Miércoles, 5 de julio de 2017
P: Pasé por un año terrible hace exactamente diez años y desde entonces he estado luchando mucho. No lo voy a molestar con los detalles, pero, créame, fácilmente fue el peor año de mi vida. Desde entonces me he apartado paulatinamente de Dios y algunas veces duda de Su existencia. Trato de poner mi mejor cara pero me siento tan hipócrita. ¿Perdí mi salvación? Todavía queda tanto dolor de esa experiencia que la misma obstruye mi relación con Él. ¿Qué sigue?
R: Una vez salvos, nuestra salvación nunca puede perderse. El mismo Dios lo ha garantizado. Él puso Su sello de propiedad en nosotros y puso Su Espíritu en nuestro corazón como un depósito que lo obliga a Él a tenernos como Suyos (2 Corintios 1:21-22).
Satanás está utilizando el dolor que usted siente para hacer una división entre usted y Dios. El arma más efectiva que usted tiene en contra de él es el perdón. Ya sea que lo sienta hacer o no, usted debe empezar a pedirle a Dios que perdona a cada persona que le ha causado ese dolor y continúe pidiéndoselo hasta que usted sinceramente lo desea.
Eso incluye pedirle a Dios que lo perdone a usted y estar seguro que usted ha perdonado a Dios. Él no es la causa de su dolor, Él desea la reconciliación más que usted. La razón por la que Él nos ordenó perdonar a quienes nos ofenden se debe a que esa es la única manera en que podemos liberarnos del control de Satanás.
Mientras Satanás tenga control sobre usted, el dolor permanecerá. Una vez que usted sinceramente ha perdonado a todas las personas que lo han afectado, ese control se romperá y el dolor se quitará y el Señor volverá a estar cerca de usted.
“Por lo tanto, sométanse a Dios; opongan resistencia al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:7-8).