe es puesta a prueba, produce paciencia. Pero procuren que la paciencia complete su obra, para que sean perfectos y cabales, sin que les falta nada” (1:2-4).

A

R: Siguiendo esa lógica, todos tendríamos que volvernos perfectos durante nuestra vida. Si ese es el caso, la historia concluiría que Dios nunca ha tenido éxito. Ser santificado es santificarse o consagrarse. No es algo que nosotros hacemos, sino es algo que se ha hecho para nosotros. En 1 Corintios 6:11 Pablo dijo que cuando nos convertimos en creyentes fuimos lavados, fuimos santificados y fuimos justificados en el nombre del Señor Jesús por el Espíritu de nuestro Dios.

Él nos conoció de antemano, predestinó, llamó, justificó y glorificó y en ese momento nos conformamos a la imagen de Su Hijo. Con respecto a Efesios 1:4-5, ser santo e irreprensible ante Su vista es aceptar la muerte del Señor como pago total de todos nuestros pecados. Sabemos esto porque en Efesios 5:25-27 Pablo dijo que el Señor nos hizo de esta manera entregándose a sí mismo por nosotros.

Santiago 1:2-4 no dice que Dios envía estas pruebas de muchos tipos para ayudarnos a crecer. Él les estaba escribiendo a personas creyentes judías que estaban experimentando persecución a manos del liderazgo judío. Israel había rechazado oficialmente al Mesías y los líderes se indignaron porque algunos de su propio pueblo los desobedecían al aceptar al Mesías. Ese no fue un caso en el que Dios prueba a las personas creyentes para hacerlas más dignos, porque nada las haría más dignos que el sacrificio del Señor en su beneficio. Fue un caso de Satanás, trabajando a través de los líderes judíos, tratando de destruir su fe. Dado que la fe de una persona creyente no puede ser destruida, ellos podían enfrentar esos intentos con alegría, conociendo el resultado de antemano. Este principio también se aplica a las personas creyentes hoy.

Cuando Jesús nos advirtió que en este mundo tendríamos pruebas, pero que animáramos porque Él ha vencido al mundo (Juan 16:33), no creo que Él estuviera hablando de enviarnos pruebas. Creo que nos estaba diciendo que el mundo es un lugar malvado.